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Brittney Griner, detenida en Rusia: la WNBA y la necesidad de valorar más a las atletas femeninas

La detención de Brittney Griner en Rusia ha traído las disparidades en la equidad de género en los Estados Unidos de vuelta a la conversación. Michael Gonzales/NBAE via Getty Images

La saga en desarrollo de la detención de estrella de la WNBA, Brittney Griner, en Rusia durante las últimas semanas tiene muchas capas y atrae la atención a varios problemas sociales y geopolíticos.

Pero hay más. Desde el momento en que escuché del arresto de Griner -- las autoridades rusas dicen que ella tenía aceite de cannabi en sus maletas, y los reportes dicen que no está claro dónde está siendo detenida -- lo primero que pensé fue: ¿Qué hubiese sucedido si una estrella comparable de la NBA hubiese sido detenido por oficiales rusos? Sin duda habría discusión constante en los medios.

En un comunicado, la comisionada de la WNBA, Cathy Engelbert, expresó, "Brittney Griner tiene el apoyo pleno de la WNBA y nuestra prioridad principal es su retorno rápido y seguro a los Estados Unidos".

No sugiero que la WNBA y la NBA no están trabajando frenéticamente con funcionarios de gobierno para conseguir la liberación de Griner. Después de todo, la estrategia diplomática ha sido mientras menos se diga en público, mejor.

La presidenta del Caucus negro del Congreso, Joyce Beatty de Ohio, le dijo a Politico el jueves después de hacer comentarios públicos sobre la situación Griner en Filadelfia: "Debemos ser muy cuidadosos. Pienso que dijimos mucho hoy. Probablemente no lo hubiese dicho porque hay ojos mirando dondequiera y las cosas se reportan y una palabra se queda fuera o es demasiado agresiva, porque estás lidiando con factores desconocidos al tratarse [del presidente ruso Vladimir] Putin y Rusia".

Aún así, la relativa falta de atención que se le presta en un país hostil a la situación de una superestrella de la WNBA es otra manifestación de la desigualdad de condiciones bajo la cual operan la WNBA y el básquet femenino en general.

El jueves, Engelbert contradijo la idea de que una superestrella de la WNBA recibiría un trato diferente al de una estrella de la NBA. "Es un tema muy complicado", dijo ella.

Mike Bass, portavoz de la NBA, ante la pregunta de qué haría la liga en una situación comparable, dijo, "Haríamos exactamente lo que estamos haciendo en esta situación, o sea todo lo posible para garantizar el retorno seguro a casa del jugador a los Estados Unidos. Eso incluye trabajar diligentemente tras bastidores y conectar con funcionarios electos, agencias federales y organizaciones con pericia en tales asuntos. Por supuesto, eso también significa estar en contacto a diario con los representantes del jugador y en comunicación con su familia".

El sábado pasado, el Phoenix Mercury publicó un tuit con el siguiente mensaje, "Estamos conscientes de y siguiendo de cerca la situación de Brittney Griner en Rusia. Seguimos en contacto constante con su familia, su representación, la WNBA y la NBA. Queremos y apoyamos a Brittney y en este momento nuestra principal preocupación es su seguridad, su salud física y mental y su retorno seguro a casa".

El caso de Griner, en efecto su presencia en Rusia, plantea temas de equidad que siguen plagando los deportes femeninos profesionales e intercolegiales, más visiblemente en el básquetbol.

¿Llegará el día en que las jugadoras de la WNBA no se sientan obligadas a viajar al extranjero? ¿Serán los salarios de la WNBA lo suficientemente altos como para disuadir a las jugadoras de aceptar trabajos en esquinas remotas del mundo después de que terminen sus temporadas?

"Algunas jugadoras siempre irán al extranjero por razones económicas o porque aman el juego y necesitan jugar más", dijo Engelbert.

Ella dijo que la WNBA quiere eventualmente tener la infraestructura económica que lo hará factible para que más jugadoras se queden en casa. Engelbert señaló que desde su formación hace 25 años, la WNBA ha dado pasos enormes cuesta arriba. El recién negociado acuerdo colectivo le da a las jugadoras la oportunidad de compensar hasta $500,000 por cuatro meses de juego. Eso incluye salario, bonos y acuerdos de marketing de la liga y los equipos.

Han habido aumentos en paga y el acuerdo también da beneficios por baja por maternidad y fertilidad pagos. Engelbert además señaló que varias jugadoras de alto perfil han elegido permanecer en los Estados Unidos para forjar carreras, especialmente en las comunicaciones, pero reconoce que para la mayoría de las jugadoras, jugar en el extranjero es aún una alternativa lucrativa.

Pero mientras tanto, la ecuanimidad y la equidad siguen siendo un trasfondo constante.

Griner es una estrella de la WNBA, una de las jugadoras más reconocibles de la liga. Ella ayudó a USA Basketball a ganar dos medallas de oro olímpico. En su segunda temporada, guió al Phoenix Mercury a un título de la WNBA.

Después de su temporada de novata, Griner siguió a su compañera del Mercury, Diana Taurasi, a Rusia a jugar con el UMMC Ekaterinburg. En 2015, el UMMC Ekaterinburg le pagó a Taurasi $1.5 millones, 15 veces su salario de la WNBA en aquel tiempo, para perderse la temporada de la WNBA. En aquel momento, Griner apoyó a Taurasi, diciéndole al Arizona Republic, "Esta es una oportunidad para ella establecerse económicamente, y su familia". Juntas ganaron tres campeonatos y cuatro títulos de la EuroLiga Femenina. Griner devengó aproximadamente $1.5 millones por temporada. Por eso ella viaja al extranjero, y quién puede culparla.

