BARCELONA -- Quini fue un día ídolo en España. Fue el goleador por excelencia sucesor de Telmo Zarra y antecesor inmediato de Hugo Sánchez, cuya eclosión en el Real Madrid coincidió con el final de su carrera, de regreso al Sporting de Gijón después de una no muy larga pero sí destacada permanencia de cuatro temporadas en el Barcelona.
Enrique Castro, Quini, que entre 1968 y 1987 disputó 448 partidos en Primera División, se mantiene aún hoy como octavo máximo anotador histórico del torneo con 219 goles que repartió entre el equipo asturiano (165) y el Barça (54), entrando en la historia azulgrana un 24 de enero de 1982, se cumplen ahora 40 años, por ser el autor del gol 3,000 barcelonista en la Liga. Nadie mejor que él para celebrar tal efeméride.
El Barça suma a día de hoy 6.292 goles en la Liga y es Leo Messi, el mayor realizador de todos los tiempos en el campeonato (474 goles) quien entró en la historia de este especial club en el Camp Nou por ser tanto el autor del gol 5.000 como también del 6.000. El uno de febrero de 2009 en Santander y ante el Racing anotó el doblete de la victoria (1-2) siendo el primero de ellos el 5.000 liguero del Barça; el 18 de agosto de 2018, en el Camp Nou y ante el Alavés (3-0), también anotó un doblete significando el primero ese gol 6.000 que le colocó, por partida doble, en esta especial relación histórica del club azulgrana.
Fue Manuel Parera, el doce de febrero de 1929 quien, en Santander (0-2) marcó el primer gol liguero en la historia del Barça; el argentino Marco Aurelio fue el autor del gol mil el 22 de octubre de 1950 en una goleada al Lleida (6-1) en Les Corts; Pedro Zaballa, el 12 de enero de 1964, anotó el gol 2.000 en el Camp Nou en un 4-0 sobre el Valencia; equipo ante el que marcó Guillermo Amor el gol 4.000 el 9 de marzo de 1996, aunque en esa ocasión el Barça perdió por 4-1. Antes de Messi y de Amor, después de Zaballa, fue Quini el que entró en la historia, con un doblete, también, ante el Castellón al que se derrotó por 4-3 en el Camp Nou, un 24 de enero de 1982 en el que el propio Quini falló un penalti.
AHORA QUINI AHORA
Nacido en Oviedo en 1949 y crecido en Avilés, Quini comenzó su carrera en el modesto Ensidesa y tras rechazar su padre una oferta del Oviedo para jugar en el equipo filial, en 1968 fue contratado por un Sporting de Gijón que apostó fuerte por aquel joven delantero que acabaría siendo el mejor goleador histórico del club.
En El Molinón se hizo famoso el grito Ahora, ahora, ahora Quini ahora! de la hinchada local animando al gol que siempre llegaba de su estrella que ya en 1974 estuvo en la órbita del Barcelona, en un fichaje fallido que llevó finalmente a otro goleador, más modesto, llamado Clares al Camp Nou. Volvió a intentarlo el club azulgrana sin suerte en 1976 y 1978 sin suerte, entendiéndose en aquel tiempo que su carrera acabaría donde empezó, en Gijón.
Hasta 1980 logró el premio de máximo goleador en Primera División en tres ocasiones y en otras dos (1970 y 1977) en Segunda División hasta que, por fin, ya rozando los 31 años en el verano de 1980, le contrató el Barça pagando nada menos que 1,2 millones de dólares de la época.
Su impacto en el Camp Nou fue inmediato. Empezó a marcar goles convertido en el mejor estilete del Barça de Schuster primero y de Maradona (con el que le unió una profunda amistad) después, sumando otros dos trofeos consecutivos de máximo goleador en la Liga, personalizándose como el mejor realizador entre los grandes de España y sufriendo, en marzo de 1981, un secuestro que durante cerca de un mes mantuvo con el corazón en un puño a todo el país... Y provocando el derrumbe moral y deportivo de un equipo que pasó de ir lanzado hacia el título de Liga a perderlo de triste manera.
A su regreso Quini siguió a la suya, marcando 29 goles en 42 partidos en la temporada 1981-82 entre los que destacó ese histórico del que se cumplen ahora 40 años. Su estrella en azulgrana se apagó al curso siguiente (4 goles en 29 partidos) y se acabó en la temporada 1983-84 (10 goles en 28 partidos) aunque despidiéndose con un poker a Osasuna en la Copa del Rey.
Volvió a Gijón y se retiró al cabo de tres temporadas, en 1987, marcando otros 32 goles en 84 partidos y cerrando su carrera sportinguista con 258 goles en 493 partidos oficiales, a los que sumó otros 72 en los 141 partidos que disputó en el Barça. Los hubo trascendentales, como los dos anotados a su Sporting en la final de Copa de 1981 o el de la final de la Recopa en mayo de 1982 al Standard de Lieja... Y ese inolvidable del 24 de enero de 1982 al Castellón en el Camp Nou que le metió, por derecho propio, en los libros del club azulgrana.