Se deshizo en elogios. Daniil Medvedev es otro fiel testigo de las nuevas heroicas victorias de Andy Murray. En Doha, donde el sábado ambos ex-N°1 del mundo definen entre sí el título, el ruso habló maravillas del escocés, quien a los 35 años llegó a su final N°71 en el circuito.
Sin dudas, llega un duelo apasionante. Medvedev, actual N°8 del ranking ATP, y Murray (70°), posición que mejorará el próximo lunes, estarán el sábado cara a cara en una final muy especial, por tratarse de dos figuras que saben lo que es estar arriba de todos en la clasificación.
El nivel en alza y las batallas que viene ganando el escocés quedaron de manifiesto esta semana en Qatar. Es que ahora Murray ganó sus ocho últimos partidos en los que estuvo 5-5 en el set definitorio, sea el tercero o el quinto, según la clase de torneo. Y Medvedev habló muy bien de su capacidad de lucha y nivel de tenis.
A los 35 años y con una cadera de metal, Murray entró en el cuadro principal del ATP 250 de Doha al recibir una invitación de los organizadores. En cambio, Medvedev, ocho años menor que el británico, es el tercer preclasificado.
Medvedev fue claro en la conferencia de prensa tras su triunfo sobre el canadiense Felix Auger-Aliassime (9°). al que venció en los seis encuentros oficiales. "Murray es una leyenda; es increíble, está jugando cada vez mejor. Tan pronto como alguien llega al punto de partido, ahí es donde comienza el partido para él. Así que tengo que dar lo mejor de mí desde el primero hasta el último punto para intentar ganarle", expresó.
“Sigue jugando cada vez mejor, siento que no solo aquí, sino en general en el circuito. Esto es increíble de ver; él esta peleando muchísimo. Contra Lehecka fue increíble la forma en que ganó, así que estoy muy feliz de enfrentarlo en la final", agregó el ruso.
Justamente, Medvedev superó a Murray en los dos partidos en el tour. Sus palabras fueron elocuentes tras la victoria del escocés ante el checo Jiri Lehecka (52°), en pleno ascenso, tras salvar cinco match points en el tercer set. Sabe que debe luchar a pleno, hasta el último punto, sin vueltas.