Dar una razón para tratar de explicar la brecha económica que hay entre la WNBA y la NBA sonaría a pretexto. Se puede hacer una lista de varios motivos por los que los hombres ganan más que las mujeres en el deporte, en particular en el básquetbol de Estados Unidos (Ligas que nos atañen) y todas serían injustas.
Desde la generación de ingresos entre una y otra Liga: Patrocinios, mercadeo, la mayor exposición que en medios tienen los varones a las mujeres, los logros a nivel selección y un desangelado etcétera que haría lamentar a cualquiera; sin embargo, en pleno 2022 así es. ¿Un ejemplo?
Diana Taurasi, la famosa 'Jordan' femenina es una de las jugadoras mejor pagadas de la WNBA y gana un 0.5% de lo que percibe el basquetbolista mejor pagado de la NBA, Stephen Curry.
Traslademos esta disparidad a números...
En este 2022, Taurasi, de 40 años, terminará un contrato de dos años con las Phoenix Mercury por 450 mil dólares. En su primera temporada, ganó $221 mil y $228 mil para la segunda, mientras que Curry se convirtió en el 2021 en el jugador mejor pagado de la NBA con un contrato de $43 millones de dólares al año.
Y sí, habrá quien argumente que Curry es el mejor jugador o el máximo triplero histórico de la NBA, ¡ok! Taurasi llevó a las Mercury a ganar los títulos del 2007, 2009 y 2014, ¿no basta? Bueno, también es la líder histórica en puntos de la WNBA.
Deportivamente hablando, parece no haber pretextos para la diferencia ente los salarios masculinos y femeninos; ahora bien, sí hay argumentos para entender esta situación que, sin duda, con el paso del tiempo y el desarrollo de la WNBA tienden a (o deberían) mejorar.
Según el Centro de Información Profesional de Georgia, sólo el 1% de las jugadoras de baloncesto universitario llegan al básquetbol femenino profesional. Entonces, mientras más jugadoras profesionales haya, mayor será el número de franquicias que se establezcan en la WNBA y por ende, mayor el interés de diferentes mercados; entonces el interés de los patrocinadores y el público, dos partes fundamentales para la recaudación de dólares, será más activo. Parece una cadena sencilla, pero el círculo virtuoso, que por ahora es vicioso, se podrá completar en favor de las mujeres que eligen el básquetbol como su actividad profesional o una parte importante de ella.
Recordemos que actualmente la WNBA cuenta con 12 equipos, ya que es una Liga relativamente nueva. Se creó el 22 de abril de 1996 con ocho franquicias y su primer juego fue en 1997.
(Otra) limitante a la que se enfrentan las mujeres para dar el salto al profesionalismo es que se les exige el título universitario de una carrera de 4 años o esperarse la misma cantidad de tiempo al salir de la secundaria para ingresar a la WNBA. Eso no ocurre en la NBA, donde los jugadores pueden dar el salto de la secundaria al profesionalismo.
Para aterrizar de manera más clara esta brecha aquí hay algunos datos de utilidad:
En 2020, la media de los sueldos de la NBA fue de $6.4 millones de dólares mientras que en la WNBA el salario máximo fue de $215,000.
El salario mínimo en la WNBA es de $50,000 dólares y el de la NBA de $75,000.
Una franquicia de la NBA genera unos $197 millones de dólares al año. Una franquicia de la WNBA genera $5 millones.
El sueldo más alto de un jugador de la NBA puede suponer el 19% de los ingresos de un equipo. El sueldo más alto de una jugadora de la WNBA no pasa del 2.18%.
El salario medio en la NBA es un 3.2% de los beneficios de un equipo, mientras que el salario medio en la WNBA supone un 1.5% de los beneficios.
La diferencia es abismal; sin embargo, la WNBA no permanecerá ajena a los cambios en pos de la igualdad, en este caso económicos; ya otras deportistas lograron lo que parecía imposible como la Selección Femenil de Fútbol de Estados Unidos, que el pasado 22 de febrero ganó una demanda para recibir de U.S. Soccer el mismo salario que el combinado varonil en todos los amistosos y torneos, incluida la Copa del Mundo.
"Un paso importante para corregir los muchos errores del pasado", señaló en aquella ocasión el Sindicato de jugadoras, la USWNTPA (por sus siglas en inglés), en lo que fue uno de los primeros y más firmes pasos a favor de la igualdad.