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La noche de los 63 puntos de Michael Jordan (Parte 2)

(Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente el 18 de febrero de 2012)

Ver primera parte: Lo raro empezó después

La entrevista de la cadena CBS antes de empezar el juego, hacía sospechar que algo atípico podía suceder. Jordan estaba risueño, envuelto en su chaqueta roja de los Bulls, y observaba sus zapatillas Air Jordan I, las primeras de una zaga que con el tiempo se haría interminable. Pensaba, mientras contemplaba el verde de las tribunas y acomodaba sus shorts de North Carolina debajo de los de los Bulls, en la primera reacción que había tenido cuando le mostraron aquellas zapatillas: "No puedo usarlas. Esos son los colores del diablo", le había dicho tiempo atrás a los diseñadores de su marca deportiva.

Sus compañeros habían notado su enfoque en el vestuario antes de comenzar el juego. Primero serio, y luego en un rol de líder que desconocían. Llamó a su equipo -por primera vez suyo-, lo reunió y pidió máxima concentración: tenía un plan en mente y pretendía cumplirlo.

-¿Qué es lo que sucede? ¡Por Dios D.J.! ¡Ese joven te está humillando!
- Coach, nadie puede defenderlo.
- ¿Qué dices?
- Que nadie puede defenderlo. No esta noche.
*

Ainge no podía creer lo que sucedía. En el fondo, no podia borrar de su cabeza esa conversación en el campo de Framingham Country Club, Brookline. "Te llevarás una sorpresa", le había dicho Mike la tarde anterior. Y vaya si estaba pasando. El joven número 23 de los Bulls anotaba, defendía, trasladaba, corría. Era una llamarada en el mítico estadio de Boston. Cada una de sus anotaciones significaba de algún modo una revancha de aquel partido de golf.

Los Bulls, curiosamente, seguían sin hacerle ofensivas aclaradas. El ataque no jugaba para MJ, pero sí lo hacía la defensa: aquella tarde, cuatro jugadores de Boston salieron por seis faltas, en un partido tan intenso que se pitaron 66 infracciones.

Los fanáticos del Garden comenzaron con abucheos hacia los jugadores de Chicago y luego empezaron a cambiar gritos por risas nerviosas. Nadie había visto nunca un talento individual como el que exhibía Jordan.

-No puedo creer lo que estoy viendo, ¡Este tipo nos está destruyendo!
-Tranquilo Danny, uno contra todos es imposible, no podrá aguantar.
-Ya lo creo Kevin, pero me resulta increíble lo que está haciendo. No se si insultarlo o aplaudirlo...
*

Sus compañeros sólo tomaban el balón y buscaban la forma de entregárselo. Nadie atinaba a hacer algo por su cuenta, todo giraba alrededor del Rey Sol de Chicago.

-Haremos la siguiente jugada. Mike, tu concentrate en el lado débil y aprovecha las cortinas de los internos.
-Coach Albeck, ¿Qué debemos hacer nosotros?
-Pasarle el balón a Mike, John. Luego alcanza con observarlo. Abrirse y dejarlo hacer.

John Paxson, escolta de los Bulls, hizo exactamente lo que le pidió el entrenador. Sus compañeros, atónitos como el resto del estadio, aplicaron las palabras al pie de la letra.

La defensa de los Celtics lo había intentado todo. Lo corrían por cualquier lado, lo doblaban en las esquinas, cambiaban la defensa, pero lo de ese hombre era magnífico. Era como tratar de cazar una sombra, siempre estaba en el lugar incorrecto para detenerlo.

El récord de Elgin Baylor en playoffs había sido de 61 puntos, y si bien MJ no pensaba específicamente en eso en ese momento, necesitaba algo más que lo ocurrido en tiempo regular para lograrlo.

- Tu puedes con ellos Mike, vamos, ¡Esta es tu noche! ¿Has tomado conciencia?
- John, seré sincero: sólo está sucediendo.
- Que así sea.

En la acción decisiva antes de finalizar los primeros 48 minutos, burló a Kevin McHale, quien le hizo falta tras devorarse un amague en el último segundo; Jordan convirtió luego los dos tiros libres para ir a suplementario, en lo que fue una de sus primeras cicatrices de presión dentro de un rectángulo de juego.

- Okey, sigamos con el mismo libreto. Mike, tu tomas el balón y decides.
- ¿Y el resto?
- A defender. Sólo a defender y lanzar tiros fáciles. Nada complicado, para eso, ya saben: a Mike.

