<
>

Russell Westbrook finalmente quiere cambiar, pero ¿puede?

Russell Westbrook jugará su primera temporada con los Houston Rockets. Getty Images

En su última noche como miembro del Oklahoma City Thunder, Russell Westbrook decidió no vestirse de gala. Treinta minutos antes de su pautada aparición en la alfombra roja del espectáculo cómico “Why Not??” (¿Por qué no?) en el salón Cain’s Ballroom de Tulsa, Oklahoma, los teléfonos comenzaron a destellar con la noticia de su canje a los Houston Rockets. Dentro del local, la multitud conformada por varios centenares de aficionados comenzaron a murmullar, hasta que el sonido se convirtió en un rugido de sorpresa y dolor: El sonido que marca el final de una relación amorosa que termina mal.

Westbrook no apareció en la alfombra roja y canceló todas las entrevistas en esta noche de jueves del mes de julio. Llegó tras bastidores, vistiendo una camiseta anaranjada, pantalones cortos verdes y zapatillas deportivas negras, un atuendo corriente que parecía indicar la rendición por parte del aficionado a la moda más ecléctico de la NBA.

Después del inicio del espectáculo, Westbrook se movía entre su mesa, ubicada en la primera fila y un área oculta a un lado del escenario, atendiendo una incontenible cantidad de llamadas telefónicas. Según recuerdan varias personas que estaban detrás del escenario, Westbrook estaba hablando tranquilamente con los comediantes y su siempre presente grupo de amigos de la niñez, mostrándose relajado y un poco melancólico, disfrutando del momento de despedida sin pensar con respecto a su venidera transición.

Sobre el escenario, el comediante Lance Woods comenzó a contar una historia con respecto a momentos que compartió con Westbrook y Kevin Durant (con los abucheos del público cuando se mencionó el nombre de Durant) cuando ambos jugaban con el Thunder. “Todos estamos hablando, yo, Russ y KD”, dice Woods. “Y Russ me dice: ‘¿Cuándo es tu próximo espectáculo?’. Respondí: ‘Pronto iré al Área de la Bahía de San Francisco’. Y KD respondió: ‘¡Yo también!’”.

Westbrook estalló en risas. La multitud hizo erupción. Woods permitió que el ruido se acallara y decidió hablar sobre lo inevitable: “Todos sabemos que Russ irá a otra parte…” La audiencia se puso de pie para una ovación que seguía y seguía hasta que Westbrook se levantó de la mesa y saludó, con una humilde expresión en su rostro.

Woods prosiguió: “Russ le dio todo a esta ciudad”.

Pero no fue suficiente.


A pesar de todos sus logros individuales (un premio al Más Valioso, dos títulos como mejor anotador, tres temporadas completas con promedio de triple-doble), el juego de Westbrook se estancó en medio de una catarata de cestas en salto fallidas, fiascos en el cuarto periodo y, durante los playoffs de 2019, una puñalada al corazón propinada por Damian Lillard. Desde que Durant partiera a Golden State y Westbrook comenzó a sumar cifras históricas, el Thunder ha perdido en la primera ronda de los playoffs durante tres años consecutivos. Ahora, con Paul George abandonando también a Westbrook y el Thunder rechazando la idea de reconstruir en torno a su volátil base, es claro que Westbrook necesita cambiar algo más que su camiseta para ganar un campeonato.

El problema radica en que Westbrook siempre se ha resistido a la idea de que él necesita cambiar. Si bien su aptitud atlética y rugiente ferocidad le convirtieron en súper estrella, su terca actitud de “¿Por qué no?” es lo que le ha convertido en Russell Westbrook.

A pocas semanas de cumplir 31 años, ¿podrá Westbrook convertirse en algo más que un ariete propulsado por un cohete? ¿Podrá calmar su enfado característico y desenfreno sin límites para tomar más decisiones calculadas en los últimos tramos de un partido? ¿Se convertirá en un encestador de triples con suficiente calidad para ganar un campeonato con James Harden en Houston? O, ¿acaso ya vimos los mejores momentos de Westbrook con Oklahoma City?

