TEMPE -- Hace cuatro años, cuando Moubarak Djeri iniciaba su carrera con los Cologne Crocodiles de la German Football League, sugirió por primera vez la idea de jugar en la NFL con el coach Patrick Kopper.
Kopper le apoyó, pero advirtió al entonces chico de 18 años que necesitaba ser realista. Sería algo complicado. Los jugadores de la NFL eran más grandes, más rápidos, más fuertes, y para competir contra ellos, Djeri tendría que trabajar "como una bestia".
Pero Kopper no intentó disuadir a Djeri de perseguir su sueño.
"Sé que son grandes, pero ¿por qué no?", recuerda haber respondido Djeri entonces. "¿Por qué no intentar? ¿Por qué decir ahora 'no', y todo eso? ¡Por qué no intentar?".
La persecución del sueño de NFL de Djeri, con una cierta dosis de ingenuidad, le sirvió bien. En marzo, pasó de jugar de a gratis para los Crocodiles a una prueba y, finalmente, un contrato con los Arizona Cardinals.
El coordinador ofensivo de los Crocodiles, David Odenthal, un alemán nativo que creció jugando para el club antes de recibir una beca para jugar en la Universidad de Toledo y quien pasara tiempo en dos campamentos de la NFL antes de jugar en la NFL Europa, amó el optimismo de Djeri.
"Amé y amo el modo en que piensa respecto a ello", dijo Odenthal. "No sabe o no le importan todas las cosas que suceden respecto a jugar en la NFL. No sabía de hecho lo difícil que es, y eso lo hace especial. Sé que lo siente cuando lo dice".
Odenthal y otros coaches de los Crocodiles comenzaron a preparar a Djeri para el largo camino por delante. Lo bombardearon con historias de días de doble sesión en la NFL Europa seguidos por reuniones en la noche. Todo lo que hicieron fue motivar a Djeri.
"Dije, 'OK, si ambos tuvieron que trabajar tan fuerte para jugar en la NFL Europa, debo trabajar más para estar en la NFL'", señaló Djeri. "Y comencé a trabajar todos los dási por unas cuatro, cinco horas".
Hace dos años, Odenthal le dijo a Djeri que si continuaba trabajando fuerte, le ayudaría a llegar a América para jugar al fútbol americano. No solamente había jugado a nivel colegial y en la NFL Europe, sino también contaba con dos conexiones con los Cardinals. Había sido evaluado por el actual gerente general de Arizona, Steve Keim, mientras estaba en Toledo, y había desarrollado una relación con Ryan Gold, un visor para los Cardinals, cuando Gold era un coach asistente en la Universidad de Massachusetts. Gold había reclutado a dos de los linieros ofensivos de Odenthal.
Pero, dos años más tarde, Djeri seguía esperando por una mordida de la NFL.
Mientras tanto, los equipos alrededor de Europa lo habían comenzado a reclutar. Y ellos podían ofrecerle algo que los Crocodiles no: dinero. Vieron el potencial en Djeri, un jugador de 6 pies con 4 pulgadas y 268 libras que mostraba explosividad por la orilla y suficiente velocidad para llegar al, así como perseguir a receptores pasando la línea de golpeo.
El atractivo de recibir dinero por primera vez en su carrera a la edad de 22, tras cuatro años, era tentador.
"Con ese pago, puedo ayudar a mi familia", dijo Djeri a ESPN.
Lo que Djeri no sabía es que Gold había contactado a Odenthal en septiembre para saber si tenía algún prospecto interesante. Odenthal mencionó a Djeri.
Las cintas de Djeri fueron llevadas al departamento de visorías de los Cardinals y, dijo Gold, el equipo pensó que había potencial.
A Gold le gustó la velocidad de pies de Djeri, flexibilidad natural y poder. Pero lo que resultó más llamativo a los Cardinals fue que, dado que Djeri no había asistido a la universidad, era, a ojos de la liga, un agente libre y no un prospecto elegible para el draft. Así que si los Cardinals estaban interesados en firmarle, podían someterlo a una prueba sin arriesgarse a perderlo en el draft.
Y eso fue lo que hicieron.
Djeri tenía 6 años de edad y vivía en Togo, un pequeño país del Oeste de África, cuando vio el fútbol americano por primera vez en el televisor.
Instantáneamente se enamoró.
Como cualquier chico apasionado por un nuevo deporte, fue directo a su madre y pidió jugar. Ella no cree saber de qué deporte se trataba en ese momento, pero ella de todos modos le respondió con un severo "no". Sus motivos por no dejarle jugar se asemejaron a los de muchos padres americanos hoy: "Te van a lastimar". le respondió ella.
"Así son las madres", acotó Djeri.
Durante los siguientes cinco años, Djeri continuó observando el fútbol americano en el televisor con el asombro de un niño.
Luego Djeri --a los 11 años de edad--, su madre y sus cuatro hermanos se mudó a Alemania para reunirse con su padre, a quien Djeri realmente no conocía. Pidió jugar al fútbol americano nuevamente, tras la mudanza, pero esta vez ambos padres descartaron la idea, y comenzó a jugar el otro fútbol: soccer. Djeri se mantuvo con el deporte por siete años, pero comenzó a crecer más que los otros chicos en la cancha. Era demasiado físico, y todo ese contacto rápidamente se convirtió en tarjetas de amonestación, así que sus entrenadores lo colocaron en la meta. Brilló como portero, liderando a su equipo a un título de liga.
