BARCELONA -- Lionel Messi no jugará el sábado frente al Getafe y, después de las pruebas médicas a las que fue sometido este miércoles, estará fuera de los terrenos de juego muy probablemente durante los próximos tres partidos del FC Barcelona, no esperándose su reaparición hasta el 19 de octubre, cuando el equipo azulgrana visite al Eibar en Ipurúa.
Messi, quien solo ha participado en 120 minutos repartidos en tres partidos después de perderse por la lesión en el sóleo de la pierna derecha las primeras cuatro jornadas de Liga, sufre el peor comienzo de temporada desde que es futbolista del primer equipo azulgrana, lo que provoca evidente preocupación en Camp Nou.
Sustituido al finalizar el primer tiempo del choque de este martes frente al Villarreal el estado físico del crack argentino preocupa en el Barcelona, donde la cautela es máxima. El comunicado médico facilitado por el azulgrana indicó que Leo sufre “una elongación en el aductor del muslo izquierdo” y no ofrece ningún plazo de recuperación, advirtiendo, como es costumbre, que “su evolución marcará la disponibilidad”, aunque ya se entiende harto difícil que pudiera estar en condiciones de jugar el próximo miércoles frente al Inter en la segunda jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones ni el siguiente domingo ante el Sevilla.
Con el capitán se entiende que toda precaución es poca, por más que no se trate de una rotura y teniendo en cuenta que la lesión en el sóleo de la pierna derecha que padeció en su primer entrenamiento tras las vacaciones le mantuvo parado durante mes y medio, por lo que la mayor probabilidad es que, para no forzar la recuperación y aprovechar para ponerse a punto después de los problemas físicos que ha padecido en este inicio de temporada, el jugador permaneciera alejado del plano hasta después del siguiente parón de selecciones (el fin de semana del 12 y 13 de octubre no habrá Liga) y no regresase hasta la siguiente fecha del campeonato, el 19 de octubre en Eibar.
Messi ha permanecido prácticamente parado desde que jugó el seis de julio, con Agentina, contra Chile en la Copa América, partido en el que fue expulsado y a partir del que comenzó sus vacaciones. Al cabo de un mes volvió a Barcelona, se presentó en el Camp Nou para la premiere del primer equipo el cuatro de agosto y un día después, horas antes de partir a la gira por Estados Unidos, sufrió una lesión de primer grado en el sóleo que, apartándole del viaje a Miami y Michigan, acabó siendo más prolongada de lo esperado, pasando de los 15-20 días especulados en un primer momento hasta los 45, tras confirmarse (lo acabó reconociendo en primera persona) una recaída a mediados de agosto que no le permitió reaparecer hasta el partido en Dortmund y después de completar apenas tres entrenamientos completos y en condiciones con el grupo.
Media hora en Dortmund y 45 minutos en Granada dieron a pensar que su puesta a punto era cuestión de semanas y que, como él afirmó tras recibir el premio The Best en Milán, “lo iré cogiendo con los partidos y los minutos”. Hasta que el martes volvió a encenderse la alarma tras golpearse con Ontiveros durante el partido frente al Villarreal, minimizó drásticamente los esfuerzos en el último cuarto de hora de la primera parte y se confirmaron sus molestias en el aductor. Valverde habló de “precaución” para explicar el cambio del crack argentino durante el descanso y, de entrada, esa precaución provoca que su ausencia se prolongue durante, al menos las próximas tres semanas.