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Facundo Campazzo, líder de la ilusión olímpica de la Selección argentina de básquetbol

El termómetro supera con holgura la barrera de los 30 grados centígrados en pleno invierno en Santiago del Estero. Las calles del centro, luego de la irrenunciable siesta, recuperan el andar de la gente. Sin preocupación por el clima -calor es lo que suele hacer acá en verano y no esto-, un grupo de personas se junta a bailar chacarera este martes de agosto con cielo diáfano. Alejado de ese murmullo callejero, concentrado en el objetivo inmediato que lo trajo a esta ciudad del norte argentino, Facundo Campazzo saluda, se sienta y sonríe. Facu siempre sonríe.

El capitán del seleccionado argentino de básquetbol, a contramano de lo que dictan las leyes no escritas de esta provincia, evitó la siesta y eligió mirar una serie de animé: 'Zom 100' en la habitación de hotel en la que no tiene compañero después de haber compartido con Nicolás Brussino en la gira por España. "No me gusta estar solo, me cuesta dormir. Hubiera preferido mantener el mismo compañero o cualquier otro, pero me tocó así", se sinceró Facundo, distendido.

Campazzo ya dejó de ser uno de los jóvenes del equipo y está en el grupo de los de mayor experiencia. Tres participaciones en Juegos Olímpicos y dos en Mundiales respaldan la capitanía y el rol de líder que ocupa. "Lo llevo bien. En mi cabeza sigo teniendo veintipico y por momentos no siento que tengo 32 años. Físicamente estoy bien, pero después de los partidos me duelen más cosas que cuando tenía 20. Estoy tranquilo porque fluye todo. Sigo siendo la misma persona y no por ser de los más grandes y tener varios años en la Selección voy a ser de una manera distinta a la que era antes. Disfruto cada día que estoy en la Selección, pertenecer a este grupo, tener nuevos desafíos y también liderar desde mi experiencia. La paso bien junto con los más jóvenes, con los que venimos hace varios años, con el cuerpo técnico y el staff", dijo el cordobés, siempre con la mirada en los ojos de su interlocutor.

Argentina debutará en el torneo que entrega una sola plaza a los torneos preolímpicos del año próximo ante Bahamas, que llegó a Santiago del Estero con tres jugadores de la NBA -Deandre Ayton, Buddy Hield y Eric Gordon- y se erige como uno de los candidatos. De conseguir ese boleto, en 2024 aparecería un desafío de un nivel superlativo, pero Campazzo no quiere anticiparse: "Sería un error de mi parte pensar más allá de este torneo, que tiene un nivel tremendo con un equipo como Bahamas que sorprendió por el poderío que trajo. Desde el primer día de concentración nos pusimos como objetivo clasificar a ese Preolímpico. Si todo va bien tendremos cuatro partidos en cinco días y para eso nos estuvimos preparando".

La ilusión de llegar a París 2024 es tan grande como complicado el camino para conseguir un boleto. Campazzo ya compitió en Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2021. Desea volver a vivir "el máximo evento deportivo, el lugar en el que todos quieren estar. La dificultad le da un valor extra".

De sus vivencias olímpicas tiene muchos recuerdos y elige alguunos momentos de la primera: "Ver a tantos deportistas de elite en un mismo lugar, pedir la misma comida que Michael Phelps y sentarme al lado de él, compartir el gimnasio con campeones y campeonas mundiales de diferentes disciplinas fue algo muy loco para mí. Eso lo disfruté mucho".

Facu se pasea con un parlante por el que suena la música rumbo a los entrenamientos. "Se abre el bluetooth y cualquiera puede elegir. Intento poner lo que le gusta a todo el mundo. Yo escucho de todo, soy muy variado. Voy del Loco Amato a Metallica, pero no les pongo eso a los pibes porque no creo que les guste", explicó el base. En eso, como en la cancha, también ofrece un liderazgo amplio, de brazos abiertos.

Del mismo modo que le enseñaron desde el ejemplo y el consejo los integrantes de la Generación Dorada cuando él se incorporó al seleccionado, Facundo aplica todo lo que aprendió y les marca el camino a los más chicos. De aquel joven pícaro y divertido al que le faltaba desarrollo muscular y le sobraba barriga a este padre de familia fibroso y experimentado cambiaron algunas características y otras se mantienen intactas. "A nivel profesional es todo diferente. Tengo buenos hábitos, descanso bien, como bien, pienso qué puedo hacer para mejorar física y mentalmente y ser todo un profesional. En lo demás, tengo la misma manera de ser que cuando era pibe, intento aprender y no cerrarme en lo que ya sé, escucho a todos como si siempre fuera un rookie", explicó Campazzo.

