La saga concluyó con el intercambio con Houston, equipo al que Bills visitará esta Semana 5
NO FUE NI la jugada más importante ni la más memorable de la temporada 2023 de los Buffalo Bills. Con una ventaja de 10-7 a finales del segundo cuarto ante los Philadelphia Eagles en la Semana 12, Josh Allen con la formación escopeta en tercera-y-6 desde la yarda 13; miró a la izquierda, luego a la derecha, donde sabía exactamente a qué jugador encontraría.
Stefon Diggs había encontrado un pequeño vacío en la zona de los Eagles, justo en la línea de anotación, que fue, necesariamente, donde el lanzamiento bajo y perfecto de Allen lo encontró, deslizándose bajo la lluvia entre el profundo, Kevin Byard, y el apoyador, Zach Cunningham. Touchdown.
Los Bills desperdiciarían una ventaja de dos dígitos en el último cuarto y perderían en el tiempo suplementario. Y, como se vio después, ese sería el 37º y último touchdown de Diggs siendo un Bill. El receptor de 30 años con la mayor cantidad de recepciones de la NFL entre 2020 y 2023 vería sus oportunidades disminuir, incluso cuando su equipo entró en una racha ganadora de cinco partidos que lo llevó de 6-6 después de la derrota ante los Eagles al título de la AFC Este. Cuatro meses y una semana después de que Diggs se deslizara bajo la lluvia de Philly, los Bills lo intercambiaron a los Houston Texans, asumiendo 31 millones de dólares en “dinero muerto” del tope salarial para cambiarlo -- el más alto conocido para un receptor en la historia.
En qué momento se complicaron las cosas entre Diggs y los Bills no es una pregunta que nos lleve a una sola respuesta de más de una docena de equipos, directivos y fuentes de la industria que ESPN contactó para esta historia. El jugador es famoso por su volatilidad. El nivel de paciencia del equipo con su personalidad se fue agotando. El ataque iba en otra dirección. La proporción del impacto de estas tres causas en la salida de Diggs depende de quién esté hablando.
Y el domingo llega el encuentro entre Diggs y Buffalo que probablemente será profesional en la superficie. Lo que hay debajo, sólo los personajes de esta historia pueden saberlo. Diggs no quiso hacer comentarios para esta historia, al igual que los Bills.
De todas maneras, lo que es seguro, es que este divorcio no surgió de la nada.
“Un jugador tremendo”, dijo una fuente del equipo. “Pero la ofensiva ya no lo necesitaba”.
EL ACUERDO de 2020 que envió a Diggs de Minnesota a Buffalo era justo lo que Allen y los Bills necesitaban. El polifacético Allen se dirigía a su tercera temporada y venía de un prometedor año de playoffs en 2019, pero carecían de un verdadero alfa como receptor. Diggs llenó ese vacío, estableciendo de inmediato su lugar en la cultura de los Bills durante la temporada baja de 2020 alterada por el COVID y marcando la pauta todos los días con su competitividad y ética de trabajo. Si cada receptor hacía una repetición, Diggs quería cinco. Diggs fue definido por varias fuentes como muy querido por sus compañeros de equipo, sentimientos que fueron evidentes desde sus primeros días en Buffalo. Organizando acciones benéficas para el Día de Acción de Gracias en la zona de Buffalo o jugando con los aficionados antes del partido, Diggs hizo sentir su presencia y su ejemplo en la comunidad y en el vestuario.
La llegada de Diggs se correlacionó directamente con el salto de Josh Allen a la conversación de mariscal de campo de primer nivel y la transición de los Bills de un equipo marginal de playoffs a un verdadero contendiente. Aunque algunas de las mejoras de Allen se pueden explicar por la maduración natural de un joven mariscal de campo, los números perfeccionados de Allen después de la llegada de Diggs en total de QBR (de 50 a 71), porcentaje de pases completos (56% a 66%) y la proporción touchdown-intercepción (de 30 touchdowns, 21 intercepciones a 137 touchdowns, 57 intercepciones) estaban innegablemente ligados a la compatibilidad del dúo.
Por su parte, la estrella de Diggs se elevó de inmediato con Allen como mariscal -- fue nombrado All-Pro del primer equipo en 2020.
