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La redención del lanzallamas Aroldis Chapman solo es parcial

Aroldis Chapman no pudo dormir la noche del lunes. El cerrador de los Cachorros de Chicago sentía que había defraudado a su equipo cuando más lo necesitaba, en el tercer partido de la Serie Divisional de la Liga Nacional, a seis outs de un puesto en la Serie de Campeonato.

El dirigente Joe Maddon había hablado con él sobre utilizarlo por más de una entrada en una situación de salvamento contra los Gigantes de San Francisco, así que cuando el piloto de los Cachorros le preguntó si estaba listo, él afirmó que "absolutamente".

Pero mientras yacía sin poder dormir en su hotel, todavía no podía comprender por qué las cosas habían salido tan mal.

Chapman fue llamado a la lomita después que el relevista Travis Wood permitió un hit para arrancar la parte baja de la octava entrada, seguido de una base por bolas de Héctor Rondón a Buster Posey, con los Cachorros aferrándose a una ventaja de 3-2.

El cubano se las arregló para abanicar de salida a Hunter Pence con una de sus habituales rectas de 101 millas por hora, pero cuando le tocó medirse a Conor Gillaspie, el héroe de los Gigantes destruyó otra recta para un triple de dos carreras, y Brandon Crawford siguió con un sencillo remolcador.

Chapman no podía recordar otra vez en su carrera de siete años en Grandes Ligas donde les había permitido imparables consecutivos a dos zurdos.

Así que cuando Maddon le pidió la pelota, fingió que todo estaba bien, pero Chapman se sentía derrotado.

"De verdad salí un poco dolorido, aunque sé que es algo que pasa en el juego. Me salieron las cosas mal. Me trajeron para ganar y por eso me sentía mal", dijo el cubano sobre el partido, que resultó en una victoria 6-5 para los Gigantes en 13 entradas. "Era para nosotros haber ganado ese juego y terminado ya".

Al día siguiente, después de una noche de insomnio, Chapman se reunió con sus compañeros en el cuerpo de relevistas, Rondón y Pedro Stropp.

"Nos reunimos y hablamos de lo que pasó. Yo quería asegurarme que eso no afectara el [próximo] juego", explicó Strop."Chapman dijo, creo que debí hacer mejor trabajo. Yo le dije, 'oye Chapman tranquilo que aquí todos sabemos lo que tú puedes hacer. Sabemos que entraste a pitchar ahí con el corazón".

Ahí mismo los relevistas se prometieron entre sí que si se les daba una oportunidad una vez más contra los Gigantes, eso sería todo lo que necesitarían.

"Vinimos y empezamos a hablar de cómo íbamos a pitchar", dijo Rondón. "Chapman me dijo que iba a venir doblado y yo dije que yo iba lanzar todo eso por ahí por el medio, que hay que jugar con el contacto. Esa fue la mentalidad que tuvimos. Aprendimos que ellos nos ganaron porque nunca se rindieron. Ellos siguieron siempre peleando y peleando. Nosotros teníamos que hacer lo mismo".

"Sólo sabía que iban a tener que fajarse conmigo de verdad porque estaba enfocado en eso. Lo empatamos y nos fuimos arriba y se dio la oportunidad y no había nada más que decir; ya sabíamos ", agregó Chapman.

El resto es historia.

Rondón entró en el octavo inning y no permitió que los Gigantes anotaran más carreras. Después de un sencillo de Gillaspie para arrancar la entrada, el derecho ponchó a Joe Panik y lanzó su recta de cuatro costuras para contacto contra su compatriota venezolano Gregor Blanco, que bateó para doble matanza.

Luego la ofensiva de los Cachorros arrancó su remontada en la novena entrada, anotando cuatro carreras contra el golpeado y sufrido bullpen de los Gigantes.

Cuando Chapman asumió el montículo con lo que ahora era una ventaja de 6-5, los Gigantes no tendrían un solo chance. Chapman no lo iba a permitir. Ponchó a los tres bateadores que enfrentó con 13 lanzamientos, de los cuales 10 de ellos superaron las 100 millas por hora.

Los Cachorros clasificaron a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional con el tercer salvamento de la postemporada para el zurdo de 28 años, en una actuación que Maddon describió en términos simples:
"Eso fue algo hermoso".