Quería jugar. Quería ser competitiva. Quería ser feliz en una cancha de tenis. Infinidad de veces lo pensó, lo exteriorizó en conferencias de prensa en las que tenía que explicar porque no podía estar a la altura de las rivales y/o directamente no podía siquiera presentarse en cancha.
Y ahí está. Llorando de felicidad porque pisa una segunda semana de Gran Slam después de dos años. Es Paula Badosa que bajó a Daria Kasatkina por 7-6 (6), 4-6 y 6-4 después de 2 horas y 53 minutos de partido en la tercera ronda de Wimbledon.
Es su renacer tenístico. Ese que su físico le impidió tanto tiempo. La espalda primero. El muslo izquierdo después.
Hoy fue capaz de soportar las embestidas de una rival mucho mejor posicionada en el ranking mundial (12 contra 93) y con ritmo de competencia. La rusa llegaba con el título de Eastbourne (final ante Leylah Fernández mediante) bajo el brazo. Además, Kasatkina en 2024 hizo final en Charleston, Abu Dabi y Adelaida.
Pero es el momento de la española. Es la segunda vez en la temporada que gana tres partidos seguidos (en Roma, la anterior) y ante Yastremska o Vekic podrá decir que aún hay más por dar.
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