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Hasta ahora, los colapsos de Yu Darvish no son problema, son un distintivo

DENVER -- Primero, fue a finales de marzo, la humedad de Miami. Dos aperturas más tarde, fue un balk. Luego llegó el sábado, en Coord Field, cuando el serpentinero de los Cachorros de Chicago, Yu Darvish, regaló una base por bolas al pitcher rival en la baja de la quinta entrada.

Como esas salidas previas, Darvish colapsó en el momento que apareció la adversidad. Una ventaja de 2-0 para los Cachorros se convirtió en un déficit de 5-2, que fue el resultado final del partido.

“Resulta que no tenía control”, dijo Darvish tras el partido a través de un intérprete. “El resto es lo mismo que en mi última salida”.

El viernes pasado, ante los Bravos de Atlanta, Darvish cometió un balk, lo que avanzó a un corredor de segunda a tercera, también en la quinta entrada, y nunca se recuperó. El japonés no terminó ese inning, ni siquiera el quinto del partido del sábado, tras su duelo con el pitcher de los Rockies, Tyler Anderson. Había dos outs con corredor en primera. Pon fuera al lanzador y los Cachorros van intactos a la sexta entrada, pero, cinco pitcheos más tarde, Anderson estaba en primera , los Rockies explotaron y cinco imparables más tarde, el trabajo de Darvish concluyó.

“Es algo que debo superar. Es definitivamente mi problema. Es algo en lo que debo trabajar”, recalcó Darvish. “Es la quinta entrada cuando pierdo el ritmo. Es algo que puedo resolver usando más cambios de velocidad”.

Darvish tiende a usar en exceso su bola rápida y slider, pero, sus problemas parecen relacionarse más con competir que con la selección de sus lanzamientos. Su cátcher, prácticamente así lo admitió.

“Para mí, parece que se siente demasiado cómodo cuando saca el segundo out”, explicó Willson Contreras. “En Grandes Ligas, no importa cuántos outs haya, debes mantenerte atacando a los bateadores”.

Contreras le dijo a Darvish eso durante el partido, pero el lanzador derecho no hizo caso.

“No lo creo así. Trato cada pitcheo, a cada bateador, de la misma forma, sin importar cuántos outs haya”, señaló.

Darvish también creyó que, quizá, la velocidad de su recta bajó por el clima frío, un recordatorio de sus problemas en su debut con los Cachorros el 31 de marzo en Miami. En cada noche ligeramente húmeda, Darvish creyó que quizá haya colapsado, pero luego desechó esa noción, sólo para hacer implosión otra vez, así es, en la quinta entrada. En tres de sus cuatro aperturas ha fallado en completar cinco innings.

“Espero que (Yu) lance más lejos en los juegos”, dijo el manager de los Cachorros, Joe Maddon. “Quería darle la oportunidad de superar los problemas en la quinta entrada, pero perdió su control. El control de su recta no era el que se necesitaba”.

Darvish sí lanzó ya una joya en el uniforme de los Cachorros, ante los Cerveceros de Milwaukee, en su segunda salida de la campaña, pero con un contrato por seis años y $126 millones, una salida de calidad en cuatro aperturas no es viable y cada vez habrán más aficionados de los Cachorros que lo comparen con el pitcher que perdieron.

Sólo dos días antes de la más reciente derrota de Darvish, el ex lanzador de los Cachorros, Jake Arrieta, ahora con los Filis de Filadelfia, destrozaba a los Piratas de Pittsburgh al ponchar a 10 rivales mientras permitía sólo un hit en siete entradas en blanco.

Y Arrieta no participó en el campamento de primavera.

Sin embargo, el enfoque debería estar mayormente en Darvish, porque no hay marcha atrás. Su efectividad se disparó a 6.86 tras su colapso en Coors Field, el cual se dio luego de un colapso en Wrigley Field exactamente una semana antes. ¿Ven la tendencia?

Los juegos de beisbol rara vez sonsencillos. Si Darvish no aprende a superar esos difíciles momentos, serán unos largos seis años, así como se han sentido de largos las quintas entradas hasta ahora en el uniforme de los Cachorros. Sólo pregúntenle a su catcher.

“En la quinta, fue crucial para nosotros. Nos arruinamos”, sentenció Contreras.