En medio de la peor depresión económica de su historia, huracanes, terremotos y apagones, el béisbol ha sido el bálsamo que alivia las acongojadas vidas de millones de puertorriqueños, dentro y fuera de la isla del Encanto.
En estos días, en los que la rutina de la mayoría de los puertorriqueños ha sido regida por una interminable cadena de sismos que provocaron que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmara una declaración de desastre mayor en la isla de más de tres millones de habitantes, es una noticia del béisbol la que está poniendo el dedo sobre la llaga del sufrimiento.
En menos de 48 horas, Puerto Rico perdió a dos de sus cuatro mánagers en las Grandes Ligas, como resultado del escándalo de robos de señales que forzó al comisionado Rob Manfred a castigar a los Houston Astros y a varios de sus ejecutivos y poner en el banquillo de los acusados a los Boston Red Sox.
Por el caso, Manfred multó a los Astros con cinco millones de dólares y le quitó sus mejores cuatro selecciones en los próximos dos sorteos colegiales y expulsó por una temporada al gerente general Jeff Luhnow y al mánager AJ Hinch. Posteriormente, Luhnow y Hinch fueron despedidos por el equipo.
Más notable, el jefe de las ligas mayores señaló a los puertorriqueños Alex Cora y Carlos Beltrán, quienes eran coach de la banca y bateador designado, respectivamente, como los supuestos artífices del esquema para espiar a los rivales que ayudó a los Astros a ganar, en la temporada del 2017, la primera Serie Mundial de la franquicia.
Cora, quien era el mánager de los Medias Rojas desde el 2018, cuando ganó la Serie Mundial, y Beltrán, quien fue nombrado hace un mes como el piloto de los New York Mets por los próximos tres años, fueron forzados a negociar las salidas de sus cargos, el martes y el jueves de esta semana, por su involucramiento en lo que pasó en Houston.
Manfred dijo que se reservaría el tipo de sanción que aplicará a Cora hasta que concluya una investigación que busca probar si violó las reglas después que llegó a los Medias Rojas.
El escándalo coloca un gran signo de interrogación en el futuro de Cora, dentro de las ligas mayores, y de Beltrán, en el juego y como candidato al Salón de la Fama de Cooperstown en tres años. Beltrán y Cora, además de destacados beisbolistas, son dos héroes locales y líderes comunitarios que estuvieron del lado del pueblo en casi todas sus batallas más recientes contra las adversidades, ya sean las creadas por la naturaleza a el pobre trabajo de sus autoridades.
"Es como un desastre natural, pero peor. Para los puertorriqueños, lo que ocurrió con Beltrán y Cora es un terremoto de ocho o nueve grados. Una desgracia incalculable", dijo el veterano entrenador Max "Mako" Oliveras, de 73 años.
"Era lo último que necesitaba un país en donde las noticias de nuestro béisbol, ya sea de la liga invernal, la selección nacional o de los peloteros y entrenadores de Grandes Ligas, han sido las únicas positivas en mucho tiempo", agregó Oliveras, quien actualmente se desempeña como coach en el staff de los Indios de Mayagüez de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente.
"Cora y Beltrán forman parte de una generación histórica de puertorriqueños que a través del béisbol y de los programas de pequeñas ligas cumplieron con ese legado que dejó el legendario Roberto Clemente, como máxima figura deportiva del país", dijo Hermes Ayala, editor deportivo del diario Metro Puerto Rico.
"Son dos individuos que han hecho y siguen haciendo muchas cosas grandes dentro, pero sobre todo fuera del terreno, y pues en ese sentido lo que se vive hoy trastoca una fibra que va más allá de entender esto como un asunto deportivo, es una fibra que es parte de lo que somos como sociedad y como país. Por eso no es tan fácil aceptar esto", agregó Ayala.
Beltrán, de 42 años, fue un extraordinario jardinero central nueve veces Todos Estrellas que ganó tres Guantes de Oro, bateó 435 jonrones y se robó 312 bases en una carrera de 20 años. Ganó el Novato del Año en su primera temporada y se coronó campeón en la última y bateó .307 con 42 carreras impulsadas en 65 juegos de postemporada.
Fue asistente especial en la oficina de operaciones de béisbol de los New York Yankees antes de vencer a varios buenos rivales en la carrera por sustituir a Mickey Callaway como mánager de los Mets, para unirse a Cora y Dave Martínez, de los Washington Nationals, y Charlie Montoyo, de los Toronto Blue Jays, como boricuas dirigentes de las Grandes Ligas, un hecho sin precedente para un país o territorio fuera de los Estados Unidos.
Cora, de 44 años, jugó 14 temporadas con seis clubes de Grandes Ligas, pero cimentó su reputación como genio del juego como gerente general y mánager en la liga invernal y el béisbol internacional, antes de ser nombrado como coach de banca de Hinch en Houston en el 2017.
En su debut como mánager, Cora ganó la Serie Mundial en 2018, algo que solamente había logrado el venezolano Ozzie Guillén (Chicago White Sox, 2005), entre los pilotos latinoamericanos. Martínez se unió al grupo el año pasado, guiando a Washington contra el favorito Houston. Dos boricuas en dos años y dos tercios de los latinos que lo hicieron.
"El escándalo del robo de señas es un duro golpe a la autoestima del béisbol boricua", dijo Héctor Cruz, editor senior en ESPN Digital.
"No solo de golpe y porrazo nos quitaron a dos de los cuatro mánagers que teníamos en MLB, sino que el ser acusados de 'tramposos' va a la médula de lo que nuestro ídolo Roberto Clemente representó ante el mundo: jugadores serios, responsables y comprometidos con el deporte", dijo Cruz.
"Ahora las pocas posibilidades de ambos de entrar al Salón de la Fama, Cora como mánager y Beltrán como jugador, se reducen dramáticamente, por no decir que se eliminan. Al menos así lo veo yo", dijo el veterano periodista.
Cora era el gerente general y Beltrán uno de los principales jugadores de la selección de Puerto Rico que avanzó a finales consecutivas del Clásico Mundial de Béisbol en 2013 y 2017. Cuando la isla fue devastada por dos huracanes en 2017, Beltrán y Cora estuvieron al frente de los que lideraron los esfuerzos de llevar ayudas a los más necesitados.
"Ha sido un golpe muy fuerte en el país. Noticias muy tristes. Estamos hablando de dos figuras muy queridas no solo por lo que hicieron dentro del terreno de juego para poner el nombre de Puerto Rico en alto, sino también por sus contribuciones a la isla en el aspecto social", dijo Carlos Rosa Rosa, subeditor deportivo del periódico El Nuevo Día.
"Son sucesos que también frenan una racha de buenas noticias del béisbol puertorriqueño en las Grandes Ligas en los últimos años y máxime cuando sumábamos cuatro dirigentes en el mejor béisbol del mundo, una cifra récord en nuestra historia. Es muy lamentable ver manchada la carrera de ambos por este escándalo y pensar que luce muy cuesta arriba que vuelvan a recibir otra oportunidad en las Grandes Ligas", agregó Rosa Rosa.
"Nosotros protegemos a nuestros hijos sin importar como sean. Alex Cora es uno de mis hijos deportivos y me duele mucho todo lo que está pasando", dijo Oliveras.
"Mucha gente aprovecha los malos momentos y se olvida de lo que representan las personas. Alex y Carlos seguirán siendo héroes puertorriqueños. Lo que está pasando es terrible, es una tragedia, pero como siempre ocurre después de la tormenta, saldrá el sol y recordaremos todo lo bueno que han sido ambos para Puerto Rico", agregó.