Todos esperábamos que los Pittsburgh Steelers vencieran a los Dallas Cowboys, pero nadie anticipó que mantuvieran su invicto hasta la última jugada de un partido entre equipos con realidades contrastantes.
La victoria de los Steelers nos dice mucho más de lo que realmente es este equipo, sobre todo a la ofensiva, de lo que la derrota indica sobre los Cowboys, que llegaron a este encuentro como víctimas seguras y abajo por más de dos touchdowns en las líneas de apuesta.
En las últimas semanas, los Cowboys fueron señalados por jugar sin ambición, con poco talento en varios frentes, por indisciplinados y hasta su staff de coacheo fue acusado de tener poca capacidad para ajustar sobre la marcha en los partidos y de tener poco o nulo ingenio.
Todos los señalamientos son justificados. Dallas es un equipo limitado, golpeado por lesiones, ninguna mayor como la de Dak Prescott, y el coach Mike McCarthy y su staff no parecen estar a la altura del reto que aceptaron.
Pese a todo, mantuvieron en la línea el invicto de los Steelers durante los 60 minutos de un encuentro en el que varios anticipamos que serían arrollados de principio a fin.
Los Cowboys perdieron precisamente por todos los defectos ya señalados. Ningún castigo llega en buen momento, pero Dallas cometió algunos en el peor de los momentos, como el contacto ilegal de Jaylon Smith a un receptor de Pittsburgh en una jugada en la que Aldon Smith había recuperado un balón suelto y lo regresó a la yarda 21 de Pittsburgh a la mitad del cuarto periodo.
En ese momento, Dallas estaba arriba 19-15. Un gol de campo hubiera puesto más presión a los Steelers y dado a los Cowboys y a su quarterback novato Garett Gilbert la oportunidad de manejar el final del encuentro. En la siguiente jugada, Kyler Vander Esch cometió un castigo por rudeza innecesaria y le regaló 15 yardas a los Steelers, que cuatro jugadas más tarde se acercaron 19-18 con un gol de campo.
En resumen, los Steelers lograron remontar porque enfrentaron a un equipo limitado que, pese a darles una muy buena pelea, les regaló la posibilidad de anotar en momentos clave.
Por otro lado, la irregularidad de la ofensiva de los Steelers, maquillada por el invicto del equipo, comienza a ser un serio problema.
La defensiva de los Cowboys, de las peores en la liga, limitó a Ben Roethlisberger a sólo dos yardas por aire en el primer cuarto. El resto del partido, ante la necesidad de lanzar al estar abajo en el marcador y lo inoperante de su ataque terrestre, el pasador de Pittsburgh sumó 304 yardas aéreas más y tres touchdowns.
Pittsburgh comienza a acostumbrarse a ganar con drama. Así sucedió hace dos semanas, cuando los Tennessee Titans fallaron un intento de gol de campo en los segundos finales, la semana pasada ante los Ravens, que tuvieron dos oportunidades de llevarse el triunfo en los minutos finales y ahora ante los Cowboys, a quienes dieron oportunidad de llevarse el triunfo al decidir jugársela en cuarta y uno en la zona roja de Dallas en lugar de ir por un gol de campo con menos de dos minutos por jugar.
A excepción del duelo ante Baltimore, el invicto de los Steelers se ha mantenido gracias a la incapacidad de ejecutar de sus rivales.
Aún no están a la altura, Colts
Los Indianapolis Colts tuvieron la oportunidad de demostrar que pertenecen al grupo de contendientes en la AFC y la desperdiciaron al caer en un duelo en el que no pudieron manejar los momentos clave del mismo a su favor.
Además, cayeron ante unos Baltimore Ravens que no sabían lo que era ganar con Lamar Jackson como titular un juego que perdían al medio tiempo y que tampoco presentaron su mejor versión del año.
Los Colts sólo hicieron buenas dos de 13 conversiones en tercera oportunidad y se fueron en blanco en dos de cuarta que intentaron ya con la soga al cuello en el cuarto periodo, incluida una en la yarda 16 de Baltimore. Los Colts lanzaron en ambas ocasiones en cuarta.
Con la incapacidad de convertir en terceras oportunidades y dar continuidad a sus ataques, los Colts le permitieron a Jackson, en su séptimo intento, ganar su primer juego como titular tras ir abajo en el marcador al medio tiempo.
La realidad alcanza a los Seahawks
La derrota de los Seattle Seahawks ante los Buffalo Bills es un claro ejemplo del daño que puede provocar una mala defensiva, pese a contar con un productivo ataque.
Los Seahawks anotaron 34 puntos, cifra que regularmente es suficiente para llevarse la victoria, pero la producción ofensiva fue inútil por el hoyo en el que la defensiva, pese al regreso de Jamaal Adams, metió al equipo en el primer cuarto y fracción del encuentro.
Los Bills se fueron arriba 17-0 con 11:22 minutos por jugar en el segundo cuarto y aunque los Seahawks reaccionaron, lo más cerca que estuvieron de Buffalo fue por siete puntos, cuando Jason Myers conectó un gol de campo de 44 yardas con 1:56 por jugar en el tercer cuarto que puso la pizarra 27-20.
En una campaña en la que los regresos de déficits de 10 o más puntos han estado a la orden, la defensiva de Seattle no pudo contener al ataque de los Bills y así ayudar a Russell Wilson a buscar la remontada.
En 2019, si algo se le criticó a los Kansas City Chiefs fue el bajo nivel de su defensiva, lo que hacía que su ataque se viera obligado a anotar al menos 30 puntos para pensar en ganar partidos. En la recta final de la temporada pasada, la defensiva de los Chiefs mejoró e hizo lo necesario para ayudar a su ofensiva a venir de atrás en varios juegos, principalmente en Playoffs.
A esa disyuntiva se enfrentan los Seahawks en 2020 y el duelo ante los Bills debe ser en el que toquen fondo.
Josh Allen, lanzó para 415 yardas y tres touchdowns. Es la tercera ocasión en la actual temporada que la defensiva de Seattle permite que un quarterback lance para al menos 400 yardas, segundo total más alto luego de ocho juegos en la historia de la NFL.
Las facilidades que dieron los Seahawks indican que la ofensiva de los Bills prácticamente no encontró resistencia. Allen completó 18 de 20 pases para 224 yardas y tres anotaciones en primeras oportunidades. En promedio, Buffalo consiguió 12.2 yardas cada vez que completó un pase en primera oportunidad.
Además, de los 31 pases que completó Allen en el encuentro, 20 fueron a receptores prácticamente desmarcados (con tres yardas de separación del defensivo, de acuerdo a Next Gen Stats). Esos 20 envíos se tradujeron en 304 yardas, la producción más alta de cualquier quarterback en la actual campaña.
Los 44 puntos de los Bills son el total más alto que los Seahawks permiten desde 2009, cuando en la Semana 16 de aquella campaña cayeron 48-10 ante los Green Bay Packers.
Los Bills anotaron en sus primeras cuatro posesiones y fallaron un intento de gol de campo en la quinta, sólo despejaron en dos ocasiones, la primera con 10 puntos de ventaja en el tercer cuarto y la segunda arriba por 14 unidades con 7:15 en el reloj en el cuarto periodo.
Así como sucedió a los Chiefs hace un año, Wilson y compañía no necesitan que su defensiva sea la mejor de la NFL, sólo que sea capaz de frenar a los ataques rivales dos o tres veces cada partido y del resto se ocuparán ellos.