La Postemporada es el marco en el que la realidad suele alcanzar a varios equipos y en la Ronda de Comodines, la identidad de varios fue desenmascarada y ahora toca el turno de los Kansas City Chiefs y Green Bay Packers de demostrar quiénes son en realidad.
El pasado fin semana, la realidad del nivel de sus defensivas alcanzó a los Tennessee Titans y Seattle Seahawks, mientras que el verdadero rostro ofensivo de los Chicago Bears quedó al descubierto ante una sólida defensiva y los Pittsburgh Steelers evidenciaron que su marca de 12-4 en temporada regular tuvo como base un inicio con 11 victorias sobre equipos de pobre nivel.
Por su lado, los equipos que terminaron con la primera siembra en sus conferencias llegan con contrastes en relación a las personalidades que mostraron durante el calendario regular. Mientras los Packers fueron más regulares a la ofensiva y defensiva y tienen una identidad más definida, los Chiefs mejoraron en unos aspectos, pero en la recta final del calendario regular, mostraron irregularidad en otros.
Al frente del ataque de los Packers, Aaron Rodgers tuvo una de sus temporadas más eficientes y productivas de su carrera y es claro favorito para ganar el premio como Jugador Más Valioso de la NFL por tercera ocasión en su carrera, pero además de sus habilidades está el sólido trabajo de su línea ofensiva, que fue la mejor de la liga en la protección al quarterback en relación al porcentaje de victoria en los bloqueos (bloquear al defensivo por 2.5 segundos o más).
Sin ser perfecto, la línea ofensiva de Green Bay ha hecho un buen trabajo en mantener alejada la presión de Rodgers, quien sufrió 20 de las 21 capturas permitidas por su línea frontal en campaña regular y eso, sumado a la velocidad con la que lanza (release), complica el intento de los linieros defensivos para, al menos, apresurarlo.
No hay rival más peligroso que aquél que tiene éxito en lo que ya sabes que hará y los Packers son prueba de ello con un Rodgers que se conecta con su principal arma, Davante Adams, pese a que las defensivas se preparen para impedirlo.
Esa es la identidad de los Packers: un equipo que se define por el éxito de Rodgers en el campo.
En la Ronda Divisional, los Packers quizá enfrenten el mayor reto de la campaña al enfrentar a la sólida defensiva de Los Angeles Rams, que tiene como carta de presentación la presión de su línea frontal, capaz de crear caos en el eficiente backfield de Green Bay.
Por su lado, sabemos que los Chiefs son, quizá, el equipo más explosivo de la liga. Han demostrado que pueden anotar a granel cuando así se lo proponen, pero sin considerar el último juego de la temporada regular, en el que no jugaron varios titulares, incluido el quarterback Patrick Mahomes, la ofensiva de Kansas City ha enseñado sólo chispazos de su capacidad.
En sus duelos de las Semanas 15 y 16 ante New Orleans y Atlanta, y aunque anotó 32 puntos ante los Saints, la ofensiva dirigida por Mahomes batalló para encontrar la zona final y la defensiva de los Falcons, una de las peores en la liga, limitó en 17 puntos al ataque de Kansas City.
Durante la segunda mitad del calendario regular, los Chiefs dieron la sensación de jugar de acuerdo al nivel del rival que tenían enfrente y los siete juegos consecutivos con triunfos con seis o menos puntos de diferencia así lo prueban. Por otro lado, cuando el rival así lo exige, los Chiefs parecen encontrar la forma de encenderse y salir con la victoria, como lo evidencia su racha de 14 victorias, incluidos Playoffs, ante equipos que llegan al duelo con marca ganadora.
La identidad de los Chiefs es la de un equipo con una ofensiva explosiva, pero en semanas recientes, ese ataque parece fuera de sincronía y la necesitan recuperar para contrarrestar la mayor debilidad del equipo, la defensiva contra la carrera, que deberá enfrentar al poderoso y productivo ataque terrestre de los Cleveland Browns.