PHOENIX – En su último año como lanzador con los Sabuesos de Holguín en 2008, el entonces abridor Aroldis Chapman le propinó su primer ponche en la Serie Nacional Cubana a un juvenil jardinero de apenas 17 años de edad llamado Yasmany Tomás.
“Aroldis siempre estuvo en una categoría superior a la mía porque es dos años mayor que yo. Pero siempre lo seguía”, dijo Tomás a ESPN Digital previo al partido del miércoles, en el que los Yankees de Nueva York rescataron su única victoria en tres juegos contra los Diamondbacks de Arizona.
“Cuando empezó en la Serie Nacional llamaba la atención con su velocidad. Me enfrente a él en la primera serie mía en Cuba. El primer ponche mío en la Serie Nacional me lo dio Chapman. Eso para mí fue un orgullo porque el primer ponche te lo da el lanzador que más duro tira la pelota en Cuba. Me fajé con él, pero al final me ponchó”.
Los cubanos se volvieron a topar siete largos años después, en otra ocasión como debutante para Tomás, pero esa vez en su primera temporada en Grandes Ligas con los Diamondbacks.
Con los Rojos de Cincinnati, Chapman se había convertido de abridor a cerrador, pero aún con la recta más letal en la liga. Fueron circunstancias totalmente diferentes, pero con el mismo resultado: un ponche.
“Con Chapman me enfrente aquí el año pasado con Cincinnati; me dio otro ponche más”, relató Tomás. “Si nos enfrentamos, él va a estar cien por ciento seguro de quererme ponchar y yo a encontrar la manera de conectarle a la bola con fuerza como pueda. Al final lo bueno es que seguimos siendo compañeros, seguimos siendo cubanos. Se acaba el juego y todo eso se olvida”.
“El Tanque” estuvo fuera de la alineación la noche del miércoles con el manager Chip Hale, dándole un día de descanso para rotar a los jardineros, pero tuvo la oportunidad de toparse de nuevo con Chapman en la novena entrada.
Tomás entró como emergente con dos outs, buscando su primer hit en más de ocho años en contra de Chapman. Pero no pudo ser.
El poderoso zurdo arrancó con una recta de 99 millas que puso el conteo 1-0 a favor de Tomás. Sus próximas dos rectas estuvieron tres y cuatro millas por debajo de las 102 que les lanzó a los primeros dos bateadores, pero fueron efectivas para dos strikes.
Fue entonces que en conteo de 1-2, Chapman sacó su recta de cuatro costuras de 101 millas por hora, con la cual Tomás hizo contacto, pero rodándola por tercera base para terminar la entrada.
“Es igual que medirse a otro bateador. No le voy a lanzar menos porque sea cubano”, dijo Chapman a ESPN Digital. “El año pasado también creo que lo pusieron como pinch-hitter y se siente bien que nosotros que jugamos en Cuba podamos estar aquí, que podamos enfrentarnos. Salga bien o salga mal, es algo bueno”.
Después de una espectacular salida de seis entradas de pelota de un hit para Nathan Eovaldi, los Yankees develaron por tercera vez esta temporada al monstruo de tres cabezas que es su bullpen para las séptima, octava y novena entradas.
Aunque Dellin Betances arrancó con dos bases por bola, retiró a los próximos tres bateadores que enfrentó. El zurdo Andrew Miller lo siguió como preparador de mesa en el octavo, permitiendo lo que fue su segunda carrera limpia de la temporada, también producto de un cuadrangular en solitario.
Luego Chapman llegó a sellar su cuarto salvamento de la temporada en el triunfo 4-2 de los Yankees, su única victoria en la serie de tres partidos en Chase Field. Así demostraron que dada la oportunidad, el bullpen neoyorquino continuará siendo clave para el equipo el resto de la temporada.
“Creo que todos los compañeros pensamos así, al igual que yo, que cuando a nosotros [tres] se nos da la oportunidad, creo que el juego ya está ganado”, sentenció Chapman. “No siempre va a salir, no siempre se va a ganar, pero creo que el más del 90 por ciento [ganaremos]”.