En México, donde se disputará la 20ª fecha de F1, el piloto argentino fue consultado sobre la desobediencia de Lole en 1981, días después de que no acatara una orden de Alpine.
La desobediencia de Carlos Reutemann en el GP de Brasil de 1981 quedó marcada a fuego en la historia de la F1. Aquel cartel Jones-Reut que le mostraron desde el pitwall de Williams para marcarle al argentino el orden en el que debía finalizar la carrera de Jacarepaguá se inmortalizó. El santafesino se rebeló a la indicación que se le mostró desde la vuelta 55 hasta la 59 y terminó cruzando ganador la meta de la pista carioca. La insubordinación fue tomada como una traición por Frank Williams y Lole terminó perdiendo el campeonato por un punto con Nelson Piquet en el estacionamiento del hotel Caesars Palace de Las Vegas. La rebelión le costó cara a Reutemann, el apoyo puertas adentro desapareció en momentos clave.
En el pasado GP de Estados Unidos, Franco Colapinto decidió desobedecer la orden directa de Alpine, cuando le dijeron que debía mantener la posición detrás de su compañero Pierre Gasly, a pesar de tener más ritmo en su A525 contra el del francés, con neumáticos más viejos y desgastados. Franco se rebeló y su actitud no cayó bien en los popes del team de Enstone. La desobediencia y la F1 jamás fueron una buena pareja, no cae bien.
Steve Nielsen, director de Alpine, dijo sentirse “decepcionado” tras la carrera de Austin y que las órdenes se deben cumplir. La prédica pública se trasladó a una charla interna en la que el argentino recibió el tirón de orejas. Al llegar a México, Colapinto dijo que todo se había aclarado y dejó una sentencia que le sellaron en la frente durante la lavada de cabeza: “Una orden de equipo siempre debe obedecerse”.
Durante la atención a la prensa, a Franco le plantearon aquella historia de Reutemann. Los contextos son totalmente lejanos, no solo por los cientos de hojas del calendario que se consumieron. Lole estaba ganando la carrera brasileña cuando le pidieron que dejara pasar a Jones, quien marchaba segundo. Además, Lole estaba en su 131º Gran Premio en el Mundial y ya tenía diez triunfos en su palmarés. Es decir, había más espalda para intentar una rebelión. El argentino recogió el guante y respondió.
“A Lole lo tengo como un gran ídolo. No me comparo con él, son situaciones diferentes, pero al final la historia no la escriben los cobardes. Yo estoy contento de estar en F1 y le estoy poniendo todo para conseguir lo que quiero. Siempre lo voy a seguir haciendo y soy de los que van al frente cuando compite con otro. Eso es lo que nos diferencia a los argentinos, que ponemos pasión y garra”, dijo Franco.
Consultados sobre si su necesidad de demostrar por no tener confirmada su continuidad en Alpine en 2026 puede haberlo llevado a desobedecer, el argentino dijo: “Probablemente mi decisión podría haber sido diferente si tenía contrato para el año que viene. Cuando estás peleando por tu asiento, el riesgo que se toma es mayor. La decisión debe ser distinta si tenés contrato por tres o cuatro años, no lo sé porque no lo experimenté. Entonces la presión está siempre ahí y es alta”.