Los dos parecieron tener una química de película de policías desde el principio, compartiendo apretones de manos secretos y risas en el campo de juego. Allen se esforzó en elogiar a Diggs delante de todos los micrófonos, destacando el impacto de su número 1 en el campo y su amistad fuera del mismo.
“Soy un gran creyente de que las buenas relaciones fuera del campo rinden sus frutos en el campo de juego. Creo que la nuestra lo dice todo”, subrayó Josh Allen en 2021 sobre la relación con Stefon Diggs. “Pasamos mucho tiempo juntos y desarrollamos ese tipo de vínculos y relaciones, y eso se nota adentro del campo”.
Con el tiempo, la frustración también se mostraría en el campo, ligada a la incapacidad de los Bills para abrirse paso en el escenario más grande. Al final de una fea derrota en casa por 27-10 ante los Bengals en los playoffs de 2022, se pudo ver a Diggs -- limitado a cuatro recepciones en el día -- dirigiéndose muy enérgico hacia Allen en el sideline.
Luego dio su explicación en una serie de tweets que sólo dejaron más dudas: “¿Quieres que esté contento por haber perdido? No... ¿Quieres que esté conforme con nuestro nivel de juego cuando no estuvo a la altura? No... Es más fácil criticar mi reacción antes que el resultado”, posteó Diggs.
La controversia se encendió de nuevo en el minicampamento obligatorio posterior, cuando el entrenador, Sean McDermott, comentó a los periodistas que estaba “muy preocupado” por la ausencia de Diggs.
Al día siguiente, McDermott aclaró que “le había dado permiso a Stef para darle un poco de espacio” después de una conversación entre el entrenador y el receptor estelar. Diggs regresó a los entrenamientos ese mismo día.
Las teorías sobre el asunto central abundaron en la sede del equipo de los Bills ese día. Una fuente del equipo creía que Diggs se sentía muy frustrado con las derrotas de finales de temporada y tenía sugerencias sobre la mejora del enfoque general para ganar que iban más allá de los detalles de su propio rol y que su transmisión de esas ideas podrían haber caído mal. Cuando se le preguntó sobre ese tema, una fuente cercana a Diggs dijo que el receptor “llegó al punto en el que pensó, ‘estoy aquí y saben lo que puedo hacer, pero si estamos perdiendo, déjenme ayudar’”.
“Es súper inteligente, y si lo endulzas, pero no estás convencido al 100%, se dará cuenta”, respondió la fuente sobre el enfoque de Diggs. “Y se acuerda de todo lo que dices”.
Otra fuente del equipo citó la salida en la postemporada 2022 del entrenador de receptores del equipo, Chad Hall, como un punto de discordia. Diggs es cercano a Hall, cuyo contrato finalizaba después de la temporada 2022.
Jacksonville le ofreció un ascenso de entrenador de receptores a coordinador del juego de pases, que aceptó. Los Bills lo reemplazaron con el entrenador veterano, Adam Henry.
Independientemente de las intenciones de Diggs o el manejo de ellas por parte del equipo, lo que una fuente del equipo soltó, es que se sentía como una tensión implícita entre ambas partes durante un tiempo antes de hacerse pública.
El asunto pareció enfriarse después de eso, ya que Diggs siguió siendo el punto focal de la ofensiva, con 73 capturas en los primeros 10 juegos de la temporada 2023. Pero Buffalo perdió cinco de esos partidos, y una derrota por 24-22 a manos de Russell Wilson y los Broncos hizo subir la temperatura en todo el equipo.
El esquinero de los Dallas Cowboys, Trevon Diggs, hermano menor de Diggs, tuiteó “el 14 tiene que figurar”, durante la derrota en Monday Night Football, un comentario del que Stefon intentó separarse más tarde esa semana (diciendo: “No soy responsable de cómo se sienten otras personas”). Para entonces, McDermott había despedido al coordinador ofensivo, Ken Dorsey, y había ascendido al entrenador de mariscales, Joe Brady, al puesto de CO interino.
