<
>

El día que Boca venció a Milan y ganó su tercera Copa Intercontinental

La Intercontinental se había hecho costumbre para Boca Juniors. La había jugado en 2000, en 2001, y en 2003 estaba nuevamente en Japón para buscar una nueva conquista. En 2000 había vencido por 2-1 al Real Madrid y a sus figuras, con los recordados goles de Palermo; en 2001, no pudo contra Bayern Munich al perder en tiempo suplementario, tras un polémico arbitraje del danés Kim Nielsen.

El 14 de diciembre de 2003, una vez más, el Xeneize hacía historia: vencía a Milan por 3 a 1 en la definición por penales, tras empatar 1 a 1 durante el partido, y se quedaba con la tercera Copa Intercontinental, la última que conquistó un equipo argentino.

Boca venía de ganar la Copa Libertadores con una gran actuación a partir de los octavos de final. Pese a haber perdido el partido de ida de local ante el sorprendente Paysandú, el conjunto de Carlos Bianchi luego ganó todos los partidos que jugó hasta la final. Fueron siete victorias consecutivas, con un Carlos Tevez en un altísimo nivel.

Ya no estaban en esta temporada algunas figuras clave en los éxitos anteriores del Virrey, como Oscar Cordoba, el Patrón Bermúdez, Chicho Serna, Riquelme y Palermo, nada menos. Pero el nuevo Boca que armó Bianchi tal vez no era tan vistoso, pero sí demostró ser efectivo. Para este partido ante los italianos el mediocampo estuvo formado por tres volantes de contención: Battaglia, Cascini y Cagna. También formó parte Donnet, autor del gol frente a Milan.

Boca formó con: Roberto Abbondanzieri; Luis Amaranto Perea, Rolando Schiavi, Guillermo Burdisso, Clemente Rodríguez; Matías Donnet, Sebastián Battaglia, Raúl Cascini, Diego Cagna; Guillermo Barros Schelotto y Iarley.

Milan lo hizo con: Dida; Cafú, Alessandro Costacurta, Paolo Maldini, Giuseppe Pancaro; Gennaro Gattuso, Andrea Pirlo, Clarence Seedorf; Kaká, Jon Dahl Tomasson y Andriy Shevchenko. Tenía un gran equipo, que había vencido en la final de la Champions a Juventus. La definición fue por penales, donde falló dos, pero tuvo la fortuna que la Vecchia Signora erró tres. Boca no iba a darle tantas chances.

El partido fue parejo. El conjunto de Carlo Ancelotti había arrancado con más vocación ofensiva el partido y se puso en ventaja a los 22 minutos de juego: un pase de Pirlo cruzado desde la mitad de cancha pasó a los centrales xeneizes y dejó solo a Tomasson para el 1 a 0 parcial.

Boca estaba con dudas en esa primera mitad, buscando entrar en partido. Pero la suerte estuvo de su lado porque enseguida llegó la igualdad. Iban 28 minutos cuando Barros Schelotto mandó un centro, Iarley la tocó exigido y obligó a un manotazo de Dida, que dio rebote para que Donnet definiera con el arco vacío y pusiera el 1 a 1. Ese sería el resultado final.

Milan siguió siendo más en esos primeros 45 minutos, y Kaká tuvo la más clara cuando su remate desde afuera del área dio en el palo de Abbondanzieri. Pero el marcador iba a seguir igualado. En el complemento las acciones se emparejaron. Ninguno fue claro dominador, y no sobraron las jugadas claras de riesgo; hubo, más bien, aproximaciones.

Uno de los jugadores más esperados saltó a la cancha en el minuto 73: Tevez ingresó por Barros Schelotto. Carlitos venía de una inactividad de 40 días, debido a un problema en la rodilla que había sufrido ante Independiente por el torneo local. Y estaba en duda.

Días antes de la final, el mismo delantero había declarado: “Creo que Iarley y Guillermo están mejor que yo, si fuese el DT me dejaría en el banco”. Pura sinceridad. Carlitos no pudo marcar la diferencia con su ingreso, pero sí exigió en algunas jugadas y probó desde media distancia para sorprender a Dida.

El suplementario mostró más de lo mismo, aunque Abbondanzieri fue clave con una gran atajada contra el letal goleador Shevchenko: el ucraniano tuvo la victoria al parar en el área el balón de pecho y rematar al arco, pero el Pato, rápido de reflejos, evitó el gol.

El partido fue a los penales. Y otra vez el Pato se hizo grande. Esta vez no estaba Cordoba, el héroe en la final en el Morumbí ante Palmeiras de 2000, o el mismo que fue decisivo en la Libertadores de 2001. Sin embargo, el santafesino le tapó primero el penal a Pirlo, y luego a Costacurta, que en un blooper remató pegándole al pasto y favoreciendo la tarea del arquero. Seedorf ayudó mandando la pelota por arriba del travesaño (sólo Rui Costa marcó para Milan), y así Boca llegó al cuarto penal con match point (habían anotado Schiavi y Donnet, y Dida se lo atajó a Battaglia). Cascini definió bárbaro al ángulo derecho y Boca festejó su tercera Intercontinental.

Un párrafo aparte merece el Virrey, quien ganó en ese 2003 su tercera Intercontinental (la segunda fue ante Real Madrid, en 2000). En 1994, también ante Milan, había vencido con Vélez al equipo de Fabio Capello. Vaya batacazo. En palabras del Virrey, así diseñó su plan para darle otro golpe de nocaut al gigante italiano: “Yo tenía todo programado. Tevez estuvo 45 días sin fútbol y Guillermo también llegaba con lo justo, venía de una lesión. Así que sabía que Carlos iba a entrar en el complemento. Iarley venía muy bien, así que jugó los 120 minutos, yo ya lo venía cuidando desde el partido con River por el torneo local… Fue un partido parejo, donde ellos no lograron sacar ventaja, fuimos justos ganadores”.