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Francona ganó ajedrez a Maddon

CHICAGO -- Fue la mejor partida que recuerda el mundo desde el choque entre el retador estadounidense Bobby Fisher y el campeón soviético Boris Spassky en el Campeonato Mundial de Islandia en 1972, con la única diferencia que ahora se jugó en uno de los campos más míticos del béisbol y no frente a un tablero de cuadros.

En un magnifico duelo de pitcheo, los Indios de Cleveland derrotaron 1-0 a los Cachorros de Chicago, el viernes, en un festivo, eléctrico y mágico Wrigley Field para irse al frente 2-1 en la Serie Mundial de Grandes Ligas.

El bateador emergente Coco Crisp pegó un sencillo al jardín derecho para empujar al corredor emergente Michael Martínez con la única carrera del encuentro, el primero de Serie Mundial en 71 años en la histórica casa de los Cachorros. Los lanzadores de Cleveland propinaron su quinta blanqueo de la postemporada, un récord de todos los tiempos, mientras que los bateadores de Chicago fueron dejados en blanco por cuarta vez en nueve choques.

Tanto como el desempeño de los lanzadores en el mínimo marcador que puede tener un juego de pelota, fue la guerra de estrategias entre los dirigentes Terry Francona, de Cleveland, y Joe Maddon, de Chicago, que convirtieron el tercer juego del clásico de otoño en un match de ajedrez al mejor estilo del campeonato mundial.

La salida de ambos managers fue casi perfecta. Por medio partido, los abridores Josh Tomlin y Kyle Hendricks mantuvieron la pizarra en blanco, aunque ninguno completó las cinco entradas.

Hendricks, quien comenzó el partido con efectividad de 1.69 en tres partidos de postemporada y venía de amarrar a los Dodgers de Los Ángeles con 7.1 entradas de dos hits en el juego decisivo de la serie de campeonato, sorteó un par de situaciones para mantener la doble lechada por los primeros cuatro episodios. En el quinto, cuando los Indios atacaron, Maddon hizo su movida.

El novato Tyler Naquin bateó sencillo al jardín izquierdo en cuenta de 3-2 contra Hendricks, Tomlin se sacrificó por segunda vez en la noche, Carlos Santana negoció base por bolas en 3-2 y Jason Kipnis fue golpeado en el quinto lanzamiento del turno.

Hendricks llegó a 85 lanzamientos y aunque había extendido a 15 su cadena de entradas sin ceder carreras en la postemporada, cuando el caliente Francisco Lindor se asomó al plato, Maddon apretó el botón de ''redial'' en su teléfono en la caseta para llamar al bullpen.

El derecho Justin Grimm entró para enfrentar al puertorriqueño Lindor, quien iba de 2-2 en el encuentro y era el primer jugador desde Mickey Mantle en 1952 en batear de 9-5 en los primeros tres juegos del clásico de otoño.

Lindor bateó fouls consecutivos a curvas de Grimm, pero luego dejó pasar tres pitcheos tirados deliberadamente fuera de la zona de strike. En el sexto envío, Lindor bateó fuerte por la segunda base, donde su compatriota Javy Báez se combinó con el torpedero Addison Russell y el inicialista Anthony Rizzo para completar una doblematanza de oro y mantener el 0-0.

En el cierre del episodio, Tomlin permitió sencillo del cubano Jorge Soler, pero dominó los siguientes dos bateadores. Cuando Maddon, en otra movida agresiva, mandó de emergente al receptor Miguel Montero, un bateador zurdo, Francona respondió con una jugada maestra. Su mejor pitcher, el relevista zurdo Andrew Miller, entró a lanzar, y el jardinero Rajai Davis sustituyó a Santana, un improvisado jardinero izquierdo, para fortalecer la defensa.

Con la movida, Francona buscaba alargar la permanencia de Miller en el partido. Miller se quedó bateando por el abridor Santana y Davis por por el noveno Tomlin.

Maddon no respondió con un bateador derecho y mantuvo a Montero, quien pescó un slider de Miller en cuenta de 1-2 y metió una tremenda línea por el jardín derecho, donde el no muy elegante Lonnie Chisenhall hizo una buena jugada que devolvió a los nerviosos 41,703 aficionados en el parque de regreso a sus asientos.

''Fue un gran contacto contra un lanzador con un gran slider, pero no pudimos ganar que es lo que importa'', dijo Montero luego del partido. ''Cuando Francona mandó a Miller, miré a la banca por si el manager me iba a sacar, pero me dejó y eso me dió confianza'', apuntó.

Miller retiró a los cuatro bateadores que enfrentó, tres ponchados, para extender su ridículo dominio de la postemporada a 15 ceros y 27 ponches en ocho apariciones. Miller tiene la quinta mayor cantidad de innings en blanco en una postemporada y está a un ponche de empatar el récord para un relevista (el venezolano Francisco Rodríguez tuvo 28 con Anaheim en el 2002).

En el séptimo acto, Francona volvió a mover sus piezas buscando el resultado para tomar la ventaja en la serie y asegurar, en el peor de los casos, un regreso a casa el martes.