Brady rompió inmediatamente con el sistema de Dorsey, que había corrido unas 25 veces por partido la temporada anterior. En su lugar, Brady realizó 155 jugadas de carrera en los primeros cuatro partidos (38.8 por partido), culminando en una paliza a los Cowboys en la que los Bills corrieron 49 veces. Fue la mayor cantidad de jugadas de carrera del equipo en un partido desde 2017.
Más importante aún, demostró que una ofensiva tan dependiente de Allen para correr y lanzar -- a menudo a Diggs cuando estaba en el aire -- podría adaptarse. Las cuatro recepciones de Diggs para 48 yardas en cinco objetivos contra Dallas podrían haber parecido una contribución mínima dentro del marcador, pero lo que decían esos totales tenían significado más allá de los números.
“Por un momento fue, 'no hay manera de que podamos jugar sin este hombre', comentó sobre Diggs una fuente del equipo que estaba allí esa noche. “Pero me dije a mí mismo: 'Oh, tal vez podamos hacer esto sin él'”. Diggs siguió siendo una opción principal, pero sus objetivos cayeron de 102 en los primeros 10 partidos (10.2 por partido) a 75 en los últimos nueve (8.3 por partido).
Fuentes del equipo dicen que el ataque orientado al juego terrestre no se trataba de Diggs, sino más bien de maximizar al personal en general, con la participación de varias opciones de recepción de pases y el establecimiento de un enfoque más físico. Pero significó un cambio de página en la filosofía y en las preferencias.
“Todavía intentábamos darle el balón”, sostuvo una fuente del personal de los Bills. “Se trata más de la filosofía, del estilo [de Brady y McDermott], de lo que es más efectivo holísticamente para el ataque. Los equipos saben a dónde vas en términos de quiénes son los jugadores clave. Tienes que abrir más eso, tener flexibilidad”.
Mientras tanto, Stefon Diggs no hablaba mucho públicamente (rara vez respondía a los medios de comunicación), aunque su frustración iba en aumento en privado. La historia pública era acerca de las defensivas haciendo más de lo que habían hecho en cualquier momento anterior en su período en Buffalo para depender menos de Diggs.
“Voy a ser honesto, es frustrante”, dijo Diggs antes de la victoria sobre los Cowboys. “Tengo que hacer muchas cosas para abrirme, y luego muchas cosas tienen que salir bien para que yo reciba el balón. Todos ustedes saben lo competitivo que soy, y me gusta jugar a un alto nivel, y siempre quiero que suceda, e incluso si no sucede, cuando no se materializa, definitivamente me desanimo un poco por un momento, pero luego tengo que dejar ese momento atrás, porque siempre lo veo como, ‘mi equipo todavía me necesita’”.
Stefon Diggs y Josh Allen se mantuvieron cordiales y profesionales a través del cambio de filosofía, reafirmaron fuentes del equipo.
No había mucho más que Diggs pudiera decir dentro de la organización, o en sus comentarios públicos. Los Bills estaban ganando de nuevo. Pero su oportunidad de cambiar de uniforme por tercera vez en cinco años estaba cada vez más cerca.
DESDE LEJOS, UN EQUIPO de la NFC Norte ya había visto este guion. “Todo me resultó muy familiar”, dijo una fuente de alto rango de los Vikings durante la época de Diggs.
Los entrenadores y cazatalentos del personal de Minnesota durante el período de Diggs allí a menudo se refieren a la “experiencia Diggs”, una montaña rusa de brillantez adentro del campo de juego e irritabilidad fuera del mismo que puede provocar incomodidad dentro de las instalaciones del equipo.
Después de que Minnesota seleccionó a Diggs de Maryland en 2015 -- uno de los notables robos de quinta ronda en la historia moderna de la NFL -- el equipo aprendió que su lado competitivo podía conducir a la frustración. Los Vikings fueron a los playoffs tres veces durante los cinco años de Diggs con el equipo, todos bajo el mando del entrenador en jefe (y notable fan de Diggs) Mike Zimmer, y nunca terminaron con un récord perdedor. Pero lo que hizo grande a Diggs -- su creencia de que darle el balón a él ayudaría al equipo -- fue algo que Minnesota tuvo que manejar el día del partido y durante toda la semana.
“Él necesita tener a alguien con quien hablar, que escuche sus preocupaciones, trabajar en lo que le molesta, darle importancia a su voz”, comentó una fuente de los Vikings que observó directamente la estadía de Stefon Diggs allí.
