<
>

Jugadores son sus peores enemigos fuera del emparrillado de la NFL

El comisionado de la NFL, Roger Goodell, ha hecho énfasis en la conducta de los jugadores. AP Photo

MÉXICO -- La NFL tiene un largo historial de suspensiones, tanto por conductas dentro del campo como fuera del mismo, las cuales en algunos casos han destruido las carreras de los jugadores.

La primeras suspensiones en la historia de la liga, entre 1920 y 1940, fueron de por vida por arreglar partidos; más tarde, entre 1960 y 1980, llegaron los problemas de apuestas generando suspensiones por toda una temporada, algunas sanciones por violencia doméstica, posesión de armas y peleas con otros compañeros también aparecieron en el horizonte entre la década de 1990 y el 2000.

Sin embargo, con la llegada de Roger Goodell como comisionado de la NFL en el 2006, la conducta se convirtió en un punto focal para la liga.

Goodell, cuyo lema siempre ha sido "proteger el escudo de la liga", tomó su primera decisión importante en el 2006 cuando el tackle defensivo Albert Haynesworth pisó la cabeza del centro de los Dallas Cowboys, Andre Gurode, provocando una suspensión de cinco partidos para el entonces liniero de los Tennessee TItans.

Al año siguiente, Goodell tomó otra decisión importante al suspender por toda la temporada al esquinero Adam Jones por golpear a una bailarina y causar disturbios en un bar, donde amenazó a uno de los empleados.

En el mismo 2007, la liga aplicó uno de los castigos más severos de su historia moderna al suspender indefinidamente al mariscal de campo Michael Vick por su participación en un circuito de peleas de perros y tras ser acusado de maltrato animal.

Jones y Haynesworth tuvieron más tarde otro par de incidentes menores, pero en resumen, los tres jugadores parecieron aprender sus lecciones una vez que regresaron a la liga, incluso recibiendo contratos millonarios para continuar sus carreras, pero desafortunadamente no todos los jugadores logran poner fin a sus problemas y al final terminan despidiéndose de la liga por la puerta de atrás a pesar de su gran talento.

El primer caso llegó en el 2009, cuando el receptor abierto Donte' Stallworth fue suspendido por toda la campaña luego de matar a un peatón tras arrollarlo con su auto. Stallworth tuvo estancias cortas con los Baltimore Ravens, New England Patriots y Washington Redskins antes de poner fin a su carrera.

Meses más tarde del incidente de Stallworth, el también receptor abierto Plaxico Burress fue condenado a prisión tras activar un arma de fuego y dispararse en la pierna. Burress, quien ganó el Super Bowl con los New York Giants en el 2007, fue cortado por el equipo y suspendido por cuatro partidos.

Burress regresó a la NFL en el 2011 con los New York Jets y tuvo un par de años discretos con los Pittsburgh Steelers antes de marcharse de la liga.

Las carreras de los corredores suelen ser cortas en su mayoría por el castigo al que son sometidos, pero hay casos como el de Cedric Benson en el que una mala decisión cierra las puertas de un equipo a pesar de tres temporadas consecutivas superando las 1,000 yardas por tierra.

Benson acumuló un historial de arrestos por alcohol y violencia doméstica que eventualmente provocaron que los Bengals lo dejaran ir a los 28 años de edad. Los Green Bay Packers decidieron brindarle una oportunidad en el 2012, pero una lesión puso fin a su temporada y su carrera.

El escándalo de recompensas de los New Orleans Saints arrojó suspensiones en el 2012 para Jonathan Vilma y Anthony Hargrove, que a pesar de ganar sus apelaciones vieron cómo sus carreras se apagaban lentamente.

Vilma se mantuvo con los Saints pero sólo vio acción en 12 partidos en las siguientes dos campañas antes de dejar de jugar en la NFL. Hargrove sólo jugó un partido, con los Seattle Seahawks, después de cumplir su castigo y ha estado fuera de la liga desde el 2013.

Will Smith y Scott Fujita, también involucrados en el escándalo, no tuvieron mejor suerte que sus excompañeros y salieron de la liga en los años posteriores.

