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Barcelona: ¿Con qué armas enfrentará al Real Madrid de Mbappé?

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La llegada de Mbappé parece convertir al Real Madrid en un equipo invencible e inalcanzable, pero ¿qué armas tiene el Barcelona para competirle?


BARCELONA -- El Real Madrid de Kylian Mbappé luce como un rival inalcanzable para el Barcelona, que en su intento de salir de una crisis de resultados y de identidad, no parece tener muchas oportunidades de oponer resistencia.

Aunque el Paris Saint-Germain de Mbappé, Lionel Messi y Neymar no ganó la Champions. De hecho, Kilian jugó siete temporadas en París y no ganó ninguna Champions, título por el que respira el club francés.

Ahora Mbappé aterriza en un Real Madrid que acaba de conquistar su quinto trofeo continental en once años y la imagen que se proyecta alrededor del Bernabéu es la de un club y un equipo inalcanzables para cualquiera. Imposible presentarle batalla al Madrid que viene. ¿Imposible?

El Barcelona cerró la temporada sin títulos por tercera vez en cinco años y los discursos o cálculos más pesimistas rememoran el periodo 1999-2004 en que el club azulgrana no ganó ni un mísero trofeo mientras nacía, triunfaba y se hundía el Real Madrid de los Galácticos, que en ese mismo periodo conquistó dos Champions, dos Copas Intercontinentales, dos Ligas, una Supercopa de Europa y dos Supercopas de España.

Y aunque es cierto que hoy no se adivina en azulgrana una figura indiscutible como lo fue entonces Ronaldinho (la eclosión de Messi llegaría después), alrededor del que explotó una excelente camada de canteranos y una clase media suficiente para dar la vuelta a la situación, el Barça tiene motivos para no caer en la depresión y sí para dar un paso al frente y presentarle batalla al equipo merengue.

Tiene el Barça, como en 2004, una columna vertebral formada por futbolistas canteranos, más jóvenes que entonces pero se supone que tan preparados, con Pau Cubarsí y Lamine Yamal, con Fermín López, Gavi y Alejandro Balde... Y también con la expectativa que prometen Hector Fort, Marc Casadó o Marc Guiu. Quien sabe si con la recuperación de Ansu Fati y el regreso de Eric García, la eclosión de Unai Hernandez o la permanencia de Sergi Roberto y/o Oriol Romeu. No son todos ellos, desde luego, figuras diferenciales pero sí pueden, a través de su compromiso, ofrecer un plus de rendimiento en el que confiar.

¿Más? Ha apostado el Barça, su presidente, por un cambio absoluto en cuanto a la dirección de la plantilla. Ha roto moldes con la contratación de un entrenador alemán, el primero después de 41 años, y se supone que esta metamorfosis provocará ese "impulso" que reclamó Laporta entre los jugadores, casi todos ellos desconocidos para Hansi Flick y que comenzando desde cero querrán ganarse su confianza.

El Barça que viene no tendrá, si no se produce una auténtica sorpresa en cuanto al fair play, ese futbolista diferencial o fichaje excepcional que sí tuvo tantas veces a lo largo de su historia. Ni Messi ni Ronaldinho, ni Rivaldo ni Ronaldo, ni Cruyff ni Maradona... Pero en esta excepcionalidad acude a la memoria el nacimiento del Dream Team dirigido por Cruyff que no tuvo una estrella indiscutible por encima del colectivo. O el del Barça que a los mandos de Terry Venables ganó la Liga en 1985, sobreponiéndose a la fuga de Maradona y dirigido por un magnífico Bernd Schuster que lideró a ese equipo en el que la solidaridad y compromiso fue innegociable.

Saber, querer y poder, colocar al colectivo por encima de las individualidades es un reto que si se supera puede convertir al Barça en un equipo mucho más competitivo, a todos los niveles, de lo que se puede, o quiere, sospechar en estos momentos de dudas.

Marc André-ter Stegen y Frenkie de Jong. Ronald Araújo, Jules Koundé y Pedri; Robert Lewandowski y Gavi; Cubarsí, Fermín y Lamine Yamal; Ilkay Gündogan y Andreas Christensen; Raphinha, Balde y Ferran Torres... ¿Acaso es esta una columna vertebral en la que no se pueda confiar?

El Madrid que viene tendrá a Mbappé y a Vinícius Júnior; a Jude Bellingham, Thibaut Courtois y Federico Valverde; a Dani Carvajal, Rodrygo, Antonio Rüdiger, David Alaba y Éder Militão. Y a Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga. Y Endrick... Una auténtica, sobre el papel, colección de cracks que, con una Champions bajo el brazo, comenzarán la temporada con la indiscutible etiqueta de favoritos a ganarlo todo.

Pero la historia recuerda también que en 2003 Beckham aterrizó en un Madrid que contaba ya con Zidane y Figo; Ronaldo, Roberto Carlos y Raúl; Casillas, Salgado y Solari... Un Madrid galáctico que había ganado el curso anterior Liga, Supercopa de Europa y Copa Intercontinental; que sumaba 12 títulos (tres Champions) desde 1997 y parecía tener al equipo al que llegó Frank Rijkaard arrodillado y sometido... Fue el comienzo del fin madridista y el inicio, lento pero firme, del resurgir del Barça.

No es, en el fondo, todo tan distinto en este 2024.