Múltiples fuentes de los Vikings dijeron que, aunque la franquicia consideraba que el deseo de Diggs de maximizar su impacto ofensivo era mayormente positivo, el equipo tuvo que trabajar para asegurarse de que no se volviera tóxico. Los altos mandos de los Vikings pasaban mucho tiempo hablando de sus problemas con Diggs, dándose cuenta de que a veces sólo necesitaba desahogarse.
Stefon Diggs era conocido por ser contundente cuando lo hacía. Y compartía la sala de receptores con otro alfa, Adam Thielen, que también quería el balón.
Para darle tranquilidad al entonces mariscal, Kirk Cousins, en la banca durante los partidos, los entrenadores situaron una vez a los receptores de los Vikings separados de los mariscales y más cerca de la banca defensiva, dijo una ex fuente de los Vikings.
“Puede ser demasiado”, dijo la misma fuente. “Puede lanzar el casco. Desgastar a tu mariscal. Pero encuéntrame un receptor de primer nivel que no sea una diva... Y trabaja increíblemente duro. Por eso los entrenadores lo adoran”.
Después de cinco años que incluyeron un par de temporadas de 1,000 yardas y el “Milagro de Minneapolis” de Diggs, pero también 200,000 dólares en multas por ausencias injustificadas a entrenamientos y reuniones, el equipo y Diggs decidieron separarse en lo que una fuente de los Vikings describió como un acuerdo mutuo entre el jugador y el equipo. (Minnesota cambió a Diggs como parte de un paquete que enviaba la elección de primera ronda de 2020 de Buffalo a los Vikings, una selección que el equipo utilizó para reclutar a Justin Jefferson en el puesto 22 en general).
Esa fuente no recuerda que Buffalo pidiera consejos sobre cómo manejar la personalidad de Diggs en el proceso de intercambio.
“Siempre tienes que preocuparte por cómo se siente”, añadió una fuente del equipo de los Bills. “Eso desgasta un vestuario”.
En 2023, cuatro temporadas desde el intercambio de Minnesota a los Bills, las realidades diarias de Diggs no se limitaron al aspecto futbolístico en las instalaciones de Buffalo. Los Bills sufrieron una pequeña crisis de relaciones públicas en septiembre de 2023 cuando una empleada del equipo que trabaja como periodista para el sitio web de los Bills fue escuchada en un livestream diciendo: “No hay control sobre Stefon Diggs. Siempre hace lo que quiere. Me mirará a la cara y me insultará... Así es como trata a todo el mundo”.
La empleada se disculpó más tarde, y Diggs reaccionó a la polémica tuiteando: “Los medios de comunicación o los aficionados pueden confundir mi competitividad que presencian en el campo de juego con lo que soy como persona. Pero fuera del campo nunca trataría a nadie como ella me describió y nunca le dije nada ni remotamente parecido”.
La polémica se calmó y la campaña continuó. Más de un año después, la empleada del equipo sigue trabajando para el sitio web de los Bills, pero la organización tomaría una decisión diferente con respecto a Diggs.
CUANDO RESPONDÍA preguntas en su conferencia de prensa de final de temporada, el gerente general de los Bills, Brandon Beane, fue consultado sobre la producción de Diggs en la recta final, incluida una actuación de tres recepciones y 21 yardas en una derrota en la ronda divisional de playoffs ante los Chiefs.
“Stef es... un receptor número 1. Lo creo firmemente, no lo dudo”, contestó Beane. Lo que no dijo en esa apreciación fue qué tan importante era Diggs dentro de los planes de los Bills.
Las cosas estaban cambiando en Buffalo. Los jóvenes creadores de las jugadas ofensivas, como el ala cerrada, Dalton Kincaid; y el corredor, James Cook, estaban creciendo. Los Bills se enfrentaban a un déficit salarial de unos 50 millones de dólares, lo que los obligó a tomar decisiones difíciles. Se corrió la voz entre los agentes de jugadores de que Buffalo se desprendería de veteranos envejecidos y caros, en parte para prepararse para el aumento de los límites del contrato de Allen de 258 millones de dólares. El centro, Mitch Morse; el esquinero, Tre'Davious White; y el profundo, Jordan Poyer, fueron liberados antes de la agencia libre. El veterano, Micah Hyde, que contemplaba la posibilidad de retirarse, no fue ofrecido.
