Los Boston Celtics se clasificaron a los playoffs primero que nadie, pero un potencial problema de estructura puede complicarlo en la postemporada.
Los Boston Celtics son el mejor equipo de la NBA. Esta máxima sencilla es inobjetable para todos. Para los que ven mucha NBA, para los que ven poca e incluso para los que no ven nada. Porque se han hermanado dos aspectos del deporte que no necesariamente están entrelazados: jugar bien y ganar. Forma y contenido. Estilo y estadísticas.
Todo es alegría en el TD Garden. Pero las verdaderas respuestas -ya lo sabíamos- no están en serie regular para este equipo. Están a partir de abril en la postemporada y es para eso que Brad Stevens en la gerencia, Joe Mazzulla en el banco de suplentes y el plantel completo dentro de la cancha se preparó en la previa para brillar en el durante.
Quitemos un poco de polvillo en el estante de Boston. Veamos qué pasó en los playoffs pasados: los Celtics perdieron ante el Miami Heat, que llegó desde el play-in, en siete partidos, en las Finales de la Conferencia Este. Luego, Jimmy Butler y compañía sucumbieron ante los Denver Nuggets en las Finales de la NBA y vimos a Nikola Jokic y compañía levantar su primer trofeo Larry O'Brien de la historia.
¿Qué tan lejos estuvo Boston de conseguirlo? A escasos metros. Pero esta temporada no quisieron dar ventajas y fueron en la previa por dos pesos pesados, uno en el perímetro, Jrue Holiday, que se lo extirparon a otro contendiente del Este, Milwaukee Bucks. Y el otro, Kristaps Porzingis, para mejorar los dos costados de la cancha, atrás por su longitud extrema, y adelante por su combinación para jugar interno y externo, siendo el pick and pop una de sus armas letales.
Top seed in the East ☘️ pic.twitter.com/T6eXNbLpVM
— Boston Celtics (@celtics) March 25, 2024
Para entender el nivel de dominio verde, tenemos que ir a los números. Al menos por un párrafo: Boston tiene nueve victorias consecutivas en serie regular, ganó siete partidos más que los Nuggets, que son los mejores del Oeste, tienen la mejor eficiencia ofensiva de la NBA (anotan 120.4 puntos cada cien posesiones) y la tercera mejor eficiencia defensiva (recién 108.9 puntos cada cien posesiones), solo por detrás de Orlando Magic y Minnesota Timberwolves.
Cuesta, entonces, anticipar un peligro. Porque el perímetro es perfecto (Jayson Tatum, Jaylen Brown, Derrick White, Jrue Holiday y Payton Pritchard), tanto que los Celtics, con Porzingis como cuatro abierto, tienen 15 o más triples anotados en 56 partidos esta temporada, el máximo de la historia de la NBA. La situación desfavorable, entonces, no está ahí. Podría ser en la pintura, la única kryptonita que puede tener este plantel en curso en su camino hacia el trofeo Larry O'Brien.
Seamos francos: solo una catástrofe puede desviar a los Celtics de su objetivo en el Este. Porque se prepararon para su bestia negra, que es el Heat, y le extirparon el alma a los Bucks con Holiday. Están bien cubiertos en su Conferencia, pero... ¿Acaso están listos para enfrentar a Jokic? ¿Tienen poderío interno para ir contra el gigante serbio?
Ustedes me dirán que ninguna franquicia está preparada para jugar contra Jokic. Y quizás tengan razón. Pero esa es la pata de la mesa floja que tiene Boston de cara a una potencial definición de campeonato. Parece haberse ocupado fuerte de lo que ocurre en casa pero dejó de ver al potencial vecino cuando tenga que disputarse el barrio entero.
Veamos la zona pintada: Al Horford tiene 39 años, Porzingis es muy bueno pero demasiado liviano para Jokic y Luke Kornet, Neemias Queta y Xavier Tillman tienen sabor a poco para discutirle algo. Por supuesto, no será una cuestión de uno solo contra Jokic, pero la estrategia más adecuada para jugar contra Denver es tratar de defenderlo mano a mano al Joker y cortar el pick and roll con Jamal Murray para evitar que alimente a los demás. Cuando Jokic juega ante dobles o triples marcas, en vez de sufrirlo, el gigante lo aprovecha: ahí es cuando la fiebre de básquetbol se extiende a terrenos insospechados y termina siendo demasiado para cualquiera.
En ese sentido, los Celtics podrían no estar preparados para este duelo. Sin embargo, Mazzulla es otro entrenador respecto a la temporada pasada. Está asentado, es mucho más maduro, ejecuta rotaciones, y seguramente evolucione en materia de ajustes duelo a duelo. Ya igualó con 57 la línea de victorias de la 2022-23. Considerando que van a conservar la localía hasta el final de los playoffs, el récord en casa de 32-3 motiva y mucho.
En definitiva, Boston está preparado para todo. Mejor dicho, para casi todo. Dicho esto, pocas veces en la historia de la NBA se vio un dominio semejante de un equipo en su camino hacia el éxito.
Ya conocemos las bondades y ahora también conocemos cuál es la potencial kryptonita. En definitiva, todos tienen su punto débil.
Será cuestión de abroquelarse, estar atentos y cuando el peligro aceche, ponerse espalda con espalda para que el lunar que sale a flote se note lo menos posible.