El receptor venezolano Roberto Pérez, quien conectó dos jonrones en la victoria del juego 1, abrió con sencillo contra el relevista Carl Edwards Jr. El dominicano Michael Martínez entró a correr por Pérez y avanzó a segunda por sacrificio de Naquin y se movió a tercera por lanzamiento desviado del lanzador. Después que Rajai Davis recibiera boleto, a Francona no le tembló el pulso para mandar a batear al veterano Coco Crisp a batear Miller.

Era la jugada adecuada, pero si Crisp fallaba, el partido no solamente seguiría sin carreras, sino que Miller, acostumbrado a relevos de dos o más entradas en esta postemporada, quedaría fuera del escenario después de cuatro bateadores enfrentados.

Crisp bateó una línea al jardín derecho que mandó al plato a Martínez con la única carrera del partido.

Martínez entró como corredor y luego jugó en el jardín central y la tercera base y hasta eso le salió bien a Francona.

''Fue agonizante'', dijp Francona sobre jugar en un estadio de Liga Nacional, sin el bateador designado y obligado mandar emergentes por el lanzador.

''Teníamos a Santana en el jardín izquierdo. No es un jardinero izquierdo. Necesitábamos un movimiento. Mandamos un corredor por un catcher. Estábamos a ganar ese juego en nueve innings o Kluber iba a tener que batear de emergente'', agregó.

Chicago amenazaría en la novena entrada, pero Báez fue ponchado por Cody Allen con la carrera del empate en tercera base y la del triunfo en segunda base con dos outs en la segunda blanqueada 1-0 que sufren los Cachorros en casa en la Serie Mundial. La otra se la propinó Babe Ruth, de los Medias Rojas de Boston, en 1918.

Miller (1-0 en la Serie Mundial, 2-0 en los playoffs) obtuvo la victoria, Bryan Shaw (1.2 IL) y Allen (1.1 IL) se encargaron de los últimos nueve outs y Cleveland se puso a la mitad del camino de su primera corona de la Serie Mundial desde 1948. Edwards (0-1) fue el derrotado, pese a que el pitcheo de Chicago también fue brillante, con 10 ponches y una carrera en nueve entradas.

Pero tal y como sucedió entre Fisher y Spassky en ''El Match del Siglo'' hace 44 años --donde el norteamericano ganó la última partida por abandono del ruso--, Francona obtuvo mejores resultados con sus movimientos que Maddon, en uno de los grandes juegos de la historia reciente de la final de Grandes Ligas.

''Pienso que el partido fue bien jugado'', dijo Maddon. ''El pitcheo hizo su trabajo, tuvimos un gran relevo, una buena defensa. Es verdad que buscamos algunos pitcheos fuera de la zona al bate, pero jugamos un gran juego de béisbol. Vamos a estar bien'', agregó.

DENTRO DE LA SERIE

¿Hogar, dulce hogar?: Los Cachorros pusieron su marca en 2-12 en Wrigley Field en la Serie Mundial. Es el peor porcentaje de éxito entre todos los equipos que han jugado al menos cinco partidos en casa en el evento.

Chicago merece más: La ciudad de Chicago se desbordó para apoyar a los Cachorros en su primer juego de Serie Mundial en Wrigley Field desde el 10 de octubre de 1945. Aunque el parque solamente tienen capacidad para acoger cerca de 42 mil aficionados, más del doble de esa cantidad inundó el barrio Wrigleyville para estar cerca del acontecimiento. Fue una verdadera fiesta de colores, emociones y sentimientos la que se vivió cerca del parque, desde la mañana del viernes hasta la madrugada del sábado.

Especialistas en blanqueos: Los Indios tienen cinco blanqueadas en la postemporada, pero el triunfo 1-0 sobre Chicago el viernes, fue el primero de la Serie Mundial desde que los Medias Blancas de Chicago superaron a los Houston Astros en el cuarto choque del 2005, con el que completaron la barrida y atraparon el título bajo el mandato del venezolano Ozzie Guillén.

Cuando la serie está 2-1: El equipo ganador del tercer partido de una Serie Mundial empatada 1-1 ha terminado coronándose campeón en el 65% de las ocurrencias. Ese ha sido el caso en cuatro de las últimas seis y en 11 de 14. Los Indios tienen foja de 5-3 en sus últimos ocho juegos #3 con series de playoffs empatadas 1-1. Chicago tiene 6-16 en el tercer juego de todas sus series de playoffs.

Próximos pitchers: Los Indios tendrán la oportunidad de ponerse 3-1 en ventaja el sábado, cuando mandarán al montículo a su estelar derecho Corey Kluber, quien tiene 3-1, 0.74 en la postemporada y blanqueó a los Cachorros por seis entradas en el primer juego. Kluber solamente ha permitido carreras en una de sus cuatro aperturas de playoffs.

''Nadie es imbateable'', dijo el relevista dominicano de los Cachorros, Pedro Strop. ''Kluber es un gran lanzador, pero nadie es imbateable'', dijo.

Por los Cachorros va el derecho John Lackey, quien tiene marca de 8-5 y efectividad de 3.26 en 25 juegos (22 salidas) en playoffs.Lackey, de 38 años, ha concedido cinco carreras en ocho entradas y no ha superado el ecuador del partido en dos presentaciones en esta postemporada.

Asistencia: Al tercer partido de la Serie Mundial asistieron 41,703, el tercer lleno consecutivo del evento. En total, en tres juegos a los parques de Cleveland y Chicago han asistido 117,968 personas.