BARCELONA -- Desde Thiago Silva y hasta Rodrigo Caio. Pasando por Hummels, Doria, Mathieu, Marquinhos, Vertonghen, Laporte, David Luiz, Blind o Íñigo Martínez, la búsqueda de un central con el cual potenciar la defensa del Barcelona vive el tercer capítulo de un culebrón que se inició hace dos años y que provoca tanta extrañeza como pasmo en el entorno de la entidad.
No se entiende cómo un club con el potencial económico, deportivo y social del Barça es incapaz de concretar el fichaje de una pieza que se adivina clave en el engranaje de la plantilla y que desde la marcha de Rafael Márquez en 2010 ha provocado tantos debates en el entorno como problemas en el equipo.
"Llevamos tiempo buscando centrales, como media Europa, así que no es fácil. Y más para nosotros, por nuestro estilo de juego", apuntó Carles Puyol este lunes en una entrevista concedida a la revista de la FIFA. En la misma, el capitán recientemente retirado daba una de las claves de estos problemas de difícil solución: "Para jugar en el Barcelona, además de calidad y buena salida de balón, debes ser rápido, porque defendemos lejos de la portería, y cuando miras atrás y ves tantos metros, te puede entrar vértigo".
En la advertencia de Puyol se adivina el problema no solucionado por el club. Un buen central, un excelente central, puede no ser válido en los esquemas del Barça, un equipo cuyo personal sistema futbolístico provoca que el reto sea tan especial como mayúsculo.
El mismo Guardiola fracasó en su intento con Chigrinskyi, una apuesta fallida que pasó a un segundo plano gracias al rendimiento de Mascherano, mediocentro reconvertido y que acabó siendo una de las claves en el éxito del equipo de la época.
Pero entre el ucraniano, Piqué, Cáceres y Henrique, desde 2008, el FC Barcelona ha invertido cerca de 57 millones de euros para apuntalar un puesto en el que solamente se ha asentado el catalán, procedente del Manchester United y que contó con una ventaja evidente respecto a todos los demás: su conocimiento de la filosofía azulgrana.
"Más allá del nombre, de la edad o del conocimiento público que se tenga de él, hay que encontrar a un jugador que se adapte al equipo. En el fondo, la estrella es Messi y los cracks Suárez, Neymar, Iniesta...", advirtió a ESPN un antiguo colaborador de los servicios técnicos del club, dando a entender la dificultad con la que se encuentra Zubizarreta. Y, también, disculpando al director deportivo azulgrana, señalado de forma inmisericorde por este tema.
Según publicó el pasado sábado el diario El País, hace dos años el FC Barcelona estuvo a un paso de fichar a Thiago Silva siguiendo las directrices del entonces recién nombrado entrenador Tito Vilanova. El PSG abortó la operación amenazando su presidente en persona a Rosell con desmantelar al Barça a golpe de talonario, y el técnico desistió de cualquier plan B, conformándose con la incorporación de Song, procedente del Arsenal y por quien se pagaron cerca de 20 millones de euros, que podía actuar tanto de mediocentro como de central.
La apuesta del camerunés, hoy en el mercado después de haber jugado 65 partidos oficiales en dos temporadas, se demostró tan fallida como lo fueran Chigrinskyi, Cáceres o Henrique y la impaciencia es ya absoluta.
"Mathieu puede ser tan o más válido que Hummels, por ejemplo" constató esta fuente, dando cuenta de que el francés pudiera adaptarse con menos dificultades a jugar con muchos metros por detrás, algo a lo que el alemán "no estuvo nada acostumbrado en el Dortmund", argumentando que el tema del precio (se dice que el Manchester United pagará por él 20 millones de euros) deja de ser un aspecto " prioritario".
Marquinhos acaba siendo el objetivo principal pensando a largo plazo y hasta acude ahora al primer plano Daley Blind, un futbolista de características diferentes, por cuanto para nada es central pero sí ha crecido con esa misma filosofía de juego y es adaptable a las necesidades indiscutibles del club.
Mientras, Luis Enrique trabaja con los futbolistas disponibles, algunos de ellos del filial, esperando ese fichaje siempre catapultado al primer plano mediático y que en el seno del club se sostiene llegará. Por mucho que, a la vista está, las dificultades en el acierto se adivinan máximas.