Existe una diferencia entre cambiar la forma cómo juegas y cambiar quién eres. Eso es lo que Westbrook está tratando de entender… y constituye el reto más importante de su carrera.

Los aficionados presentes en el Cain’s Ballroom bañaron a Westbrook con muestras de amor durante toda la noche por permanecer leal a Oklahoma City, construir la identidad de su franquicia desde cero con su pasión y voluntad. El único momento incómodo de la noche se produjo cuando una comediante local, Yasamin Bayatfar, dijo un chiste profano sobre Dios y fue abucheada hasta salir del escenario.

Mientras Bayatfar corría hasta la salida en un pasillo tras bastidores, sintió una mano sobre su brazo. Era Westbrook.

“Oye, escúchame”, le decía Westbrook. “No te conozco y tú no me conoces, pero sé que puedes remontar esto. Si te arrojan al suelo, tienes que levantarte de nuevo. Yo cometo fallas todo el tiempo y luego me levanto y les demuestro de lo que soy capaz en la próxima oportunidad”.

“¿Sabes tú cuántas veces he fracasado?”.


Dos Rolls-Royce último modelo (un Ghost sedán negro y un Dawn convertible gris) reposan sobre pisos de mármol Calacatta en el segundo piso del Post Oak Hotel de Houston. Los Rockets comenzaron la temporada con un día de atención a los medios en la propiedad del dueño del equipo Tilman Fertitta, valorada en $350 millones, donde puedes aterrizar un helicóptero en el techo, cargar un Bugatti a la habitación y ordenar servicio a la habitación para perros, con platos tales como filet mignon en trozos o banana “al ladrido”. Los dos Rolls-Royce parqueados fuera del salón destinado a las entrevistas eran dignos de ser comparados con Westbrook y Harden: James es el Ghost gigante y elegante, moviéndose a su propio ritmo, aunque siempre llega a su destino atrayendo las miradas de todos. Russell es el Dawn, con techo removible, dos puertas gigantes, una combinación abrumadora de velocidad y lujo… hasta que llueve.

Los Rockets se encuentran en modo de “ganar el campeonato o morir”. Se supone que Russell, la apuesta más importante en la historia reciente de la franquicia, es su eslabón perdido. Fue el tema número 1 en el día de atención a los medios; sin embargo, mientras las entrevistas se desarrollaban ante un grupo de periodistas y cámaras, ninguno de los miembros de los Rockets parecía estar dispuesto a decir que Westbrook necesitaba “cambiar”. Se mencionaron palabras sinónimas y referencias sutiles, pero todo daba la percepción que la gerencia había enviado un correo electrónico a todo el personal con el siguiente título: NO ENFADEN A RUSS USANDO LA PALABRA ‘CAMBIO’.

Lo cual habría tenido sentido. Westbrook es famoso por su terquedad y adhesión excesiva al método que lo llevó de ser un jugador poco cotizado proveniente de secundaria y elección cuestionable en el draft hasta convertirlo en uno de los jugadores más electrizantes de toda la NBA, con un contrato récord por $205 millones que le hará ganar $47.1 millones en 2023. Este método está conformado por una confianza sólida, jugar todos los partidos con tesón y responder todas las dudas con la frase: “¿Por qué no?”.

También habría tenido sentido porque nadie sabe cómo Westbrook y Harden, amigos de niñez que jugaron juntos durante tres temporadas en el Thunder hasta que Harden pasó a Houston y se convirtió en Harden, se compenetrarán en la cancha. Los analíticos Rockets encestan la mayor cantidad de triples e intentan la menor cantidad de cestas a rango medio en la NBA. Westbrook es el peor encestador de triples de todos los tiempos que suma al menos 2,500 intentos y es famoso por una cesta a rango medio denominada “tiro de algodón” que es totalmente prohibitiva a criterio de mentes matemáticas, como es el caso del gerente general de los Rockets, Daryl Morey.

Por eso, cierto, había temas sin resolver en el día de atención con los medios.

“Uno necesita que Russell sea Russell. No queremos cambiarlo”, expresó el entrenador Mike D’Antoni. “Es un ganador del premio al Más Valioso. Eso es lo que necesitamos. Necesitamos su arrojo y que sea Russell. Eso basta. Habrá elementos que tendremos que empujar a un lado, empujar al otro”.

