Joe Burrow lanzó para cinco pases de anotación, corrió para otra y coronó una de las mejores temporadas en la historia del futbol americano colegial, al liderar al N°1 LSU a una victoria de 42-25 contra N°3 Clemson el lunes por la noche y ganar el campeonato nacional.
El chico de un pequeño pueblo en Ohio se convirtió en una leyenda en Louisiana al entregar a Tigres (15-0) su primer campeonato nacional desde 2007 y cuarto global, rompiendo unos cuantos récords más en el camino, en la que ya es una histórica campaña. Los cinco pases de anotación y las 463 yardas son la mayor cantidad para el BCS o College Football Playoff, así como también su total de seis anotaciones en las cuales participó.
Se convirtió en el primer mariscal de campo el colegial en lanzar 60 pases de anotación en una temporada, al romper LSU la racha ganadora de 29 partidos del campeón nacional Clemson. Por primera vez en su carrera colegial, el quarterback estrella de Clemson Trevor Lawrence, perdió un partido. Los Tigers (14-1) ha ganado en sus primeras 25 salidas.
Pero esta noche, Lawrence (de 37-18 para 234 yardas) no fue contrincante para Burrow –el trasferido de Ohio State que lanzó 16 pases de TD la temporada pasada con LSU.
Su ascenso ha sido vertiginoso y sin precedentes. Ejecutando una versión de la ofensiva de los New Orleans Saints que fue traída a LSU por el entrenador asistente de 30 años Joe Brady, Burrow y una variedad de receptores talentosos trasformaron a estos Tigers en una de las ofensas más prolíficas que el futbol universitario haya visto.
Fue la visión de Ed Orgeron con LSU, promovido del interinato en 2016. Había mucho escepticismo cuando LSU acordó con ‘Cajun’ quien falló en su primera experiencia como entrenador en jefe con Mississippi.
Orgeron probó ser perfecto para LSU. Como Burrow.
Joe Cool. Solo hizo lo que sabe. La próxima parada: el draft de la NFL, donde probablemente sea la primera selección el próximo abril.