Buffalo no tenía “ninguna intención de deshacerse [de Diggs]” originalmente, recordó una fuente del equipo, pero las consultas habían sido desenfrenadas incluso antes de la turbulenta temporada 2023, propuestas que los Bills rechazaron. Ejecutivos de varios equipos necesitados de receptores confirmaron que no escucharon a Buffalo esta última temporada baja ofreciendo a Diggs -- los Bills estaban prendidos del contrato de Diggs de todos modos; no había alivio disponible de cara al tope de 2024 al cambiarlo.
Aunque fuentes del equipo no pudieron confirmar si Diggs solicitó oficialmente un intercambio, coinciden en que Diggs estaba abierto a un cambio de escenario y que el eventual intercambio fue una decisión mutua.
“Si no es feliz en algún lugar, es lo suficientemente inteligente como para maniobrar su salida”, dijo una fuente cercana a Diggs.
Añadió una fuente del equipo: “Es algo normal que los veteranos en esa etapa de su carrera se sientan atraídos por algo nuevo. Creo que hubo para él cierta atracción [hacia Houston]”.
En los Juegos Pro Bowl en febrero, Diggs reconoció que había “muchos cambios en marcha” en Buffalo y dijo: “No puedo decirte lo que me deparará el futuro, pero yo seguiré siendo el mismo”.
Luego llegaron los crípticos tuits.
“Listo para lo que sea”, el 15 de marzo; “Bueno...”, un día después; “Siendo cuidadoso”, el 25 de marzo.
Independientemente de que hayan sido mensajes motivacionales o conversaciones codificadas sobre un intercambio, estos mensajes tenían inquietante parecido a sus hábitos en las redes sociales antes de su traspaso de Minnesota.
La creencia en los círculos de la liga es que los Texans estaban en busca de un receptor veterano establecido esta temporada baja. Primero lo intentaron con Keenan Allen, quien pasó de Los Angeles Chargers a los Chicago Bears el 14 de marzo. Una fuente cercana a Allen dijo que los Texans estuvieron “muy cerca” de hacer un cambio por el receptor.
Una vez que eso quedó en nada, los Texans se enfocaron en Diggs. Desde el vestuario de los Bills se empezó a rumorear a mediados de marzo -- en línea con los ambiguos tweets de Diggs -- que Houston era un posible destino.
Quienes conocen al gerente general de Houston, Nick Caserio, no se sorprendieron por esto. Él recorre el mercado en busca de oportunidades, dijo una fuente de los Texans, utilizando las reuniones de personal para discutir los jugadores que podrían estar disponibles debido a una letanía de factores. “Creo que [Caserio] vio las señales [con Diggs en Buffalo]”, dijo la fuente.
Los Bills tenían varios factores que sortear. Tenían que negociar los parámetros del acuerdo. Houston y Diggs también tendrían que renegociar su contrato, eliminando los tres últimos años para convertirlo en agente libre en 2025. Buffalo tendría que conceder permiso para que la gente de Diggs y los Texans hablaran antes de que comenzara un intercambio.
Y una decisión de esta magnitud probablemente involucró a Josh Allen, al menos indirectamente. Aunque se desconoce la comunicación exacta del equipo con Allen sobre el futuro de Diggs con el equipo, una fuente del equipo cree que “[Allen se encuentra] en el punto en el que no van a hacer ninguna movida importante como esa sin hacérselo saber”.
El cambio se anunció el 3 de abril, con los Bills recibiendo una selección de segunda ronda de 2025 a cambio de Diggs, una selección de sexta ronda de 2024 (más tarde cambiada a los Lions) y una selección de quinta ronda de 2025. Un ejecutivo de la AFC calificó a Buffalo de “afortunado” por obtener ese valor por un receptor de 30 años, teniendo en cuenta la creencia entre algunos en la industria de que Houston podría haber sido el único jugador importante por sus servicios en la etapa en que se llevó adelante el acuerdo.
