Andy Murray sigue sumando triunfos épicos. Otra victoria a cinco sets en el Abierto de Australia, esta vez con una remontada y fin del partido bien pasada la madrugada: ya eran las cuatro de la mañana en Melbourne.
Aun así, accedió a la conferencia de prensa, en donde no ahorró en comentarios con la programación: "Increíblemente, la gente se quedó hasta el final, cuando imagino que algunos tienen que ir a trabajar esta mañana. Realmente aprecio eso, con tremenda atmósfera hasta el final... Pero si mi hijo fuera ballkids y llegara a casa a las 5 de la mañana, como padre, eso me haría dudar. No es beneficioso para ellos, para los árbitros, no creo que sea bueno para los fans, ni bueno para los jugadores".
"Hemos estado hablando de esto todo el tiempo durante años. Pero cuando empiezas tarde un partido programado para la sesión nocturna, pueden pasar este tipo de cosas", relató luego de llevarse el partido más largo de su carrera: fueron cinco horas y 45 minutos hasta el 4-6, 6-7 (4), 7-6 (5), 6-3 y 7-5 al local Thanasi Kokkinakis.
A sus 35 años, sus logros se magnifican cuando se recuerdan que fue operado dos veces de la cadera: "Hubo muchos altibajos, con frustración, tensión, emoción. Es increíble ganar este tipo de partidos, pero ahora quiero irme a la cama. Es genial, pero quiero dormir. Entiendo las reglas sobre el descanso para ir al baño, incluso hablé mucho al respecto (para que su duración se reduzca) . Pero había estado bebiendo todo el día, ya las 3 am, ¡es frustrante no poder ir!", cerró quien fuera número uno del mundo, y con fuerzas de seguir mejorando el 66° actual... a pesar de todo.