En su provincia, su tierra, en la cancha de Quimsa de Santiago del Estero donde comenzó su carrera profesional, Gabriel Deck apareció cuando el equipo más lo necesitaba y Argentina venció 87-79 a Chile para conseguir un lugar en la final del clasificatorio al Preolímpico de básquetbol. Tortu fue el máximo anotador del partido con 24 puntos y, aunque aún está falto de ritmo, por momentos se acercó a su mejor versión y disputó 25 minutos.
El equipo de Pablo Prigioni volvió a mostrarse atado, nervioso y con falencias defensivas, especialmente en el primer tiempo. Además, en esta oportunidad no tuvo al tiro de tres puntos como arma principal en ataque (7 de 25 en ese rubro). Lo positivo fue que encontró variantes en los jóvenes internos Francisco Cáffaro (14 puntos) y Juan Francisco Fernández (11 tantos).
Otro punto alto fue Facundo Campazzo, con su clásica intensidad defensiva, su visión de juego para repartir asistencias (12) y su capacidad para anotar puntos (19 en total) en momentos calientes del encuentro como ese pasaje de 45 segundos en el segundo cuarto en el que convirtió 7 consecutivos.
Y el quinteto de protagonistas destacados lo completó Carlos Delfino, quien a diez días de cumplir 41 años sigue aportando destellos de su enorme categoría: anotó 12 puntos (7 en el período inicial) y entregó 5 asistencias.
La lesión de Luca Vildoza en el primer cuarto, con una, en principio, contractura en el aductor izquierdo fue la noticia negativa de la jornada para el conjunto de Prigioni, quien debió reconfigurar su rotación y tendrá que resolver el plan de juego para la final del domingo.
Chile, la revelación del torneo, mostró el ascendente nivel con el que había ganado los tres partidos del Grupo B. Tuvo paciencia para elegir buenos lanzamientos de larga distancia con Sebastián Herrera e Ignacio Varela (3 triples cada uno)y supo encontrar a Nicolás Carvacho cerca del aro (23 puntos).
Argentina, que llegó a sacar 19 puntos de diferencia máxima pero no puedo sostenerla, volvió a estar lejos del rendimiento que precisa para consolidar su idea de juego y para tener opciones reales de ganar el partido decisivo. Cumplió con el pronóstico de acceder a la final, pero aún le falta para ilusionar a un público que no llenó el estadio Ciudad y que alentó con euforia solo en los lapsos en los que los chilenos recortaron la diferencia y generaron cierta preocupación.