A menos de un año del penoso episodio que involucró a Fernando Tatis Jr. con las reglas no escritas del béisbol, la historia se repite con Yermín Mercedes
Desde hace un par de años y en un esfuerzo para atraer público joven, Grandes Ligas inició la campaña “Let the kids play” (dejen a los muchachos jugar) con la finalidad de permitir que las verdaderas estrellas del béisbol, los peloteros, pudiesen mostrar sus personalidades, disfrutando del deporte que practican y de este modo, aportarle emoción al juego.
Todo empezó hace unos años con los muy conocidos “batflips” (o “perreos”, como se les llama en el Caribe) al conectar un jonrón por parte de los bateadores, a los fanáticos les parecieron interesantes, divertidos, finalmente estaban viendo algo distinto en un juego que tiene más de cien años siendo prácticamente el mismo. De ahí se le dio más participación dentro del juego a intrincadas celebraciones al ganar partidos, lanzadores emocionados al sacar importantes outs, cosas que por años se han estado viendo, pero que han tomado fuerza durante las últimas temporadas porque muestran el verdadero carácter de muchos de los jóvenes que se encuentran en MLB.
Sin embargo, por algún extraño motivo, hay quienes todavía se aferran a viejas usanzas que regían el béisbol hace tiempo. “Reglas” no escritas que supuestamente, buscan mantener la “integridad” del béisbol, apoyadas por algunas personas que no comulgan con quienes creen que el juego puede ser divertido, mientras que es profesional al mismo tiempo.
El año pasado tuvimos a Jayce Tingler, dirigente de San Diego Padres, criticando abiertamente a un jugador que es considerado como la cara del béisbol, a su propia estrella, Fernando Tatis Jr., por conectar un jonrón en un partido de marcador abierto frente a Texas Rangers al hacer swing en conteo de tres bolas sin strikes y no ha pasado ni siquiera un año cuando vemos el mismo comportamiento de manos de uno de los viejos bastiones de la MLB, el dirigente de Chicago White Sox, Tony La Russa.
En el caso de este último, no solo criticó abiertamente al bateador más productivo de su equipo, Yermín Mercedes, sino que tomó como algo natural que le lanzaran una pelota al jugador, todavía cuando los árbitros decidieron expulsar al serpentinero que lo hizo.
Hemos llegado a un punto de impasse entre la vieja guardia y sus tradiciones, donde había una visión distinta del juego en la que el uniforme era lo importante, frente a lo que se busca con la nueva generación de peloteros, un juego dinámico y divertido donde la personalidad del pelotero destaque. MLB tiene que entender que “Let the kids play” debe que ser algo más que una frase promocional, tiene que ser el norte de la liga frente a una generación de jóvenes que está demostrando poco interés por el béisbol, es la única forma de atraerlos.
Es por ello que a MLB le ha llegado la hora de decidir o dejan a los muchachos jugar o siguen aferrados a viejas costumbres, pero es evidente que ambas cosas no pueden seguir subsistiendo juntas.