Sentía curiosidad por un artículo del diario Wall Street Journal en el cual Morey declaró que los Rockets quieren “realzar” el juego de Russell. ¿Eso significa que este intentará menos tiros de algodón? ¿Más triples por las esquinas? Alcé mi mano y le pregunté a Morey: ¿cómo se puede realzar a Russell?

“No estamos aquí para cambiar a nadie”, respondió Morey. “Pero pienso que, si revisamos la historia, veremos que prácticamente todos los bases que han trabajado con Mike han tenido los mejores años de sus carreras. Creo que eso será un poco más difícil con Russell, considerando que él ha disfrutado de unos muy”.

Morey detuvo su razonamiento. Quizás el microchip de su cerebro calculaba la imposibilidad de que Westbrook supere los promedios de 31.6 puntos, 10.7 rebotes y 10.4 asistencias por partido de su temporada 2016-17, en la cual se alzó con el premio al Jugador Más Valioso, o sus totales de asistencias, líderes en la NBA durante los dos últimos años.

O quizá Morey, inventor de la estadística de “enceste real” que mide la eficiencia en la anotación, pensaba en el porcentaje de 50.1 que sumó Westbrook en la temporada pasada; que lo colocó en el puesto 145 entre 185 escoltas en la NBA que intentaron al menos 100 cestas y que lo puso a un nivel inferior, no solo al de los francotiradores de la talla de Stephen Curry (64.1) y Lillard (58.8); también fue menor al de un encestador fallido certificado como lo es Ben Simmons (58.2).

“Creo que todos los escoltas han jugado mejor con Mike. Eso era lo que quería decir”, concluyó Morey.

Le pregunté a Harden si Westbrook necesitaba cambiar algo con respecto a su juego, ya que ambos son jugadores muy diferentes a lo que eran cuando jugaron juntos por ultima vez en Oklahoma City (al lado de Durant) en 2012.

“No. No”, dijo Harden. “Porque puedo jugar sin el balón, puedo atrapar y encestar, puedo jugar como alero, puedo estar en una esquina, puedo encontrarme dónde me necesite y viceversa. Russell jugó sin el balón, bien sea conmigo o en la selección de Estados Unidos… cuando se es jugador de baloncesto, uno entiende las cosas”.

Westbrook fue el último en aparecer frente al podio, con su cuerpo de boxeador envuelto en un uniforme rojo de los Rockets. Es un tipo inquieto, como si su explosividad y tendencias obsesivas-compulsivas están a punto de estallar por debajo de la superficie. Mientras se sentaba y veía a las docenas de cámaras y periodistas presentes, no se mostraba totalmente cómodo. Posteriormente llegó a decir que la sesión tuvo un ambiente “extraño”. Por primera vez desde su elección en el draft a los 19 años por parte del Thunder, Russell estaba viviendo en una nueva ciudad, vestía un uniforme nuevo, se enfrentaba a nuevas interrogantes.

El cambio, sea o no del agrado de Russell, había llegado.

De inmediato interrumpió al primer reportero: “¿Con quién hablo? ¿Cómo te llamas?”, antes de permitirle proceder. A la vez que la sesión continúa, Westbrook recalca la palabra “sacrificio” cuando habla de compartir el balón con Harden, y enfoca sus comentarios en los objetivos titulares del equipo.

Cuando alguien le pregunta qué tiene que hacer para ser exitoso sin el balón en mano, se eriza levemente. A pesar de su reputación por querer controlar la acción, Westbrook difirió ante George la temporada pasada en varias ocasiones, tomando menos disparos y ayudando a George a tener lo que fue probablemente su mejor temporada. Pero con todo y eso, no fue suficiente.

“¿Sabes qué?”, dijo Westbrook. “Creo que es interesante solo para mí, ya que impacto el juego de muchas maneras y lo he demostrado por muchos años. Por eso no me preocupa, no necesito tener el balón para tener impacto. No tengo que anotar, no tengo que hacer nada, Puedo defender, puedo atrapar rebotes, puedo pasar la bola. Puedo liderar”.

