Atlanta perdió el Juego de Estrellas, pero ganó la Serie Mundial, en una temporada dominada por el pitcheo que marcó el regreso de los aficionados a los estadios y en la que el maravilloso pelotero japonés Shohei Ohtani consiguió logros inéditos para las Grandes Ligas (MLB) del béisbol estadounidense.
Tras un torneo corto con las gradas vacías en el 2020 debido a la pandemia del coronavirus, la MLB pudo montar sin mayores contratiempos una temporada regular de 2,430 juegos (162 para cada equipo) y una espectacular postemporada que fue coronada por el inesperado triunfo de los Atlanta Braves ante los Houston Astros en el clásico de otoño.
Los grandes rivales de la Liga Nacional, San Francisco Giants (107) y Los Angeles Dodgers (106), y los bicampeones del este de la Liga Americana, Tampa Bay Rays (100), ganaron 100 juegos, pero no pudieron evitar que Atlanta (#12 de MLB, con 88 victorias) atrapara su primer título desde 1995, apoyándose en una cuadrilla de modestos refuerzos, liderada por puertorriqueño Eddie Rosario, el Jugador Más Valioso (JMV) de la Serie de Campeonato del viejo circuito, y el cubano Jorge Soler, el JMV de la Serie Mundial.
Después que una lesión de rodilla sacó el 10 de julio al estelar jardinero venezolano Ronald Acuña por el resto del año y una lesión/situación familiar alejó del club al dominicano Marcell Ozuna, el gerente general de los Braves, Alex Anthopoulos, se fue al mercado y obtuvo a los jardineros Joc Pederson desde los Chicago Cubs, a Soler desde los Kansas City Royals, a Rosario desde Cleveland Indians y Adam Duvall desde los Miami Marlins, entre otros.
Todas esas adquisiciones jugaron un tremendo rol en la conquista del segundo campeonato de los Braves desde que se mudaron de Milwaukee a Atlanta, en 1966.
Fue una victoria doblemente dulce para Atlanta, que en abril fue despojada por la MLB de la sede del Juego de Estrellas, una contundente respuesta de la liga a una nueva ley de votación del estado de Georgia que, según los especialistas, limita injustamente el acceso a las urnas, especialmente para las personas de color.
El clásico de mitad de temporada fue trasladado de emergencia al Coors Field de Denver, hogar de los Colorado Rockies, y lo ganó la Liga Americana con marcador de 5-2. El inicialista dominicano Vladimir Guerrero Jr., de los Toronto Blue Jays, bateó un jonrón y empujó dos carreras para convertirse, a los 22 años, en el JMV más joven del evento.
Como figura central de la celebración estuvo Ohtani, el asombroso pelotero de dos vías de los Los Angeles Angels, que hizo historia al ser convocado como lanzador abridor y bateador designado de la Liga Americana. Como si fuera poco, Ohtani también participó en el Derby de Jonrones, que ganó Pete Alonso, de los New York Mets, por segunda edición consecutiva.
Alonso venció en la final del festival de cuadrangulares a Trey Mancini, quien se perdió la temporada del año anterior debido a una cirugía para extirpar un tumor de su colon y meses de quimioterapia.
El toletero de los Baltimore Orioles bateó 21 jonrones y 33 dobles durante la temporada y conquistó el premio Regreso del Año de la Liga Americana que otorga MLB.
En el caso de Ohtani, lo del Juego de Estrellas fue un pequeño preámbulo de lo que lograría durante la campaña más completa de un jugador dual en los 145 años de historia de las ligas mayores.
Como bateador zurdo, el nipón pegó 46 jonrones, 26 dobles y ocho triples, empujó 100 carreras y anotó 103 y recibió 96 boletos. Como lanzador derecho tuvo marca de 9-2 con efectividad de 3.18 y 156 ponches (130.1 IP) en 23 aperturas, limitando a los oponentes a un promedio de .207.
La Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) lo eligió de forma unánime como el JMV de la Liga Americana, los reporteros de MLB.com le otorgaron el Premio Edgar Martínez como Bateador Designado del Año y Rob Manfred lo homenajeó con el "Premio del Comisionado al Logro Histórico", entre otros honores.
Guerrero Jr. (311 con 48 jonrones, 111 carreras impulsadas y 123 anotadas) quedó segundo en la votación del JMV, pero se quedó con el Premio Hank Aaron como mejor bateador de su liga, además de convertirse en el primer ganador del Premio Juan Marichal por ser el dominicano más destacado del año. El torpedero Fernando Tatis Jr, de los Padres, y el jardinero Juan Soto, de los Washington Nationals, escoltaron a Guerrero en la disputa del Juan Marichal.
Soto, de 23 años, quedó segundo y Tatis, de 22, tercero, detrás de Bryce Harper, de los Philadelphia Phillies, en la carrera por el JMV de la Liga Nacional. El jardinero cubano Randy Arozarena, de los Rays, conquistó el trofeo Jackie Robinson como Novato del Año de la Liga Americana.
Con el COVID-19 aún en control de las actividades masivas en casi todo el planeta, la MLB convocó más de 45 millones de aficionados a los estadios, que funcionaron con diferentes niveles de limitaciones por la mayor parte de la primera mitad del torneo del 2021. Los Blue Jays, por ejemplo, jugaron partidos como locales en Dunedin, Florida, y Buffalo, Nueva York, antes de recibir permiso de las autoridades de Canadá para regresar a su casa en Toronto en la última semana de julio.
