Emiliano Martínez atraviesa un gran momento en su carrera después de ser campeón del mundo con la Argentina y conseguir el premio al mejor arquero "The Best" y "Lev Yashin", en la ceremonia del Balón de Oro. El dueño de los guantes de la Selección brindó una entrevista al diario francés L'Equipe y compartió alguna de sus visiones sobre el éxito profesional.
El guardameta de Aston Villa repasó algunos de los contratiempos que tuvo que superar para llegar al máximo nivel, remarcó la importancia del sacrificio y habló de cómo se forja su mentalidad ganadora.
"Sufrir para superar es la historia de mi vida", hace hincapié el arquero para describir cómo concibe sus proyectos. "Soy de los que se golpean la cabeza contra la pared cuando las cosas no salen bien. Soy muy ambicioso. Cerré una página de mi carrera siendo campeón del mundo y, ahora, quiero escribir otro capítulo".
Para Dibu es fundamental el acompañamiento psicológico para perseguir el éxito y tolerar los disgustos: "Cada año me enfrento a cosas nuevas, buenas o malas. Me ayuda a encontrar el equilibrio. No me siento grande cuando gano y tampoco me siento catastrófico cuando me hacen cuatro o cinco goles". Y remarca: "Me permite mantener el control cuando estoy enojado. Y es que, aunque parezca que todo va bien, siempre tenés algún pequeño dolor en alguna parte o algún problema en casa. Simplemente me ayuda a concentrarme en el momento presente y en lo que amo desde que era niño, que era jugar al fútbol".
El 23 de la Selección campeona del mundo siempre se hace un momento para hablar de su madre y de su madre, que le transmitieron los valores del esfuerzo y el trabajo: "Para mi padre era difícil, tenía que trabajar diez, doce horas diarias. Él sufrió. Cuando trabajás en un puerto de Argentina, a veces te pagan y a veces no. Algunas personas se escapan porque no quieren pagarte. Mi padre y mi madre tuvieron que trabajar más para pagar las facturas o la matrícula escolar. Su ejemplo nos hizo muy fuertes a mi hermano y a mí".
En la búsqueda de visibilizar sus dotes en el arco, Martínez recorrió algunos clubes, entre ellos River y Boca, pero fue el Rojo el que le dio la gran oportunidad. "Me dijeron que tenían otros buenos arqueros. Yo era joven, todavía tenía que progresar. Luego tuve otra prueba en Independiente y Pepé Santoro, el entrenador de arqueros, vio en mí algo que los demás no veían. Sintió que yo tenía un potencial enorme".
Al recordar aquellos días de su juventud en Argentina, Dibu identifica cómo se fue gestando la mente de un profesional: "La pensión de Independiente está ubicada en Villa Domínico, justo al lado de un barrio de emergencia. Y, en aquel momento, no había ningún muro entre ambos. Había drogas, alcohol, chicas. Muchos amigos iban a ver a las chicas allí o las traían al centro. Yo, en ese tiempo, iba al gimnasio, al boliche o entrenaba solo. En el gimnasio había una valla que no podía saltar. Entonces, mientras los demás salían de fiesta, yo practicaba saltar esta valla. Esa ya era mi mentalidad".
Cuando emprendió su aventura al Viejo Continente, no tenía tantas certezas: "Me asustaba el fracaso. Volver a la Argentina en la piel de un fracaso. Es como la final del Mundial: no podía imaginar otra cosa que el éxito. Era imposible para mí regresar al país sin haberme consolidado en el fútbol europeo".
Sobre los malos momentos, Dibu expresó: "Aprendí una lección de la mala experiencia en Getafe. Jugué seis partidos con un pésimo entrenador (José Bordalás), no tengo miedo de decirlo. Cometí errores, como todos, y fue entonces cuando comencé a buscar ayuda de un psicólogo para que me ayudara mentalmente. ¿Si ahí toqué fondo? Nunca he estado tan bajo. He pasado por tantos malos momentos, he sentido tantas malas vibras, que hoy disfruto de todas las cosas bonitas que me pasan".
Para poder ponerse el buzo de Argentina, el arquero tuvo que tomar riesgos: "Tuve una discusión con Mikel Arteta, mi entrenador en el Arsenal, y le dije que mi sueño era jugar en la Selección y que para eso tenía que irme. No le gustó, pero lo entendió, me dijo que me daría una oportunidad de salida y el Aston Villa apostó por mí. Gracias a este club pude conseguir mi objetivo y este año jugamos por primera vez en trece años una la Conference League".