Y agregó qué es lo que se mantiene del legado que dejaron los campeones en Atenas 2004: "Quedan los intangibles, la manera de trabajar, los valores que nos transmitieron. Repetimos algunas cosas y probamos otras diferentes de acuerdo a lo que pasa en la actualidad. Tratamos de tener la misma mentalidad y de confiar en la preparación, que siempre fue clave para esa generación: trabajar duro previo al torneo y confiar en que el resultado sea producto de lo que trabajaste, más allá de todos los factores que puedan influir. Pusimos toda la energía en construir un grupo, ya que hay jugadores que están por primera vez en la Selección. Los jóvenes y los ya no tan jóvenes intentamos copiar y pegar lo que aprendimos en su momento".

Campazzo detalló cómo es su vínculo con Pablo Prigioni: "La relación jugador-entrenador, no solamente conmigo sino con todos, es muy buena. Eso es clave para un proceso como este y para cualquier equipo. Tener buena comunicación con el entrenador y el cuerpo técnico es muy importante para la unión del grupo y para construir. En lo personal, tuve la suerte de jugar con Pablo, de compartir puesto, de aprender de él y de compartir el puesto. Utilizamos esa experiencia que tenemos juntos y nuestra amistad para el bien común que es la Selección".

Además, Facundo profundizó sobre el trabajo del técnico: "Este es el primer proceso largo que le tocó porque desde que reemplazó a Néstor García le había tocado trabajar como mucho tres días y ya tener que competir en partidos importantes y siempre con grupos diferentes de jugadores. Ahora tuvimos tiempo para vivir su manera de prepararnos y revisar detalles. Estamos todos cómodos con el estilo de Pablo, que propone un juego dinámico, que nadie tenga mucho tiempo la pelota en las manos, aumentar la cantidad de posesiones de balón y aprovechar las oportunidades de tiro que nos da el juego. Nos hace pensar y tener mejor lectura. Si ajustamos en el aspecto defensivo podemos competir a buen nivel. El mensaje es claro y nosotros estamos siendo 100% receptivos. Ahora debemos plasmar todo esto en los partidos con público cuando las papas queman".

El 25 de agosto comenzará el Mundial de Filipinas, Japón e Indonesia y aunque Argentina, último subcampeón, no estará presente Facu se sentará a ver algunos partidos. "Lo voy a mirar como un aficionado más del básquetbol, pero con la bronca de no poder estar. Es un torneo con un altísimo nivel en el que tengo compañeros y amigos a los que quiero que les vaya bien y tengo intriga de ver cómo juegan algunos equipos y cómo afrontan el torneo. Quiero ver a Canadá, a España que le está yendo muy bien en la preparación, a Eslovenia con Luka Doncic pero sin Vlatko Cancar que se lesionó y a Estados Unidos".

Casi seis meses después de la noche en que República Dominicana sentenció la no clasificación de Argentina a la Copa del Mundo, la espina sigue clavada. "Sería poco inteligente pensar que fue culpa del último partido. Distintos factores nos llevaron a esa situación definitoria. Antes fallamos en algunos aspectos de juego y de preparación. Lo analizamos como equipo previo a esta concentración, hablamos de ese partido y de lo que representaba haberlo perdido, del fracaso de no ir al Mundial e intentaremos no cometer los mismos errores. La única manera de pasar página es trabajar y pensar en el siguiente objetivo", analizó Campazzo.

La carrera de Facu continuará en Real Madrid, algo que él y su familia deseaban desde que finalizó el vínculo con Dallas Mavericks en la NBA. Tras el breve pero intenso paso por Estrella Roja de Serbia, volverá a la que había sido su casa. Antes aparece este nuevo desafío con el seleccionado argentino.

La peatonal Rojas, ya con la iluminación artificial que le ganó el protagonismo al sol, intensificó la densidad de gente que camina a paso lento. Una camiseta azul de Denver Nuggets con el número 7 resalta en la vidriera de un local de ropa deportiva. Campazzo, omnipresente en Santiago del Estero.