MIAMI -- Chris Bosh vivió una noche llena de grandes memorias, emotivos tributos e historias coloridas y no pudo terminarla sin su famoso grito, el que lo hizo famoso durante la era del Big 3.
Con un fuerte grito de “¡Vamos!”, Bosh agasajó a los aficionados del Miami Heat, quienes respondieron de inmediato.
El martes, Bosh se convirtió en el cuarto jugador del Heat cuyo jersey es izado hasta el techo de la American Airlines Arena. Esencialmente, toda la arena estuvo de pie mientras el jersey iba en camino a su destino y varias leyendas del Heat hablaban para honrar a Bosh.
“Cuando estaba triste, cuando me pasaban cosas, ustedes me enseñaron cómo salir adelante. Gracias”, dijo Bosh.
Todos los actuales jugadores del Heat y otros de épocas pasadas, como Alonzo Mourning, Shane Battier y Juwan Howard, estuvieron en la duela durante la ceremonia, así como Pat Riley, presidente del Heat, quien habló en nombre del grupo.
“(Chris) no sólo es una superestrella. Es un increíble súper humano. Sólo quiero darle la bienvenida a Chris Bosh, por siempre, un Miami Heat”, dijo Riley.
Dwyane Wade presentó a Bosh como “uno de los más grandes jugadores que ha vivido” y como “la pieza y persona que hizo al Big 3 legendario”. También reconoció a Bosh como uno de los “más grandes videobombers en la historia de la NBA”.
Bosh fue el último en hablar y, claro, hizo muchas bromas a expensas de Wade. También fue emotivo en varios momentos de la ceremonia y dio parte de su discurso en español para honrar a la amplia comunidad de Miami, algo que provocó una gran cantidad de aplausos.
Bosh siempre ha sabido cómo entretener y ciertamente lo hizo con la audiencia durante su ceremonia.
El Juego 6 de las Finales de la NBA en 2003 inmortalizaron a Bosh en la historia del Heat.
El rebote ofensivo que hizo en el tiro de último minuto que falló LeBron James y el pase a Ray Allen para el triple ganador del partido fue la acción que definió el segundo título consecutivo del Heat.
Riley llamó a esa jugada “el más grande rebote y asistencia en la historia de la franquicia”.
Bosh también será recordado como uno de los pioneros en lo que ahora se ha convertido en la figura de las cinco posiciones. Su combinación de tamaño, físico, velocidad, habilidad para hacer jugadas y, más tarde en su carrera, disparar triples, lo hizo un talento raro en la historia de la NBA.
Su personalidad colorida, su humildad en uno de los súper equipos de época y dominio en sus 13 temporadas hablan por sí solas.
La lucha de Bosh con los coágulos sanguíneos pusieron fin a su carrera en la NBA e inevitablemente será parte de su historia. Pasó varios años en consultas con doctores, abogados y con el Heat para continuar con su carrera, pero no lo logró.
Sin embargo, Bosh reveló que lo que lo mantuvo de buen ánimo fueron cientos de cartas de aficionados que el Heat le entregó, una colección de buenos deseos que lee con frecuencia en sus días malos.
Al hablar de lo que esas cartas significan para él, Bosh se puso emotivo.
“Ustedes me inspiraron para volver la duela. Me dieron la motivación para salir del cuarto en mis días más complicados, cuando no tenía energía. Animarme cuando estaba deprimido, eso es lo que significa Miami para mí”, afirmó Bosh.
El ex número 1 del Heat jugó su último partido en febrero de 2016 a los 31 años de edad. No tuvo una gira del adiós como Wade, algo que, con humor, tomó con filosofía.
Bosh terminó quinto entre os jugadores en la historia del Heat en promedio de puntos por juego con 18. Jugó siete años en Toronto y terminó como el líder anotador en la historia de los Raptors, antes de ir a la agencia libre.