En el 2012 fuimos testigos de un caso que conmocionó a la NFL y la sociedad en general cuando se acusó de homicidio al ala cerrada de los Patriots, Aaron Hernandez.

Hernandez tenía un gran futuro en la liga, recientemente había firmado una jugosa extensión de contrato con los Patriots y estaba en la conversación por ser el mejor jugador actualmente en su posición, pero su mala elección de amistades y nula capacidad de resolver problemas de manera inteligente le costaron no sólo su carrera sino su libertad.

Hernandez cumple una condena de por vida por el homicidio de tres personas y contrario al resto de los jugadores de esta lista que tienen --o tenían-- una ligera esperanza de reanudar sus carreras, en el caso de Hernandez no hay tal.

El esquinero Dimitri Patterson se marchó inexplicablemente del campamento de entrenamiento de los New York Jets en el 2014 luego de firmar un contrato como agente libre. Como era de esperarse, los Jets lo liberaron y desde entonces ningún equipo ha mostrado interés en él.

El receptor abierto Justin Blackmon es uno caso representativo de los jugadores que desperdician su talento con problemas fuera del campo.

Blackmon fue reclutado por los Jacksonville Jaguars en la primera ronda del draft del 2012 y tuvo un prometedor año de novato, pero todo cambió en el 2013 cuando falló una prueba de drogas en la temporada baja y fue suspendido cuatro partidos. Reapareció ese año y vio acción en cuatro juegos antes de ser suspendido de manera indefinida en noviembre por violación a las políticas de abuso de substancias de la liga.

Desde la Semana 8 del 2013, Blackmon no ha vuelto a jugar en la NFL y parece poco probable que lo vuelva a hacer luego de su reciente arresto, el cuarto en su historial, por conducir bajo los efectos del alcohol en Oklahoma.

El tackle defensivo de los Dallas Cowboys, Josh Brent, fue suspendido 10 partidos en el 2014, luego de sufrir un accidente mientras conducía en estado de ebriedad en el que falleció su compañero Jerry Brown. Luego de enfrentar una batalla legal en la que enfrentó cargos de homicidio imprudencial, Brent decidió retirarse de la NFL.

El caso más conocido de la liga es el del corredor Ray Rice, quien fue suspendido por violencia doméstica tras golpear a su entonces prometida Janay Palmer. La situación de Rice cambió drásticamente cuando apareció un video en internet en el que se mostraba el golpe que le dio a Palmer, dejándola inconsciente en un elevador.

Tras la aparición del video, la postura de la liga cambió y aumentó la suspensión a indefinida, los Baltimore Ravens, su entonces equipo, lo dejó en libertad y ningún otro club de la liga se ha acercado para brindarle otra oportunidad.

Finalmente, tenemos al receptor abierto Josh Gordon, quien al igual de Blackmon tiene un talento increíble pero también se ha caracterizado por una pobre toma de decisiones.

Gordon ha visto múltiples suspensiones tanto de la NFL como de los Cleveland Browns por su conducta y el abuso de substancias. De hecho, fue suspendido por toda la campaña del 2014 antes que un cambio en las políticas de la liga le permitiera ver acción en cinco semanas, luego de no aparecer en todo el 2013. Antes del inicio de la temporada del 2015 la liga anunció que Gordon estaría fuera todo el año por reincidencia.

En defensa de Gordon debo decir que se ha mantenido alejado de los problemas fuera del campo por cuanto hace al uso de substancias, no así en el manejo de sus redes sociales donde ha criticado en múltiples ocasiones las decisiones del equipo, sobre todo al no utilizar al mariscal de campo Johnny Manziel.

No descartemos que pronto el cazamariscales Aldon Smith pueda aterrizar en esta lista que sólo incluye algunos casos de jugadores de renombre o con gran potencial que han visto un abrupto final en su carrera por malas decisiones.

Al final, la NFL es una liga con alta exigencia física y mental, por lo que resulta frustrante ver a jugadores con gran talento echar por la borda su futuro y el de sus equipos a cambio de unas horas de diversión.