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Ginóbili explica y se despide a lo Manu en su columna del diario La Nación

"Cuando volví a agarrar la pelota, ya no me pasaba lo mismo de siempre", sintetizó Manu Ginóbili en su columna del diario argentino La Nación, el porqué de su decisión de retirarse del básquetbol y de sus queridos San Antonio Spurs.

Después de 23 años en cinco clubes, 16 de ellos con los Spurs, el argentino puso final a su carrera con la sensación de que será raro, pero con la certeza de que "estoy bien preparado y muy, pero muy bien acompañado para afrontarlo".

El cuatro veces ganador del anillo de campeón de la NBA explicó además que esta no fue una decisión inesperada.

"Tengo 41 años, lo estiré bastante el temita este del básquet ¿No? No sólo eso, en mi cabeza, la temporada pasada fue en todo momento "la última". Nunca lo exterioricé porque no tenía ningún sentido limitar mis opciones, quería dejar la puerta abierta por las dudas que cambiara de idea o que siguiera sintiendo la fuerza física y mental que se necesita para afrontar una temporada de este estilo.

"Regresé (a San Antonio) y me puse a hacer pesas, agarré la pelota, miré a los más jóvenes entrenarse y romperse el lomo para estar bien para la pretemporada y a mí, sin embargo, todavía me dolían los últimos dos golpes de la temporada anterior. De a poquito me fui convenciendo de la decisión a tomar", escribió.

Y luego remarcó que, con la decisión clara, solo quedaba esperar por el regreso del entrenador Gregg Popovich. "Quería que fuera que fuese él el primero en saberlo y el primero con quien charlarlo".

"Lo que le dejé en claro a Pop es que no es un "chau, me voy". Mis hijos ya empezaron las clases y mientras esté en la ciudad voy a estar cerca del equipo y de la franquicia, tal vez no pueda ayudar más sacando una falta en ataque o con algún robo o algo, pero trataré de sumar en lo que pueda, tengo un gran aprecio por mis compañeros, por el staff y toda la gente del equipo y quiero que le vaya lo mejor posible. Si puedo ayudar desde afuera, lo haré con mucho gusto".

Sobre su cuentas pendientes en el competitivo mundo del básquetbol fue categórico: "no me quedé con las ganas de nada, jugué hasta que tuve ganas, algunos se tiene que retirar por lesiones o demás cuestiones antes de tiempo, pero yo jugué hasta pasados los 40 años. La verdad es que no me quedó nada pendiente. Es más, me di el gustito en los últimos tres años de jugar como uno quisiera hacerlo con sus amigos, sin sentir la presión de ser el responsables exclusivo de lo que pueda suceder, con la sensación de 'yo ya di todo lo que pude'. Jugué porque me gustó hacerlo, por mi respeto y aprecio al lugar en el que estaba.

"Todo fue especial en mi carrera porque no es común estar tanto tiempo en un equipo de la misma manera que no se dan procesos en selección en los que un puñado de jugadores compartan con casi 20 años juntos, con Spurs y la Generación Dorada. Tuve la fortuna de formar parte de dos grupos que han tenido una relevancia increíble en el deporte y en todos los casos encontré una calidad humana imposible de igualar. A nivel profesional haber tenido esa posibilidad es sin duda asombroso.

"Y a los aficionados también les digo gracias porque me adoptaron desde el primer día".