Argentina inició el camino de clasificación al Mundial de básquetbol de Qatar 2027 con una victoria sobre Cuba 80-68, en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana.
El equipo dirigido por Nicolás Casalánguida, en reemplazo de Pablo Prigioni, quien sí estará en el segundo partido el 1 de diciembre en Buenos Aires ante el mismo rival, no mostró la superioridad esperada y alternó momentos de muy buen nivel con pozos pronunciados en los que le permitió al conjunto centroamericano batallar a pesar de su menor jerarquía.
Gonzalo Corbalán, el mejor de Argentina, fue el máximo anotador del equipo con 19 puntos, a los que agregó 7 rebotes y 3 asistencias. Francisco Cáffaro, otro de alto nivel, registró un doble-doble de 18 puntos y 10 rebotes.
Facundo Campazzo (6 puntos y 4 asistencias) y Gabriel Deck (8 puntos y 5 rebotes), llegados a último momento tras su actuación del martes en Real Madrid-Hapoel por la Euroliga, que comenzaron como suplentes y disputaron menos de 15 minutos cada uno, mostraron destellos de su categoría y lideraron a Argentina en un par de pasajes de confusión para transmitir tranquilidad. El compromiso de las dos máximas estrellas del equipo no solo representó un valor en sí mismo sino que fueron importantes para conseguir la necesaria victoria en el debut.
Karel Guzmán fue el líder en anotación del partido con 22 puntos, además de 6 rebotes y 3 asistencias.
El déficit más importante de Argentina en ataque estuvo en los triples, con un bajísimo 17,9% de acierto (5 de 28), mientras que tuvo buena efectividad en dobles con 53,3% (24 de 45).
Cuando el conjunto albiceleste pudo correr en contraataque, siempre al son de Corbalán, o tener paciencia en el ataque fijo encontró sus mejores opciones ofensivas.
El estreno con triunfo como piedra fundacional de la búsqueda de regresar a una Copa del Mundo tras la ausencia en 2023, entregó la primera sonrisa, aunque con mucho trabajo por delante para pulir el funcionamiento de un equipo que aún espera encontrarse con su mejor versión.
Argentina, con altibajos en la primera mitad contra Cuba
Argentina, que inició con José Vildoza, Nicolás Brussino, Gonzalo Corbalán, Juan Fernández y Francisco Cáffaro, el quinteto que se consolidó en la AmeriCup, tuvo dudas en el comienzo, pero se afianzó con el correr de los minutos, cerró el primer cuarto 21-13 en ventaja.
El máximo anotador del seleccionado albiceleste en el primer período fue Corbalán con 8 puntos.
En el amanecer del segundo cuarto Argentina sacó 10 puntos de diferencia, la máxima hasta el momento, con el marcador 23-13. Pero Cuba se recuperó con un parcial de 10-0 gracias a su mayor velocidad y atleticismo para igualar el score.
La paridad se mantuvo en 25-25 y a partir de allí Argentina recuperó el control de las acciones y con un pasaje de 8-0 se puso 33-25, con Corbalán y Cáffaro como las vía más clara para anotar.
Con un buen pasaje de Brussiono y un cierre perfecto de Corbalán con una conversión sobre la bocina, el conjunto albiceleste se fue al entretiempo 41-32 al frente.
Los máximos anotadores de Argentina en la primera mitad fueron Corbalán (12 puntos), Cáffaro (9) y Brussino (8).
Nico Brussino slams it home for 🇦🇷 Argentina! 😤
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Campazzo, el director de orquesta del tercer cuarto
Argentina amplió su ventaja en la mitad del tercer cuarto a 50-39, la máxima diferencia, siempre con Corbalán como mejor jugador.
El problema principal del equipo de Casalánguida, la efectividad en triples, apenas por encima del 20%.
Cuba volvió a reaccionar cerca del tramo final del tercer parcial y se acercó a 2 puntos: 50-48.
Deck, Fernández y Negrete ofrecieron soluciones para poner paños fríos al calor que le había impuesto el conjunto local a ese tramo del juego y llevaron el marcador a 59-48.
El cierre del período, con Campazzo como director de orquesta, fue con la diferencia más amplia para Argentina: 61-49.
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Al son de Corbalán, Argentina voló al triunfo en La Habana
Argentina tuvo un buen inicio del último cuarto que coronó con un alley-oop de Campazzo para Corbalán que llevó el resultado a 65-49.
Sin embargo, Cuba volvió a mostrar deseo y se mantuvo en juego, con presión defensiva sobre la pelota, contraataques y aciertos desde larga distancia, con Karel Guzmán como abanderado.
En un cierre con errores de los dos lados, el seleccionado centroamericano encontró algunos momentos de lucidez y peleó hasta donde pudo. Pero la jerarquía de Argentina y el talento limitado de Cuba decantó en la victoria del último subcampeón de la AmeriCup.