El otro día, le pregunté a mi amigo Vic sobre sus amados Dodgers de Los Ángeles: “¿Los hot dogs cuestan $7, las cervezas $13, el estacionamiento está en $20 y no puedo verlos en televisión”, dijo con mucho enfado.
Seguro, pero, ¿qué pasa con el equipo?”.
“Son basura”.
Eso sucedió el martes. Los Dodgers vencieron esa noche a los Padres en 12 entradas tras recuperarse del rescate perdido por Kenley Jansen. El miércoles, volvieron a vencer a San Diego con una ofensiva de 18 hits en una victoria de 13-4. De repente, una marca de 8-9 luce mucho mejor que una de 4-9, que es la que los Dodgers tenían antes de iniciar su actual racha de cuatro victorias.
Aún así, ha sido un difícil inicio de temporadac con Justin Turner en la lista de lesionados, con Jansen batallando con su velocidad y movimiento en su famosa recta cortada y con algunos de los grandes bateadores con un arranque lento.
Ciertamente, los Dodgers parecen más vulnerables que la temporada pasada, cuando sumaron 104 victorias y llegaron al Juego 7 de la Serie Mundial.
Pónganlo de esta forma: actualmente, los Dodgers sólo tienen a 12 jugadores de posición y la mitad de ellos son Matt Kemp, Chase Utley, Max Muncy, Enrique Hernández, Joc Pederson y Kyle Farmer. Lo irónico del arranque de temporada de los Dodgers es que Kemp y Utley han sido dos de sus mejores bateadores, junto con Yasmani Grandal, quien fue “persona non-grata” para cuando inició la Postemporada el año pasado, cuando Austin Barnes se hizo cargo del trabajo como catcher.
Sin embargo, eso como que es una preocupación: apoyarse en Kemp y Utley como miembros valiosos del lineup es un riesgo por su edad y reciente producción.
Dodgers, Padres y Bravos se han desecho de Kemp en recientes temporadas y el pelotero ha valido menos-0.6 en WAR las últimas tres campañas, en parte, por una pobre defensiva. Kemp perdió peso en el receso de temporada y quizá eso le ayude, lo motive mientras ve que su carrera llega a sus últimas etapas, pero este es un jugador que nadie esperaba que jugara un inning en el uniforme de los Dodgers. Kemp batea .347/.389/.592, pero hay algo de buena suerte sobre esos números: su porcentaje de ponches es superior al 30 por ciento y 25 por ciento de sus elevados han sido para jonrón.
Utley fue llevado a Los Ángeles por su presencia en el dugout y liderazgo como por lo que hace en el diamante. Es un jugador decente de banca, pero no va a batear .343/.455/.514 toda la campaña.
Eventualmente, los Dodgers necesitarán que las estrellas del año pasado comiencen a batear otra vez.
Yasiel Puig, Corey Seager, Chris Taylor y Cody Bellinger le pegan más fuerte a la pelota con peores resultados en general, aunque cada uno tiene un promedio de ponches más bajo. Eso debe servir para tener mejores resultados. Bellinger tiene un BABIP más alto, pero su promedio de elevados, que fue uno de los más altos la temporada pasada en las Mayores, es de sólo 16.4 por ciento esta temporada. Es por eso que sólo tiene dos cuadrangulares en 2018.
Mientras hay obvias razones para el optimismo para ellos, estos cuatro peloteros no juegan sin preocupaciones.
Puig: Suele meterse en rachas en las que tiene problemas para poner la pelota en el aire, pero también es posible que su aislada y poderosa cifra el año pasado fuera resultado del tipo de pelota. Si la pelota cambió ligeramente este año, como varios lo han sugerido, quizá Puig vuelva a ser el bateador de 15-20 jonrones en vez del de 28 otra vez.
Seager: Su poder se ha evaporado principalmente desde agosto pasado, cuando jugó con un codo lastimado hacia el final de la temporada. En los últimos 65 turnos al bat ha bateado para sólo .271/.330/.367 con cinco vuelcarceras. ¿Qué tal si su codo aún le molesta?
Taylor: Fue una gran sorpresaen 2017, pero también candidato a un posible regresión. Quizá fue suerte. Su BABIP de .361 fue alto el año pasado y su rango de 22-3 en ponches y bases por bolas es terrible hasta ahora.
Bellinger: No sólo su porcentaje de eleados es bajo sino también su porcentaje de bases por bolas está a la mitad de lo que estuvo la temporada pasada. No le daría mucha importancia eso –su promedio de pelotas cazadas en el la caja de bateo es menor en 15 por ciento en relación al 2017, así que controla mejor la zona, hace más contacto, sólo no está poniendo la pelota en el aire.
Del lado del pitcheo, las cosas han mejorado. Clayton Kershaw ha lucido grandioso en cuatro salidas, aunque su velocidad ha bajado un poco. Alex Wood tiene 22 ponches y una base por bolas y Kenta Maeda y Hyun-Jin Ryu se han combinado para 40 chocolates en 29 entradas y un tercio.
Dave Roberts no ha extendido la labor de estos lanzadores, al tiempo que Woods, Maeda y Ryu han promediado sólo 4.9 entradas por apertura, así que va a tener que dejarlos trabajar más en algún punto.
El bullpen fue una gran incógnita de cara a la temporada, pero Jansen no se suponía que fuera una de ellas y ha perdido dos rescates tras perder sólo uno en toda la campaña regular de 2017. Ha enfrentado a 31 bateadores y permitido tres jonrones tras tolerar sólo cinco en 2017; suma tres pasaportes y el año pasado regaló el primero hasta junio; el promedio de velocidad en su recta cortada bajó 2.2 millas a sólo 91.1 y, quizá más alarmante, es que ese lanzamiento ha lucido sin movimiento últimamente.
Jensen ha permitido al menos un hit en cada una de sus apariciones a excepción de un relevo en el que enfrentó a sólo dos bateadores. Quizá sea el efecto por la Serie Mundial, fisíco o mental, pero los problemas de Jansen han provocado mucha angusta en Dodgerlandia.
¿Qué significa todo esto? Aún no llegamos a 20 juegos. De acuerdo a FanGraphs, las posibilidades de que los Dodgers ganen el título del Oeste en la Nacional cayeron de 85.2 por ciento al inicio de la temporada a 76.3. Aún son proyectados como los máximos favoritos. Los aficionados de Dodgers no deben sentirse alarmados.
Aunque sería agradable si Seager comenzara a batear, Bellinger a volarse la barda y Jansen recuperara su ritmo.