El futbolista uruguayo Carlos de Pena, actualmente jugando en el Dynamo de Ucrania, convirtió este domingo un gol y fue partícipe de otro en la victoria de su equipo, 5-1 contra Olexandria, en un partido por la liguilla para el título de la Premier League de Ucrania.
Al convertir el gol, su festejo delató una noticia: la pelota escondida bajo la camiseta anunció la llegada de un hijo.
Así fue la reanudación de la liga ucraniana, que se había suspendido el 16 de marzo. De Pena habló en Derechos Exclusivos (Radio Uruguay) y repasó el proceso que se recorrió hasta volver a la competición.
"Al principio se tomaron buenas medidas pero hubo un momento en que comenzaron a retornar personas desde Europa y no se las controló bien. A nosotros, los jugadores del Dynamos, nos prohibieron ir a restaurantes, oficinas y centros comerciales, para evitar el contagio", comentó.
Sobre la peculiaridad de un estadio vacío, el uruguayo dijo que "es extraño jugar en silencio, se escucha todo: las protestas al juez y los reproches entre compañeros. Además, el estadio es muy grande y hace eco. Ayer me tocó hacer un gol y es muy raro celebrarlo sin gente".
Sin embargo, remarcó que está “contento por haber vuelto a jugar, haber metido un gol y haberlo festejado de forma particular, lo que me permitió anunciar que voy a ser padre".
Además, el jugador habló de las características del país y de cómo vive. “Es una cultura y una mentalidad distinta. No es un país donde tenga muchos amigos, no son tan abiertos como en otras partes de Europa pero me he acostumbrado bien, siento que ha sido un buen año y he aprendido mucho”, declaró.
Sobre el idioma, aunque si bien existe el ucraniano, el más hablado es el ruso. De pena está aprendiendo ruso desde que llegó: “Antes de la cuarentena tenía clases tres veces por semana, le estaba agarrando la mano. Sigo aprendiendo día a día, incorporando lo que aprendo y diferentes palabras. Siento que me hago entender y puedo formar oraciones."
"Los términos futbolísticos los aprendí bastante rápido. Lo que me dice el entrenador, las indicaciones sobre pelotas quietas, lo que me dicen mis compañeros. Es un idioma difícil, a veces necesito que me repitan algunas cosas y cuando no queda otra uso el inglés, pero muy poca gente lo entiende", complementó.
Sobre el trato que recibe en su club, indicó: “Me tratan bien, me dieron un coche y un traductor de ruso al español. Las clases de ruso me las da el club, estoy aprovechando y valorando eso, porque tengo la suerte de estar acá. Cuando llegué acá no venía de un buen año en Nacional".
"Jugué bastante en Nacional y no tuve el rendimiento que yo esperaba, ni que nadie esperaba. Volver a acá fue como renacer, volver a tener el protagonismo que necesitaba. Estoy al 100% físicamente y más maduro. Es un desafió personal vivir en un país tan grande, tan distinto y que fue parte de la Unión Soviética y todavía tiene mucha influencia", añadió.