1. SI LEBRON JAMES NO EJECUTARA en los grandes momentos, dígase la postemporada, principalmente en Las Finales NBA, nadie, absolutamente nadie se atrevería a juntarlo en la conversación sobre el GOAT con Michael Jordan. Sería literalmente una herejía, y si estuviéramos en la época de la Santa Inquisición, es probable que el hereje tuviera que retractarse como obligaron a hacer a Galileo Galilei para evitar la hoguera y seguramente no mascullaría, a modo de rebeldía, la famosa frase que se le atribuye a Galilei al salir del juicio: "y sin embargo se mueve". El béisbol de las Mayores no es valorado como el básquetbol. A veces da la sensación de que la postemporada poco o nada importa si logras tener una campaña regular sólida. No por gusto Shohei Ohtani y Mike Trout, conocidos últimamente como "Troutani", son considerados casi de forma unánime como los mejores peloteros del planeta y probablemente en poco tiempo entren en la conversación de los mejores de la historia.
2. NADIE EN SU SANO JUICIO lo cuestionaría. Pero resulta curioso cómo ni uno ni otro ha brillado donde se forjan las leyendas: la postemporada. Ese momento exclusivo de octubre donde, sin apenas margen de error, los jugadores tienen que ejecutar y brillar en eso que tanto ponderan en la NBA y muchos otros grandes deportes: El Clutch. Entre los dos han jugado 19 temporadas en MLB (Trout 13 y Ohtani 6) y apenas una vez pisaron ese espacio sagrado. Fue Trout en 2014 y bateo de 12-1, un jonrón y una impulsada en tres partidos. Nada más. No digo que ellos no sean los mejores, lo llamativo es como se mide con varas muy diferentes según el deporte. NBA, regularmente con el número de anillos, el fútbol con el número de trofeos a nivel de clubes más la Copa Mundial.