Regla 5.07(c)(8.04):
Cuando las bases están desocupadas, el pitcher lanzará la bola hacia el plato 12 segundos después que reciba la pelota. Cada vez que el pitcher demoré el partido violando esta regla el árbitro decretará una "bola".
El tiempo de 12 segundos comienza cuando el lanzador está en posesión de la pelota y el bateador está en la caja. El tiempo se detiene cuando el lanzador suelta la pelota.
La intención de esta regla es para evitar retrasos innecesarios. El árbitro deberá insistir en que el receptor devuelva la bola con prontitud al pitcher, y que éste ocupe su posición en la tabla con prontitud. Obviamente, el retraso del lanzador debe ser sancionado instantáneamente por el imparcial.
Por supuesto, esta regla no se aplica. Además, la norma no específica nada acerca de cuánto tiempo un lanzador puede demorarse con corredores en base. En el caso del relevista Pedro Báez de Dodgers de Los Ángeles, él se toma tanto tiempo entre lanzamientos que incluso las personas que aman al béisbol están enojadas. Esa situación ha desembocado en una queja continuada durante toda la postemporada:
It is not easy for defenders to stay sharp behind Pedro Baez. Lady Gaga could sing the anthem between every pitch.
— Molly Knight (@molly_knight) 21 de octubre de 2016
Pedro Baez pitches so slowly that you can make a joke about how slow he works and it's tired by the time he throws
— Patrick Dubuque (@euqubud) 16 de octubre de 2016
Durante la campaña regular, el tiempo medio entre lanzamientos fue de 22,7 segundos. Báez fue el más lento de todos los pitchers, con un promedio de 30,2 segundos. En los playoffs se ha ralentizado aún más. El deshielo de los glaciares en Groenlandia avanza con mayor rapidez. En el pasado los Dodgers han intentado que acelere su rutina sin resultados. "Pedro es muy metódico", dijo el jueves el manager de los Dodgers, Dave Roberts, después del Juego 5, en lo que podría catalogarse como el eufemismo del año. Báez permitió cinco carreras, en parte debido a dos pifias defensivas en el que sus compañeros de equipo parecían reaccionar una fracción de segundo tarde. El ritmo de Báez fue parte de la razón.
El partido de anoche duró 4 horas y 16 minutos, finalizando bien pasada la medianoche en la Costa Este. Además de Báez, el partido tuvo ocho cambios de lanzadores -cuatro de ellos a mitad de inning- además de varias revisiones de jugadas. No hubo incluso muchos boletos, solo seis. Ni siquiera fue el juego de nueve entradas más largo de la postemporada. De los 27 partidos de playoffs hasta ahora sólo seis se completaron en menos de tres horas (no es sorprendente que cuatro de esos fueron blanqueadas y otro fue un juego de 2-1). Sin incluir los juegos de entradas extras, 11 de los 27 choques duraron al menos 3 horas, 30 minutos. Las pausas comerciales exacerbaron el problema.
Las menores han experimentado con un reloj de pitcheo y lanzadores como Báez son la razón por lo que es inevitable que vayamos a utilizar uno en las ligas mayores. Los juegos son demasiado largos, y sugerir lo contrario es ignorar un tema legítimo. Esto no quiere decir que no nos guste el béisbol por quejarnos de la duración de los encuentros, pero como un producto de entretenimiento, quieres que la gente, además de los fans empedernidos, se quede hasta el final, especialmente teniendo en cuenta algunos de los increíbles dramas que hemos visto en las últimas entradas.
Tenemos la Regla Hal McRae para los deslizamientos en segunda. Tenemos la regla de Buster Posey para evitar colisiones en el plato. Cuando consigamos un reloj de pitcheo, tal vez deberíamos hacer referencia a ello como la Regla Pedro Báez.