Los Dodgers (2,804,693), Braves (2,300,247), San Diego Padres (2,191,950), Texas Rangers (2,110,258), St. Louis Cardinals (2,102,530) y Astros (2,068,509) superaron los dos millones de aficionados y otros 18 clubes recibieron al menos un millón, cifras modestas en condiciones normales, pero destacadas en las especiales circunstancias de los últimos 24 meses.
En un año en el que el promedio de bateo de MLB fue de .244, el más bajo desde 1974 (también con .244), los lanzadores se combinaron para conseguir nueve partidos regulares (de nueve o más entradas) sin hit ni carrera, el récord de todos los tiempos en una temporada. El total no incluye otros dos juegos sin hit ni carrera de siete entradas, en jornadas de doble juegos.
Solamente en mayo se tiraron cuatro No-No, empatando el récord que se estableció en junio de 1990. Los Indians recibieron tres No-No, otra marca de MLB. La cifra no incluye la gema de siete innings sin imparables que lanzaron cinco pitchers de los Rays contra Cleveland el 7 de julio.
El derecho Max Scherzer, quien lanzó para Washington y Dodgers, alcanzó los 3,000 ponches en su carrera el domingo 12 de septiembre contra los Padres. El triple ganador del premio Cy Young y futuro miembro del Salón de la Fama es el pitcher número 19 con más de tres mil abanicados.
La superioridad del pitcheo, que superó los 42 mil ponches por segunda vez en la historia, provocó que MLB anunciara a mitad de temporada qué a partir del 21 de junio, entraban en vigencia nuevas pautas destinadas a hacer cumplir las reglas contra el uso de sustancias extrañas en las pelotas.
Un lanzador encontrado con una sustancia prohibida en su persona o que la haya aplicado a una pelota en juego queda expulsado del juego y suspendido por 10 juegos adicionales. Los infractores reincidentes se enfrentarán a una escala de castigo cada vez mayor, y los dirigentes y empleados del equipo también pueden ser disciplinados por no garantizar el cumplimiento de las reglas.
El zurdo puertorriqueño Héctor Santiago, de los Seattle Mariners, fue la primera víctima de la regla, el domingo 27 de junio, cuando fue expulsado por el árbitro Phil Cuzzi durante un partido contra los Chicago White Sox por una sustancia en su guante.
Otros dos pitchers corrieron la misma suerte el resto de la temporada: Lance Lynn, de los White Sox, fue expulsado por lanzar su cinturón al árbitro durante el proceso de revisión y el relevista Caleb Smith, de los Arizona Diamondbacks, por sustancia en su guante.
Pero los bateadores también disfrutaron de sus pequeños momentos de gloria. Y no solamente fueron Ohtani, Harper, Guerrero, Soto y Tatis.
El 12 de agosto, el torpedero Tim Anderson bateó un jonrón en el cierre de la novena entrada para dirigir a los White Sox a un triunfo 9-8 sobre los New York Yankees en Dyersville, Iowa, en un histórico encuentro en un estadio construido en un maizal al lado del set del popular filme "Field Of Dreams". Fue un adecuado final de película para el primer juego de MLB en el estado de Iowa.
El 22 de agosto, el astro venezolano de los Detroit Tigers, Miguel Cabrera, conectó su cuadrangular 500, el número 28 en la historia de las ligas mayores. Cabrera, quien terminó la temporada del 2021 con 2,987 hits, está muy cerca de convertirse en el séptimo miembro del exclusivo club de jugadores con 3,000 imparables y 500 jonrones.
Otro histórico, el dominicano Albert Pujols, fue transferido de los Angels a los Dodgers en medio del último año de su contrato por 10 temporadas y $240 millones de dólares.
Pujols, uno de dos jugadores con más de 3,000 hits, 600 jonrones, 600 dobles y 2,000 carreras impulsadas (el otro es Hank Aaron) sacó 17 pelotas del parque y empujó 50 carreras en 109 juegos y se declaró elegible para seguir jugando, mayormente para tratar de batear los 21 cuadrangulares que le faltan para ser el cuarto de 700.
El receptor venezolano de los Kansas City Royals, Salvador Pérez, despachó 48 jonrones, récord en una temporada para un jugador con al menos el 75% de sus partidos detrás del plato. Marcus Semien, de Toronto, impuso la marca de jonrones (45) para un defensor de la segunda base.
Con 32 jonrones a los 40 años de edad, el dominicano Nelson Cruz llegó a 449, empatando en el puesto número 40 con su compatriota Vladimir Guerrero padre y con Jeff Bagwell, ambos miembros del Salón de la Fama. El 1B canadiense de Cincinnati Reds, Joey Votto, alcanzó los 2,000 hits y Alonso logró su jonrón 100 en el partido 347 de su carrera, el segundo más rápido de la historia, solamente detrás de Ryan Howard, quien lo hizo en 325 juegos.
El último día de la temporada regular, el domingo 3 de octubre, Cleveland blanqueó 6-0 a los Rangers en Arlington en su último partido como "Indians", antes de ser rebautizados como "Guardians" en adelante. Cleveland, que se llamó "Indians" desde 1915 ha cambiado su apodo cinco veces (Blues, Bronchos, Naps, Indians y Guardians) en 121 años de existencia.