LONDRES -- Si algo le faltaba a la NFL en Londres era un juego en el que los aficionados del Viejo Continente vibraran al máximo, gesta con la que cumplieron cabalmente los Cincinnati Bengals y los Washington Redskins, aunque esto signifique un retroceso para sus respectivas marcas en la búsqueda de la postemporada tras empatar 27-27, en Wembley Stadium.
Los compromisos de la International Series que se habían disputado del otro del Atlántico se recordaban por su bajo nivel de juego o por la disparidad en la calidad de los involucrados en la mayoría de las ocasiones, pero el 30 de octubre todo cambió y al parecer era que estos duelos tenían que salir al menos una vez del también estadio olímpico en 2012 para que volviera con toda su fuerza.
Desde la primera serie, los de la capital estadounidense dejaron en claro que venían por un triunfo a como diera lugar, pero rápidamente los "locales" reaccionaron con una devolución de patada, y así sería toda la tónica del compromiso...un toma y daca incesante que levantó en más de una ocasión a sus aficionados de los cómodos asientos pese al frío que se sentía en Wembley.
Andy Dalton y A.J. Green por un lado y la dupla Kirk Cousins-Jamison Crowder por la otra se encargaron de las jugadas vistosas, de largo yardaje con las que los seguidores querían entrar en calor y quitarse el sabor de boca que les había dejado otro tipo de encuentros, aunque en 2016 no se podrían quejar de esta situación.
El espectáculo previo al kickoff, como siempre, de primera línea, la organización, la comida y todo lo que rodea un evento de esta magnitud estaba en su lugar, pero ahora sí los protagonistas, por los que se paga gran parte del boleto, respondieron sobre el emparrillado.
Las 84,488 personas que se dieron cita en Wembley Stadium vivieron una fecha histórica a diversos niveles: fue la primera vez en 19 años que se vivieron empates en semanas consecutivas y en Londres se llevó a cabo uno de uno de esos compromisos. También se disfrutó con la centésima anotación en la historia de los duelos en la capital inglesa, pero finalmente, y más importante, es que la NFL dejó impresa la calidad de la que tanto presumen sobre sus juegos ante una noble, pero también exigente ola de seguidores.