Fabricio Díaz, el capitán de Uruguay, fue el símbolo del equipo dirigido por Marcelo Broli a lo largo de todo el campeonato, pero su figura se agigantó en la final del Mundial Sub 20 en Argentina.
Desde el arranque de la victoria por 1-0 frente a Italia comenzó imponiendo condiciones, no solo en la contención de la zona media junto a Damián García, sino también siendo el abanderado de la presión para recuperar y también a la hora de distribuir la pelota con criterio en la salida y a la hora de desprenderse al ataque.
A los 10', el volante central sacó un potente remate desde afuera del área que dio en el poste que sostenía la red del arco italiano, y a los 12' volvió a insistir por la misma vía, con un potente tiro que se fue por poco. A los 23', un preciso saque de esquina del capitán le puso la pelota en la cabeza a Anderson Duarte, quién metió un soberbio cabezazo que Desplanches sacó del ángulo.
En el complemento, la presión ofensiva que ejerció terminó con una habilitación para Luciano Rodríguez y la jugada casi termina en gol de Ferrari. Tres minutos después, Fabricio inquietó de nuevo con un tiro desde afuera del área, pero el remate bajo terminó en las manos de Desplanches.
A los 80', Díaz recibió una durísima infracción por parte de Prati, que le costó la tarjeta roja al defensa italiano, aunque el árbitro decidió sancionar la infracción con amarilla tras la revisión en el VAR.
Por presencia, por despliegue, por precisión a la hora de manejar la pelota y por impulsar siempre al equipo hacia adelante, Fabricio se erigió como el gran líder de la Sub 20 campeona del mundo.