Se puede concluir, sin mayor debate o discusión, que la situación que vive cada persona en su vida es resultado principalmente de las decisiones que se toman a lo largo de la misma. Salvo la familia en la que crecimos, o algún accidente que nos llegara a pasar, decidimos lo que impacta nuestro futuro: ¿Qué carrera estudiar? ¿Con quién casarnos? ¿Qué tipo de alimentos tomar o dejar de tomar? ¿Qué bebemos? ¿Quiénes son nuestros amigos?, etc. Cada persona es, como dijera el poeta Amado Nervo en su poema “En Paz”, el arquitecto de su propio destino.
El mismo principio se aplica a la NFL. A los entrenadores en jefe les pagan grandes sumas de dinero principalmente para que tomen decisiones que impactan el accionar de sus equipos. John Harbaugh tomó una el 6 de enero de 2019, durante el medio tiempo del juego de Comodines en el que enfrentaron a los Cargadores de Los Angeles. En ese momento su equipo perdía 12-0, y su quarterback, Lamar Jackson, había completado sólo dos pases para 17 yardas sin touchdown y con una intercepción. Había perdido también un balón suelto.
En pocas palabras, estaba totalmente perdido. Ya en el vestidor, Harbaugh hizo una encuesta con el entonces coordinador ofensivo Marty Mornhinweg, Greg Roman coach de alas cerradas, y Joe Flacco, quien había sido substituido por Jackson en la Semana 11 debido a una lesión en la cadera, pero quien estaba ya recuperado y listo para jugar. La decisión fue unánime: Jackson continuaría en el partido. Su desempeño en el segundo tiempo no fue mucho mejor aún cuando lanzó dos pases de touchdown en el último cuarto cuando la causa estaba ya perdida.
Durante ese partido comenté que para ganar era necesario hacer el cambio por Flacco. Mi argumento era que las oportunidades de llegar a playoffs y avanzar al Super Bowl son raras en la NFL, y que Baltimore no debería de desperdiciar esa que tenían. Sostengo esa postura, pero la decisión que tomó Harbaugh ese día, a pesar de que le costó la eliminación, parece estar impactando el derrotero de los Cuervos, no sólo de esta temporada, sino del futuro inmediato.
Antes del inicio de cada temporada hago una análisis de cada equipo. '¿Quién es el quarterback?', es el factor más importante para tratar de anticipar el rendimiento durante la siguiente campaña. Cuando llegué a Baltimore los descarté de los playoffs con base al desempeño de Lamar contra LAC. Su capacidad de correr era indiscutible, pero era en pasador errático que tomaba malas decisiones. Terminó 2018 con un porcentaje de pases completos de 58.2 por ciento, con 12 balones sueltos y sin la capacidad de completar pases largos después de conectar tan sólo 4 de 13 intentos en pases profundos.
Vaya que estuve equivocado. Subestimé el carácter, la ética profesional y la dediciación que mostró trabajando con su coach privado Joshua Harris, con Adam Dedeaux y Tom House, y su coach de quarterbacks James Urban. No sólo depuró su técnica individual, sino también su capacidad de diagnosticar defensivas. Roman fue promovido a coordinador ofensivo, e instaló el mismo sistema con el que hizo brillar a Colin Kaepernick en San Francisco, con opciones dobles y triples, "RPOs", "Zone Reads", y un juego terrestre de poder. Lamar se encamina a ser el primer quarterback en la historia con al menos 3,000 yardas por pase y al menos 1,000 yardas por tierra. Ningún equipo de la NFL está jugando mejor que Baltimore, que es líder en la AFC Norte, y es el segundo sembrado en la AFC después de New England. Dos partidos complicados para Jackson fueron contra Cleveland y los Acereros, en los que lanzó dos y tres intercepciones respectivamente. Por eso, no descarto la posibilidad de que peleen con Pittsburgh el liderato de la división en la Semana 17.
Un último comentario sobre Baltimore. Veo algo de Bill Belichick en John Harbaugh. Contra Cincinnati usaron la "formación Heisman" con Mark Ingram, Lamar Jackson y Robert Griffin III alineados al mismo tiempo en el backfield. No fue una jugada de gran impacto excepto que de ahora en adelante cada equipo que enfrenten tendrá que desperdiciar tiempo de práctica preparándose a defender esta formación.
¡Por fin despertaron “mis” Halcones de Atlanta! El equipo que jugó contra New Orleans es el que esperaba llegara y ganara el Super Bowl. Tienen talento de sobra a la ofensiva y defensiva, pero habían sido un desastre durante ocho semanas en las que tuvieron marca de 1-7. El domingo dominaron al considerado por muchos como el mejor equipo de la NFC, ganando 26-9 en New Orleans.