En la WNBA, el salario base de Griner es $229,900, aunque con incentivos -- bonos por ser una All-Star, alcanzar los playoffs de la WNBA, etc. -- su compensación puede superar $300,000. Estas son las realidades económicas que obligan a las jugadoras de la WNBA a terminar sus temporadas y aventurarse en una migración anual a todos los rincones del mundo. Según The New York Times, se pensaba que unas 70 jugadoras estaban jugando por equipos internacionales en la temporada baja (hay 144 puestos de roster entre los 12 equipos de la WNBA).

Es una experiencia extraordinaria, hasta que no lo es. Si Griner fuese una estrella de la NBA, no estaría viajando para jugar una segunda temporada con un equipo en el extranjero.

Sí, parte de esto es economía sencilla. La NBA genera más dinero y ha existido desde 1946. La WNBA, que ha existido por 25 años, cuesta unos estimados $70 millones para operar mientras genera $60 millones.

Incluso los viajes son un problema. El New York Liberty de la WNBA fue multado con $500,000 el mes pasado por violar el acuerdo de negociación colectiva de la WNBA en 2021 por fletar vuelos repetidamente para el equipo. En la NBA y en las instituciones miembros intercolegiales de Power 5, los vuelos fletados no son un artículo de lujo sino una expectativa.

Entonces, ¿cómo puede esperar la WNBA lograr un grado de equidad? Yo sugeriría negociar un porcentaje más alto de los ingresos. Los jugadores de la NBA reciben 51% de los ingresos; el porcentaje de la jugadora de la WNBA es considerablemente más bajo, alrededor del 29%, según una fuente cercana a la NBA.

El desafío más grande es cambiar la perspectiva sobre el básquetbol femenino. Esta es la montaña más empinada por escalar en todos los niveles de competición.

Un año atrás, la alera de Oregon, Sedona Prince, publicó en Twitter para exponer las inequidades flagrantes entre los equipos de hombres y mujeres que participaban en el torneo de la NCAA. Los tuits de Prince fueron una vergüenza que reveló lo que pareció casi desprecio por las participantes femeninas.

Durante una entrevista el miércoles por la noche, Dan Gavitt, el vicepresidente senior de básquetbol de la NCAA, dijo que una gran parte de la disparidad del año pasado entre los hombres y las mujeres sucedió porque nadie antes había planteado el problema -- hasta que Prince publicó sus tuits en 2021.

"Las cosas progresaban bastante bien, no había controversias, cero clamor", dijo Gavitt. "Pero desde luego lo ha habido últimamente, con razón, y nos hemos vuelto más deliberados sobre la planificación y la colaboración".

Un reporte subsecuente sobre la equidad de género que se llevó a cabo más tarde en 2021 halló que la NCAA priorizaba el básquetbol masculino "sobre todo lo demás en formas que crean, normalizan y perpetúan las inequidades de género".

El reporte encontró que las inequidades de género en los campeonatos de básquetbol de la División I de la NCAA "se originan de la estructura y los sistemas de la NCAA misma, que están diseñados a maximizar el valor de y apoyar el Campeonato de Básquetbol Masculino de la División I como la fuente principal de financiamiento para la NCAA y su membresía".

Más gravemente, el reporte decía que la estrategia de la NCAA en torno al torneo femenino ha estado "perpetuando un discurso erróneo de que el básquetbol femenino está destinado a ser un 'perdedor de dinero' año tras año".

El reporte decía que el torneo femenino de la NCAA debería estar valorado entre $81 millones y $112 millones anualmente para 2025. El torneo está actualmente incorporado en un paquete de 19 campeonatos de la NCAA que compró ESPN por $34 millones anualmente.

Como reacción al bochorno del año pasado, Gavitt dijo, la NCAA ha hecho un gran esfuerzo por hacer los dos torneos más equitativos, dentro y fuera de la cancha. La rama femenina se ha expandido a 68 equipos y la frase Locura de Marzo, que, increíblemente, solo se utilizaba para describir el torneo masculino, se utilizará como marca del torneo femenino también.

Las mujeres terminan resistiéndose contra los mismos argumentos cansados: Que las atletas mujeres no eran tan buenas como los hombres, que el juego femenino no es tan emocionante como el masculino, que los partidos de mujeres no atraen audiencias tan grandes o tanto dinero.

El impulso de la WNBA por la equidad en el nivel profesional y universitario plantea preguntas provocadoras. En un ensayo para NBC Sports, Cheryl Cooky, una profesora de estudios americanos y de estudios de mujeres, de género y de sexualidad en Purdue, pregunta por qué las mujeres tienen que sobrepasar el logro de los hombres para conseguir la equidad y ser tratadas justamente. "¿Depende la igualdad en los deportes en el número de victorias, campeonatos, camisetas vendidas y espectadores que sintonicen? ¿Acaso las mujeres solo merecen la igualdad si pueden superar a sus colegas masculinos dentro y fuera de la cancha?"

La respuesta, en un sistema capitalista, es sí. "Lo único que pedimos es dennos tiempo", dijo Engelbert. "Sean pacientes con nosotros. Roma no se construyó en un día".

Hay indicios de que el tiempo está del lado de los deportes femeninos. Este año marca el 50 aniversario del Título IX, la ley federal de derechos civiles que prohíbe la discriminación por motivos de sexo en cualquier escuela o programa educativo que recibe fondos del gobierno federal. Es además el 40 aniversario del campeonato de básquetbol femenino colegial que organiza la NCAA. La WNBA es fruto del Título IX y parte de la evolución de los deportes profesionales en los Estados Unidos.

Pero la equidad se reduce a actitud, lo que valoramos y a quién valoramos. Con tiempo, por supuesto, una jugadora de la talla de Griner podrá disfrutar de su estrellato. En casa.