El centro dominicano ha recibido una nueva oportunidad para demostrar todo lo que tiene para aportar en esta etapa de su carrera con unos Celtics muy diferentes a los que dejó
Lo ocurrido con los Boston Celtics desde 2016, año de la llegada de Al Horford a la franquicia, hasta la fecha ha sido toda una montaña rusa.
En los playoffs del año anterior comenzó a brillar la figura de Isaiah Thomas y con la llegada del dominicano al equipo conjuntamente con Jaylen Brown, Avery Bradley, Marcus Smart y compañía, los Celtics querían dar un golpe contundente en la mesa.
En 2017 cambiaron el rumbo totalmente con uno de los cambios más sorprendentes de su gestión enviando a Thomas a los Cavaliers por Kyrie Irving. Además consiguieron al agente libre Gordon Hayward e iniciaba el ascenso de Jayson Tatum.
Todo apuntaba a que Danny Ainge había movido las piezas correctas para hacer de los Celtics de Horford, un equipo que estuviera por encima de todos sus rivales del Este, pero siempre se quedaba corto.
En ocasiones la prensa de Boston tenía un señalado para esos fracasos: “Average Al (Al Promedio)”. Tal vez porque muchas de las cosas que aporta el dominicano no se ven en las estadísticas de los encuentros.
Luego de sus pasos por los Philadelphia 76ers y el Oklahoma City Thunder, Horford llega nueva a los Celtics, pero el equipo de Boston será muy diferente, luego de que la apuesta por Kemba Walker no funcionara.
Solo Marcus Smart, Semi Ojeleye, Jayson Tatum, Jaylen Brown y Robert Williams quedan de esos Celtics en los que Horford jugó. Ainge ya no está y el rol lo ocupa ahora su ex entrenador Brad Stevens, que se estrena con este cambio en el puesto.
Para Horford se sentirá como una segunda oportunidad donde pueda demostrar que los de Boston pueden ser mejores con él, aunque no hay seguridad de que el dominicano se mantenga a largo plazo.
De momento la movida le ahorra dinero al equipo y ya no tienen que lidiar con un Kemba Walker que no encajó en el equipo, pero el hecho de que regrese el dominicano que se marchó en su momento por un contrato que Boston no estaba dispuesto a pagar (y que ahora lo hará), será una movida criticada si no rinde frutos y aun sin tener un dirigente.
Ahora queda en Al Horford demostrar que la primera gran movida de Stevens el ejecutivo es una que traerá beneficios a los Celtics y los asuntos pendientes podrán ya ser tachados de la agenda.