Pero Djeri no estaba satisfecho. El fútbol europeo no estaba bastando. Todavía deseaba jugar al fútbol que vio en el televisor de niño.
Así que hizo lo que cualquier hermano menor haría: acudió a su hermano mayor para presentar sus argumentos a favor del fútbol americano. El hermano de Djeri, seis años más grande, le dijo que lo cubriría con sus padres si deseaba probarse para el equipo.
Djeri, a los 18 años de edad, había recibido su oportunidad, pero tendría que jugar a escondidas. Y lo hizo, hasta que un día su madre lo vio con su utilería. Ella preguntó qué era eso, y Djeri confesó jugar al fútbol americano a sus espaldas. Ella no estaba complacida. Djeri negoció con ella. Tenía un partido el domingo de aquella semana, y le dijo que deseaba asistiera a verlo. Si no le gustaba, él renunciaría. Si le gustaba, seguiría.
Ella asistió.
Y nunca más dejó de ir a un partido como local.
"Ella ha llegado para apoyarme y apoyarme. Esa es la gran motivación que tuve", explicó Djeri. "Mi familia me apoya también. Mi hermano mayor me apoya en lo que hago, pero ahora mi madre viene, y después mi padre.
"Mi madre amó que haya jugado al fútbol americano".
La audición de Djeri con los Cardinals duró 15 minutos.
El coach de línea defensiva de los Cardinals, Don Johnson, sometió a Djeri a una serie de ejercicios que pusieron a prueba su fortaleza física y mental. Arizona deseaba saber cómo lidiaría Djeri con una práctica fuerte, y en qué clase de forma llegaba.
"Estaba tan nervioso", dijo Djeri. "En la prueba, no podía respirar".
Tomó algunos hondos respiros, y después comenzó la prueba. En algún punto, Djeri sintió que se desvanecía, pero se rehusó a parar. Deseaba mostrar a los Cardinals cuánto quería jugar en la NFL.
Cuando acabó, Djeri estaba llorando.
"Dije, 'Coach, siento que no lo pude haber hecho mejor'. Me respondió, 'No, date una ducha. Vamos a hablar después'", recuerda Djeri. "Estuve en el vestidor y comencé a llorar. Dije, 'Vaya, me lo perdí'. Después de eso, el coach salió y me dijo, 'Ey, lo hiciste bien. Nos gusta tu arranque'. Yo pensaba que no lo había hecho bien.
"Dijo, 'Nos gustaría convertirte en un Arizona Cardinal'. Yo pensé, 'OK, deja de llorar, deja de llorar'".
Los Cardinals firmaron a Djeri a un acuerdo de tres temporadas. Si se queda en el equipo, cobrará 480,000 dólares este año, 570,000 dólares el siguiente año, y 660,000 dólares en el 2020.
Cuando Odenthal se enteró de que Djeri había sido firmado, sintió escalofrío y se le llenaron los ojos de lágrimas.
"Desde el primer día, sabía que habría algo especial", dijo Kopper. "Es absolutamente temerario y da todo lo que tiene en cada jugada. Ama el juego desde el fondo de su corazón".
El viaje de Djeri a la NFL está apenas en el comienzo. Pero el chico de 22 años de edad está acostumbrado a comenzar desde cero y pelear contra las probabilidades. El entrenador en jefe de los Cardinals, Steve Wilks, lo describió como un proyecto. Pero Djeri ha estado mostrando progreso. Luego de unas semanas sobre el campo, Djeri dijo que el mayor ajuste ha sido el ritmo. Eso es de esperarse para alguien que no solamente es nuevo a la NFL sino también al estilo americano del deporte.
Djeri no está satisfecho con recibir una prueba o ser firmado. Desea quedarse en la plantilla de 53 hombres de los Cardinals.
"Digo que debo creer que me puedo quedar", explicó Djeri. "Si creyera que no puedo lograrlo, no me quedaré. Si creo que puedo hacerlo, lo voy a conseguir o no.
"No quiero decir que es sencillo porque hay una competencia. Espero y hago lo mejor que puedo para quedarme con el equipo, y por eso estoy aquí. Al final del programa de temporada baja, quiero estar sobre el campo y quiero jugar".
A Gold le gusta lo que ha visto de Djeri, pero hay trabajo por delante.
"Pienso que simplemente va a tener que seguir mejorando", dijo Gold de Djeri quedándose en el equipo. "Va a tener días buenos y días malos; aprender de lo malo y no emocionarse demasiado pro lo bueno".
Cuando Djeri recibió la oferta contractual de los Cardinals en marzo, dijo haber sentido como si le hubieran quitado un peso de encima. Han pasado 16 años desde que vio por primera vez un partido de fútbol americano, 11 años desde que pidió jugar en Alemania y cuatro años desde que su hermano lo encubrió para que pudiera comenzar a jugar.
"Fue como, 'Vaya, lo logre'".