Y así parecía ser el libreto para los Bulls. El segundo tiempo extra tuvo lo mejor del partido: Jordan ganó el eje de cancha y lanzó en movimiento ante la marca de Robert Parish. El silencio en el estadio fue sepulcral, sólo se escuchó el sonido de la red. Jordan giró su cabeza y observó hacia el banco de suplentes. Cruzó una sonrisa con el coach Albeck mientras bajaba de inmediato a hacer el balance defensivo. El banco de Chicago se levantó de inmediato y gritó la anotación como nunca. El triunfo podía ser posible.

- ¡No lo puedo creer! ¡Michael Jordan ha logrado lo imposible!
- Superar a Elgin Baylor en el Boston Garden, contra esta defensa, frente a este público hostil, ¿Quién podía pensar en algo semejante?
- ¿Podrá lograr el triunfo él solo? ¡Es la noche de Jordan!

Dick Stockton, comentarista de CBS, estaba excitado con lo que sucedía en el Boston Garden. Pero Jordan, más allá de sus números y su producción alucinante, no podría lograrlo solo: enfrente estaban los poderosos Celtics que, conducidos por un estelar Larry Bird, sellaron la victoria con marcador de 135-131, para alejarse 2-0 en la serie de primera ronda de playoffs.

El héroe de aquella noche para los ganadores, fue una cara poco conocida: Jerry Sichting, de Celtics, quien anotó el lanzamiento decisivo para darle la victoria a los locales.

LAS CONSECUENCIAS DE AQUELLA TARDE

- Larry, han ganado un juego alucinante. La pregunta obligada es ¿Qué te ha parecido la noche de Michael Jordan?
- Debo ser franco, nunca pensé que alguien podía hacer algo así. No contra los Celtics en el Boston Garden. Creo que esta noche Dios se ha disfrazado de Michael Jordan.

Pero la realidad es que Jordan había perdido. Disputó 53 de los 58 minutos de juego y anotó 22 lanzamientos sobre 41 intentos (sin triples), con 19 tiros libres. Pero esa espina sirvió para que algo crezca en su interior.

- Michael, por poco lo logras, pero tienes un premio consuelo: has superado el récord de Elgin Baylor.
- Oye amigo, te diré sólo una cosa: olvidate del récord, devolvería todos los puntos a cambio de una victoria.

El juego duró tres horas y cinco minutos. En el vestuario, Jordan se sentó y no habló absolutamente con nadie. Estaba apenado, dolorido, cansado. Se quitó las Air Jordan I, las empujó contra un rincón y se tomó la cabeza entre las manos. Los consuelos de sus compañeros no servían de nada. Cansados de contemplarlo, hicieron silencio. En esos 53 minutos de acción sobre el rectángulo, MJ se había ganado el respeto de sus pares.

Más allá de la derrota, para todos, fue una noche mágica. Para él, de aprendizaje.

En ese momento, Mike no pudo pensar demasiado. El dolor del presente no le permitió mirar hacia el futuro. Pero al día siguiente, al observar los diarios, entendió todo: había dejado de ser sólo un Sophomore con proyección.

MJ, Air Jordan, o tan sólo Mike. La lengua afuera. El salto en 45° grados. Su marca registrada estaba camino a superar el deporte mismo.

Lo raro, entonces, empezó después.


* Este diálogo es una reconstrucción tentativa del autor de la nota a partir de los hechos descriptos en ese período de tiempo. El resto de los diálogos fueron extraídos de las fuentes utilizadas para esta nota.

Fuentes consultadas:

- http://www.youtube.com/watch?v=69vkEcc-zfc
- http://www.nba.com/history/jordan63_moments.html
- http://hoopedia.nba.com/index.php?title=Air_Jordan
- http://www.nba.com/bulls/news/jordanhof_sophomore_090826.html
- http://www.nba.com/bulls/news/smith_090406.html
- http://www.sneakerhead.com/jordan-brand-history.html
- http://hoopedia.nba.com/index.php?title=1986_Overview
- http://www.espn.com/sportscentury/
- http://sportsillustrated.cnn.com/2009/writers/ian_thomsen/04/05/jordan/index.html
- http://www.as.com/baloncesto/articulo/dios-tierra/daibal/20060421dasdaibal_1/Tes
- http://hoopshype.com/archive/rumors/2009/rumors-20090912.htm