“Cuando se trata de James y yo jugando juntos, quien tendrá el balón y quien no lo tendrá, en realidad no importa. No tengo que demostrar que puedo anotar 30 puntos, repartir 10 asistencias o recoger 10 rebotes. Todo eso lo he hecho anteriormente. Mi objetivo es ganar un campeonato. Así que haré lo que sea necesario, lo que sea, para lograrlo”.

Algo que sería necesario es un mejor tiro de tres puntos. En la derrota devastadora ante Portland en la postemporada pasada, los Trail Blazers prácticamente invitaron a Westbrook a vivir y tirar desde la línea de tres puntos. El pívot lastimado Jusuf Nurkic, quien se refirió a Russ en burla como ‘Westbrick’ durante la temporada, vistió una camisa que decía “¿Got Bricks?” en un juego de la serie.

Le pregunté a Westbrook: Has dicho que nunca cambias tu enfoque. ¿Es así también de cara a esta situación totalmente nueva?

“Definitivamente”, respondió Westbrook. “La mentalidad de ‘por qué no’ es una que es ley de vida para mí. La organización, las personas aquí, lo principal que me han dicho desde un principio es que solo sea yo mismo. No quieren que cambie mi forma de ser ni quién soy, ya que esa es la razón por la cual me trajeron. Y no voy a cambiar. Siento que mi forma de pensar y enfoque es lo que me ha llevado hasta este punto”.

“Pero”, continuó, “siempre hay manera de poder ajustar tu forma de pensar para adaptarse a nuevos equipos y jugadores diferentes, y soy capaz de hacerlo sacrificando ciertas cosas”.

Ajustar. Realzar. Jugar mejor. Descifrarlo. Lo que sea necesario.

Westbrook sabe del fracaso y sabe que tiene que recuperarse.

Imaginen un Westbrook feroz todavía, pero no osado. Imagen que todavía ataca al aro, pero realiza el pase afuera a los tiradores que no tenía en Oklahoma City. Imaginen que controla y aprovecha su ira en el momento crucial, en vez de sucumbir ante ella.

Imaginen que Harden le aconseja que se calme y Westbrook piensa, ¿por qué no?


Quería preguntarle a Westbrook cómo se recuperó de su final en Oklahoma City, específicamente cuando se burló y celebró sobre Lillard antes de que el base de Portland le pusiera fin a toda una era de OKC con su disparo icónico al sonar la chicharra. Quería preguntar ¿estaba el Thunder listo en verdad para salir de Westbrook antes de que George pidiera un cambio? ¿Lo estaba Westbrook? ¿Cómo se sintió cuando el embajador de la marca de Durant dijo que ‘nadie quiere jugar con Russ’? ¿Cómo se siente sentir la duda otra vez?

Llamadas de teléfono, mensajes de texto y correos electrónicos al agente y manejador de Westbrook no fueron contestados. Su grupo le solicitó al Thunder no complacer mi pedido para entrevistar sus excompañeros y entrenadores. El director de medios de los Rockets declinó mi pedido de entrevista. Yo mismo le pregunté a Westbrook cuando salía de la cancha tras una práctica de pretemporada, no sin antes tratar de animarlo un poco mencionando su amabilidad hacia la comediante. Tan pronto escuchó “puedo hablar contigo sobre…”, los párpados de Westbrook se agitaron y dio un paso atrás. “Lo siento jefe, no hago entrevistas uno a uno”, dijo.

"No quieren que cambie quién soy porque esa es la razón por la que me trajeron aquí. Y no voy a cambiar quién soy" Russell Westbrook, base de los Houston Rockets

Lo que sin duda alguna tiene sentido. ¿Por qué un jugador tan terco y orgulloso como Westbrook, tras años y años de rechazar las críticas con declaraciones como ‘he sido bendecido con el talento para que me importe un cara”, va a querer admitir que tiene que cambiar su modelo de éxito?

“Usualmente lo que te brinda grandeza se puede convertir a veces en parte del reto”, me dijo Morey durante el día de los medios.

