El mariscal de campo, hasta ahora, ha quedado a deber, pero él confía en que lo mejor de su carrera está por venir
CLEVELAND (AP) — Se suponía que Deshaun Watson era la pieza faltante para que Cleveland Browns recuperara el brillo largamente perdido.
Ése era el plan, y los Browns hicieron su parte en busca de que ocurriera. Ahora esperan que Deshaun Watson cumpla con la suya.
En la víspera de una tercera temporada, que se espera sea la vencida con Cleveland, persisten algunas preguntas y dudas sobre si Watson, quien ha jugado apenas 12 partidos en los últimos cuatro años por una suspensión que le impuso la NFL en 2022 y una lesión de hombro al año siguiente, puede aportar algo cercano a las expectativas enormes que acompañaron su polémica llegada.
Hasta este momento, Watson ha pasado más tiempo parado a un lado del terreno que dirigiendo la ofensiva.
Y cuando ha jugado, ha dado apenas destellos ocasionales de grandeza.
Lo demás ha sido decepcionante y estadísticamente pobre para un jugador elegido tres veces al Pro Bowl, quien pasó para 4,823 yardas, la mayor cifra en la liga, en la campaña de 2020, En los últimos dos años, ha acumulado menos de la mitad de esa cifra.
Se espera que debute en 2024 el sábado ante Seattle, en el último partido de pretemporada de Cleveland.
Deshaun Watson está seguro no sólo de volver en un nivel de elite, considera que puede ser mejor que nunca. ¿Por qué?
“Porque confío en mí mismo”, dijo el mes pasado.
Otros no están tan convencidos.
Enfrascados en una suerte de carrera armamentista en la Conferencia Americana para encontrar un mariscal de campo de elite que compitiera con Patrick Mahomes, Lamar Jackson, Joe Burrow y compañía, los Browns, que han contado con 38 mariscales de campo titulares desde 1999, hipotecaron su futuro, al ceder cinco selecciones del draft, incluidas tres de primera ronda, para que Houston les entregara a Watson en 2022.
El quarterback sólo accedió al contrato cuando los dueños de los Browns, Dee y Jimmy Haslam, le ofrecieron 230 millones de dólares totalmente garantizados.
Hasta ahora, el único beneficiado ha sido Deshaun Watson.
Se le impuso una suspensión de 11 partidos por infringir la política de la NFL sobre conducta personal, luego que 24 mujeres lo acusaron de abusos sexuales durante sesiones de masajes en Texas, cuando jugaba para Houston. En noviembre, se fracturó un hueso del hombro con el que lanza.
El jugador de 28 años ha disputado apenas seis partidos en cada una de las últimas dos temporadas.
Y el tercer año tiene que ser diferente para Watson y los Browns, que pasaron dos décadas en una búsqueda vana de quarterback antes de contratarlo. Si esta última oportunidad se agota también, habrá que comenzar todo de nuevo.
De cualquier forma, los Browns avanzaron a los playoffs en 2023 sin él. Los rescató Joe Flacco, de 39 años, quien salió del retiro en New Jersey y aportó durante el último mes de la campaña el tipo de jugadas que Watson simplemente no ha generado.
Pero los Browns creen que lo mejor de Watson está por llegar.
“Es simplemente por verlo cada día”, aseveró el gerente general Andrew Berry durante los primeros días del campamento de prácticas en Virginia Occidental. “Ver cómo se prepara, ver cómo trabaja en la práctica y cómo se relaciona con sus coaches. Nuestro mayor enfoque con Deshaun está sólo en asegurarnos de que esté disponible. Pienso que lo demás se resolverá solo”.
Eso está por verse.
Resulta difícil evaluar el tope y el potencial de Watson, ante el hecho de que prácticamente no ha jugado en tres años. Se perdió todo el 2021 en una disputa contractual con los Texans, antes de que comenzaran sus dos campañas intermitentes en Cleveland.
Ha mostrado ese don para convertir una jugada a punto de naufragar en un gran avance al salir de la bolsa y completar un pase preciso en movimiento. Pero ha mostrado también momentos de indecisión que han derivado en pases incompletos con los Browns.
Ahora, trata de volver tras una cirugía en el hombro dañado. Y deberá protegerse desde el 8 de septiembre, cuando enfrente a Dallas.