Como es de costumbre, se hablaba que habían tirado la toalla y que estaban planeando ya le temporada 2020 con la posibilidad de que Dan Quinn fuera despedido. Quinn retuvo su puesto, pero "barajó" a su grupo de entrenadores cambiando a Raheem Morris de coach de receptores a la defensiva secundaria, Dave Brock de corredores a receptores, y promoviendo a Bernie Parmalee a coach de corredores. A veces cambiar algo modifica el humor, la mentalidad y el accionar de un equipo. Parece que los cambios resultaron.
A los Halcones les quedan todavía cinco juegos dentro de su división, una visita a San Francisco y uno más contra Jacksonville. La lógica los descarta para playoffs, pero a la lógica no la incluyen en la lista de invitados de las celebraciones de los 100 años de la NFL. Serán, proverbialmente, “el equipo que nadie quiere enfrentar”.
Cayó el último invicto en la NFL. Seattle derrotó a San Francisco como visitante con otra gran actuación de Russell Wilson, el candidato N° 1 a MVP de la liga. La actuación de Wilson era de esperarse. Lo que resaltó fue el desempeño de una defensiva que una semana antes le permitió 418 yardas y 34 puntos a Tampa Bay. Limitaron a la poderosa ofensiva terrestre de San Francisco a sólo 87 yardas con 3.2 yardas por acarreo, y le pusieron el peso del partido a Jimmy Garoppolo.
Jimmy G, tuvo una actuación aceptable que pudo haber sido mejor si sus receptores no hubieran soltado varios pases que pegaron en sus manos. Jimmy pudo llevar a su equipo a un gol de campo de 47 yardas para empatar, y también a otro de la misma distancia para ganar el partido, pero en este último Chase McLaughlin dio un calcetinazo que falló por mucho. Las conclusiones obvias después de MNF, es que si Jadeveon Clowney y compañía siguen mejorando, Seattle podría llegar a ser el mejor de la conferencia, y que Jimmy G, aunque puede administrar su ofensiva, todavía no es un quarterback capaz de echarse el equipo al hombro y ser la diferencia en momentos de presión.
Hay veces que ceder una selección de primera ronda es un gran error, pero dos canjes que indican lo contrario son el de Dallas en 2018 por Amari Cooper y el de Pittsburgh en 2019, por Minkah Fitzpatrick. Cooper terminó con 11 recepciones para 147 yards y un touchdown, en la derrota contra Minnesota, y el nuevo “Fitzmagic” regresó un balón suelto para el touchdown que marcó la diferencia en el triunfo de Pittsburgh ante LAR.
Se ha criticado mucho la decisión de jugadas de Dallas en la penúltima serie del partido cuando tenían primero y 10 en la yarda 19 de Minnesota. Yo no tengo ningún problema con la selección de jugadas, pero sí con la ejecución de las mismas.
En primera, Dak Prescott completa un pase con Cooper, pero el pase fue bajo y Cooper tuvo que ir al suelo para atraparlo. De haber sido preciso el pase, habría conseguido por lo menos un primero y gol. Después le dieron dos acarreos consecutivos a Ezekiel Elliot. La jugada en segunda y 2 era “Zone Read” y Dak Prescott tenía la opción de correr. Optó por darle el balón a Zeke cuando tenía el espacio para correr. En tercera y 2, Ifeadi Odenigbo penetra un bloqueo doble de Connor Williams y Travis Frederick para taclear a Zeke tres yardas atrás de la línea de golpeo. En cuarta y 5, la defensiva de Minnesota hizo marcaciones dobles contra Cooper y Jason Witten y, tres estrechas sobre Michael Gallup y Randall Cobb. El pase a Elliott fue incompleto, pero era la mejor opción de los cinco. Fue una gran jugada de Eric Kendricks. Dallas pudo haber convertido en las primeras tres oportunidades, pero aquellos que estaban en el terreno de juego no hicieron sus respectivos trabajos.
Finalmente, triste, pero de verdad triste, la situación que viven los aficionados de ambos equipos de Nueva York. En el duelo de “La Gran Manzana”, los Jets derrotaron a los Gigantes 34-27. Vaya desperdicio de dos grandes talentos como Saquon Barkley y Le'Veon Bell. Adam Gase está en su primer año como HC de los Jets, y hubo declaraciones publicadas por nuestro colega Adam Schefter podría seguir por lo menos otro año.
Del otro lado, los Gigantes son quizás el peor equipo de la NFL incluyendo a Cincinnati. Veo difícil que terminen la temporada con más de cuatro victorias. Parece ser que Dave Gettleman acertó con la selección de Daniel Jones con la sexta selección global, pero pienso que lo pudo haber obtenido con la N° 17, y haber ido por Josh Allen para reforzar a una defensiva que él mismo destruyó. Lo mejor para esta ilustre institución sería dar “borrón y cuenta nueva” con otro gerente general y otro head coach. Dudo que Shurmur regrese a menos de que transforme al equipo de la noche a la mañana, pero anticipo que Gettleman regresa en 2020.
Hasta la próxima.