Después de 14 temporadas en la F1 y ganar ocho grandes premios, Daniel Ricciardo podría haber corrido su última carrera.
Nadie nunca había sonreído tanto en la Fórmula 1 hasta que llegó Daniel Ricciardo y, así como llegó, parece que se ha ido, con una sonrisa, solamente que ahora es una amarga demostración de su enorme colección dental, porque sabe que el Gran Premio de Singapur 2024 pudo haber sido si última carrera en la Máxima Categoría.
Desde que el miércoles 18 de septiembre pasado, el expiloto Ralf Schumacher ventiló que Ricciardo correría en el circuito de Marina Bay por última vez en la temporada para dejar su lugar al neozelandés Liam Lawson.
El trabajo de ser piloto de F1 es uno de los más complicados de obtener, pero aún más de retener en el mundo del deporte.
Veinte lugares a los que aspiran miles de pilotos en todo el orbe. Cada hombre y mujer que se ha puesto detrás de un volante en una competencia de go-karts o de autos ha tenido en la mente llegar a la F1.
De hecho, es un deporte donde iniciar es complejo, hay que tener los recursos para poseer un go-kart y luego para mantenerlo útil y competitivo, después llegar a la élite de las élites es una labor donde sólo ser bueno para conducir no basta.
Hoy, muy seguramente Ricciardo ha perdido su asiento en la F1, porque su desempeño ya no es del nivel de su bonhomía y simpatía.
Cualquiera que se haya cruzado en el paddock con Daniel Riccardo, ya sea como colega, como miembro de equipo, periodista, voluntario o aficionado tiene una buena anécdota que contar sobre él. Ricciardo es quizás el primer tipo cordial y (casi) siempre amable hasta el grado de la cercanía, que se haya vestido de piloto de F1.
Ni siquiera en los oscuros momentos en que perdió el contacto con los tiempos y el ritmo en McLaren (con excepción del GP de Monza de 2021) Daniel dejó de ser un tipo con ánimo de agradar a todo aquel que interactuara con él.
Para algunos, su buena onda era un ‘poco demasiado’, si es que vale la expresión. Un tipo cuya dentadura era del tamaño de sus manos y que se prestaba a todo tipo de activaciones y gags cómicos sugeridos por los creativos de marketing de sus equipos.
Cabe recordar sus vestimentas vaqueras en Austin, con caballo incluido, para entrar a la pista y tantas sonoras carcajadas que lo hicieron en piloto más popular de la parrilla.
Netflix lo tomó como su estrella de la primera temporada de ‘Drive to Survive’, porque fue el primer miembro de cualquier equipo que dejó entrar a su casa a la producción completa.
En lo personal, guardo un buen recuerdo de Daniel Ricciardo. Cuando en el Gran Premio de México de 2021 me tuvo una gran paciencia cuando la memoria de mi celular se terminó en plena entrevista.
El australiano, al principio, rio un poco de mi desgracia y luego, sin poses, esperó a que Harry Bull, el ejecutivo de prensa de McLaren, me prestara su celular y empezamos la entrevista de cero. Volvió a responder las mismas preguntas.
Reto a cualquier colega que trate de hacer lo mismo con un jugador más o menos famoso de futbol de una liga de Concacaf antes o después de un partido. Les aseguro que no pasaría con la inmensa mayoría.
Y Daniel Ricciardo no es un piloto intrascendente en la F1, a donde llegó en 2011 y tuvo participación en 14 temporadas en las que ganó ocho Grandes Premios, por lo que es todavía el quinto con más triunfos en la actual parrilla sólo detrás, por supuesto, de Lewis Hamilton, Max Verstappen, Fernando Alonso y Valtteri Bottas, otro que podría dejar la élite del deporte motor al final de la temporada 2024.
Se irá sin haber sido campeón, pero con la satisfacción de haber sido tercero en 2014 y 2016, al frente de Red Bull como la primera línea de oposición ante la aplanadora de Mercedes.
Rápido, confiable y agresivo cuando en su cabeza no existía ese bloqueo que apareció desde 2022, cuando fue destrozado por Lando Norris en McLaren, Ricciardo se va con el respeto de sus iguales y la paz de haberlo intentado todo, quizás un poco más de tiempo del que tenía que ser.
“Posiblemente tengo que reconocerlo. Ha sido una situación carrera por carrera y obviamente me hubiera encantado que el fin de semana hubiera ido mejor. No fue así, así que tengo que prepararme para que esto sea así” dijo Ricciardo en entrevista con F1TV, cuando le preguntaron sobre si Singapur sería el último de sus 257 GP’s en la F1.
“Me siento, digamos, en paz con eso", agregó Ricciardo. "En algún momento, llegará para todos nosotros (el adiós a la F1)... Creo que también intenté volver a Red Bull, pero no funcionó, así que también tengo que decir: 'Está bien, ¿qué más voy a hacer en última instancia? ¿Qué estoy haciendo aquí y tratando de lograr?'... Digamos que tal vez el final del cuento de hadas no sucedió, pero también tengo que mirar hacia atrás y ver lo que ha sido. Aproximadamente catorce años y estoy orgulloso (…) Tal vez sean 35, tal vez sea que la competencia sea cada vez mejor. ¿Quién sabe?”
“Muchas emociones, porque, mira, soy consciente de que podría ser así, y creo que también es simplemente [estar] agotado después de la carrera. Entonces es como una avalancha de muchas emociones, sentimientos y agotamiento”.
Ricciardo trazó la ruta de su carrera en la F1 el día que, inconforme porque Red Bull daba su apoyo irrestricto a un muy joven Max Verstappen, decidió marcharse a Renault. Después de ese 2018, ya nada volvió a ser lo mismo en la pista para Daniel.
‘Honey Badger’ pasó de contendiente a penitente, de referente a acompañante, de salir a ganar a salir a puntuar. Solamente pudo subir a tres podios en sus últimos 107 GP’s, es decir desde que salió de Red Bull, con un efímero momento de gloria en Monza, donde firmó su octava y última victoria, única vestido de color papaya.
A últimas fechas, toda la amistad que sembró entre la prensa y las voces expertas de la F1, se volcaron en búsqueda de ‘colocarlo’ en el asiento de Red Bull que ocupa Sergio ‘Checo’ Pérez, pero a pesar de las estrecheces vividas por el mexicano, Christian Horner sólo se basaba en lo que pasaba al interior de Racing Bulls, y Ricciardo no merecía la deferencia de ser el primer piloto en la historia que volvió a la escudería principal de la bebida energética.
Ricciardo perdió la batalla interna con el muy expresivo, pero nada especial japonés Yuki Tsunoda, un coequipero que en otro tiempo habría sido impensable que lo derrotara.
En 27 carreras, Tsunoda derrotó 17-9 a Ricciardo en calificación y 14-11 en carrera, además de 39-18 en puntos obtenidos.
A Ricciardo se le va a extrañar, sin duda. Tal vez opte por cumplir su sueño de correr en NASCAR como su ídolo Dale Earndhart o prefiera hacer las entrevistas post carrera en la F1 y siga la gira de la categoría por el mundo. Lo cierto es que su tiempo se agotó y muy posiblemente en Austin no lo veamos y eso le restará al paddock un personaje que poco a poco dejó de ser un competidor para ser sólo un animador.
“El cockpit es algo a lo que me he acostumbrado mucho durante muchos años”, dijo mientras aguantaba las lágrimas y esbozaba su famosa sonrisa, ahora con las comisuras temblorosas, tal vez porque podría ser su última vez como piloto titular de F1. "Sólo quería saborear el momento".