La noticia oficial de la muerte de Ayrton Senna se conoció en Brasil a través de la Radio Globo de Sao Paulo. El periodista Luis Roberto, quien había viajado a cubrir el GP de San Marino, brindó la información en contacto con el reconocido relator Galvao Bueno. El país entero cayó en una profunda tristeza. En ese momento, Vasco da Gama y Flamengo jugaban en el Maracaná y los hinchas dejaron a un lado el partido y los colores; todos comenzaron a bramar: ¡Senna, Senna, Senna! El ídolo había muerto y comenzaba la leyenda.
A las cinco de la mañana del 2 de mayo, el cuerpo de Ayrton estaba al lado del de Ronald Ratzenberger en una puerta lateral del hospital Maggiore de Bolonia, listo para ser trasladado al Instituto Médico Legal, siguiendo los protocolos de la legislación italiana. Desde ahí, el ataúd viajó a París en un pequeño avión y desde la capital francesa, directo a Brasil en la clase ejecutiva de un vuelo de Varig. Brasil estaba destrozado.
El gobierno brasileño decretó tres días de duelo nacional y le dio honores de estado al funeral de Ayrton. Según fuentes policiales, 1.200.000 personas salieron a las calles para ver pasar el féretro de Ayrton, que fue llevado en un camión de bomberos y tapado con la bandera brasileña, en el camino desde el aeropuerto hasta la Asamblea Legislativa, donde se armó la capilla ardiente. Desde las 10 del 4 de mayo hasta las 8 del 5, 250.000 personas pasaron delante del ataúd para despedirse por apenas diez segundos, antes de continuar el camino armado. Itamar Franco, presidente de Brasil, estuvo cuatro minutos con su mano posada sobre la bandera que cubría a Senna. Xuxa, exnovia de Ayrton y reconocida animadora de TV, se quebró ante todas las cámaras. Del mundo de la Fórmula 1 estaban casi todos, el que faltaba era Bernie Ecclestone.
El inglés, quien manejaba los destinos de la F1, viajó a San Pablo para el funeral, pero los familiares de Senna, encabezada por su hermana Viviane, no lo dejaron acercarse. Todos supieron que no se podía correr en Imola después del accidente que había sufrido Rubens Barrichello el viernes en ensayos. Y aún más después del fallecimiento de Ratzenberger en la clasificación del sábado.
A las 9 de la mañana del 5 de mayo, ocho solados levantaron el féretro para comenzar el camino hacia el cementerio Morumbí, mientras sonaban 21 disparos de salva de cañón. Alain Prost, su gran rival, Thierry Boutsen, Gerhard Berger, Emerson Fittipaldi, Barrichello, Michele Alboreto llevaron el ataúd a la tumba 0011 del cementerio. Allí, bajo una lápida dorada, descansa Ayrton desde las 10.40 del 5 de mayo. Su sepultura es uno de los lugares más visitados cada año en Brasil, un país que sufrió y lloró la muerte de su ídolo.