¿Buffalo hubiese cambiado a Diggs si no hubiera recibido una oferta tan buena como la de Houston? Una fuente del equipo no estaba al tanto de una postura dura en cuanto a los términos de un hipotético cambio; otro dijo que era el momento adecuado para seguir adelante y cree que las partes probablemente habrían encontrado una manera de separarse amistosamente -- incluso si eso significaba que Buffalo tuviese que ofrecer los servicios de Diggs más agresivamente. Nunca se llegó a eso.
Stefon Diggs calificó su experiencia en Houston como “una bocanada de aire fresco” cuando se reunió con los medios de comunicación por primera vez como un Texan en junio.
“Progresas en un espacio donde te quieren”, señaló Diggs. “Prosperas en un espacio alrededor de aquellos que realmente se preocupan y realmente quieren verte ganar”.
Diggs tardó poco tiempo en dejar atrás la racha de siete partidos sin touchdown, la más alta de su carrera, que trajo consigo desde Buffalo. Atrapó dos pases de touchdown de C.J. Stroud en la victoria de la Semana 1 sobre los Colts. A lo largo de cuatro semanas, Diggs es el Nº 3 en la lista de puntuaciones de receptores de ESPN, una métrica compuesta que destila la capacidad de un receptor para abrirse, realizar recepciones y acumular yardas después de la recepción. Los Texans están haciendo del lugar de Diggs en la ofensiva una prioridad de una manera que no sucedía en sus últimos días con Buffalo.
Mientras tanto, también está Josh Allen.
Un día antes de ser cambiado en abril, Diggs planteó una pregunta punzante a un usuario de las redes sociales que opinaba que Diggs no era esencial para el éxito de Allen.
“¿Estás seguro?” respondió Diggs.
Después de cuatro semanas, parece que el usuario tenía razón. Los Bills quedaron 3-1, y Allen es un candidato temprano al JMV que lidera la liga en QBR en sus primeros cuatro partidos de la era post-Diggs.
Y ahora viene el encuentro del domingo, que ha sido precedido sólo por un toque del drama emblemático de la relación Diggs-Bills.
Josh Allen fue noticia después de la victoria de Buffalo por 47-10 en la Semana 3 sobre los Jaguars cuando dijo: “Eso es lo lindo cuando los muchachos se involucran en esto y realmente entienden que puede que no les lancen el balón cuatro o cinco veces en un partido, pero una o dos veces sí, y ahí es cuando puedes tener oportunidades de estar en la zona de anotación. Es algo divertido y maravilloso cuando tienes un grupo al que no le importa las estadísticas o cuantos touchdowns sumaron”.
Allen aclaró más tarde que “no estoy tratando de criticar a nadie” y se refirió a Diggs específicamente cuando dijo: “Amo al 14, todavía lo hago. Pero todo el mundo quiere seguir haciendo de esto [la separación] una historia interminable. Estamos muy concentrados en lo que pasa adentro de nuestro edificio y eso es lo único que nos importa en este momento”.
Los muchos observadores de la liga que han tenido este partido en la mira desde la publicación del calendario de la NFL sabrán entender si ese enfoque se desvía este domingo.
Tras la victoria de los Cowboys sobre los Giants en la Semana 4, Trevon Diggs lucía unas enormes gafas de sol negras para combatir las brillantes luces de las cámaras junto a su locker. Los periodistas querían su opinión después de que el esquinero de los Cowboys ayudara a Dallas a derrotar a los New York Giants.
Una vez que las cámaras se apagaron, un periodista le recordó a Diggs que los Texans de Stefon reciben a los Bills en la Semana 5.
“¿Cuándo es ese partido? ¿Es en el prime time?”, preguntó Diggs, como si estuviera haciendo cuentas en su cabeza para determinar si necesitaba grabarlo para verlo después.
En realidad, los Cowboys enfrentarán a los Steelers en Pittsburgh en el prime time, mientras que Buffalo y Houston comienzan a la 1 p.m. ET. de los EE.UU. Trevon debería poder verlo.
Muchos están entusiasmados con ese partido, le dijo el periodista. El hermano pequeño de Stefon arqueó una ceja y esbozó una sonrisa cómplice mientras se dirigía al autobús del equipo.
“Yo también”, dijo Trevon.