Quizás Westbrook vino a Houston porque prometieron no cambiarlo. “Mike (D’Antoni) te deja hacer lo que quieras”, mencionó el base de los Rockets, Austin Rivers. “Digo, en serio, jugar para Mike es bien divertido porque te brinda mucha libertad, pero con mucha responsabilidad. Y creo que por eso es que logra sacar el máximo de sus jugadores”.

Kendrick Perkins jugó con Westbrook por cinco temporadas. Él reconoce lo que hace especial a Westbrook: “Cuando pisa la cancha, tiene una mentalidad de matar. Las personas no entienden, con Russ tienes que igualar su intensidad o te vas a quedar atrás. Y entonces es cuando ves al Russell Westbrook de antes tratando de tomar control de juegos y situaciones por si solo”.

Perkins no anticipa que Westbrook vaya a cambiar; espera que vaya a mejorar.

“Conozco a Russ”, comentó. “Russ se ha mirado frente al espejo. Sé el tipo de competidor que es, y estoy seguro que trabajó en su juego y vendrá mejor que nunca. Lo garantizo. Su porcentaje de tiros de campo será mejor, todo será mejor. Nadie recordará la temporada pasada o los playoffs gracias a como Russ va a venir”.

“Te diré algo”, continúa Perkins. “¿Cuándo fue la última vez que Russell Westbrook tuvo algo que probar? Cuando se fue KD. ¿Y que hizo esa temporada? Ganó el MJMV. Él está pendiente a toda la mier… que todos hablan de él. ¿Y cuando llegue a los Rockets con algo que probar? Les garantizo que meterá miedo”.

Earl Watson, quien fue suplente de Westbrook como base en 2008-09 y luego dirigió contra él con los Phoenix Suns, dice que la próxima etapa en el desarrollo de Westbrook debe ser la peculiaridad a la hora de tomar decisiones en el pick and roll tarde en un juego.

“Nunca diría que Russell no posee la habilidad para cambiar”, opinó Watson. “No quieres que cambie. Quieres que vaya a crecer. Tiene la habilidad para crecer, mejorar y adaptarse, continuando evolucionando mentalmente. Ahora es tiempo para que él se adapte en los diferentes niveles del juego dentro del juego”.

Pero el tiempo se le estaría acabando a Westbrook. Lleva al menos cuatro cirugías de rodilla en los últimos 6 años, incluyendo una esta temporada muerta que lo mantuvo fuera de prácticas y juegos de pretemporada. Se acerca a esa edad cuando la habilidad atlética comienza a disminuir. El resto del Oeste está montado: LeBron James y Anthony Davis, George y Kawhi Leonard, el Jazz en ascenso y los peligrosos Trail Blazers. Los Warriors todavía cuentan con un núcleo de campeonato en Curry, Draymond Green y Klay Thompson.

Claro está, el momento de Westbrook podría ser el correcto.

Hace casi 50 años, el único otro jugador fuera de Westbrook en promediar un triple-doble en una temporada fue cambiado de los Cincinnati Royals a los Milwaukee Bucks. Oscar Robertson tenía todos los galardones y aplausos, pero no un campeonato. Tras diez años de carrera, llegó a un equipo de los Bucks que ya contaba con una súperestrella en Kareem Abdul-Jabbar. Robertson procedió a acumular los menos tiros, rebotes y puntos de su carrera. Frente a los Baltimore Bullets en las Finales del 1971, Robertson tomó menos tiros y atrapó menos rebotes que Abdul-Jabbar y Bob Dandridge.

Los Bucks ganaron el título, demoliendo a los Bullets en una barrida de cuatro juegos.

Llamé a Robertson y le pregunté ¿cuán difícil se le hizo ajustar su juego para engranar con Kareem?

“No hubo ningún problema de mi parte”, respondió Robertson. “No le tenía que probar a nadie que podía anotar. Lo único que tenía que hacer era unir al equipo. Sabía lo que tenía que hacer”.

The Big O anticipa cosas grandes de Westbrook en Houston: “Quizás tiene que hacer unos cambios en su juego, ya que no tendrá la bola todo el tiempo. Pero seguirá siendo excitante y explosivo corriendo de un lado a otro”.

“Creo que es un gran profesional y sabe lo que tiene que hacer. Se ajustará”.