Los New York Mets ha protagonizado una de las mejores historias de la segunda parte de la temporada, al emprender una recuperación que los ha vuelto a meter en la pelea por entrar a la postemporada, al menos como uno de los comodines de la Liga Nacional.
Desde que se reiniciaron las acciones tras la pausa por el Juego de las Estrellas, los Mets han ganado 19 de los 25 juegos que han celebrado y de un récord de 40-50 que tuvieron en la primera parte, ya andan por 59-56.
Todavía se mantienen en la cuarta posición de la división Este del viejo circuito, que encabezan los Atlanta Braves, pero se han colocado a media unidad de los Philadelphia Phillies (59-55), que van terceros y en este momento tienen en su poder el segundo wildcard de la liga.
La no muy entendible adquisición del derecho Marcus Stroman y la salida del veterano zurdo Jason Vargas completaron por redondear una rotación de abridores que de repente está haciendo las cosas como de ellos se esperó siempre.
Luego de trabajar para efectividad colectiva de 4.86 en la primera parte, el cuerpo de serpentineros de “el otro equipo de Nueva York” tiene 2.77 desde el 12 de julio, cuando arrancó la segunda etapa.
En esta era en que los jonrones se venden a tres por el precio de uno, los lanzadores de los Mets han tolerado sólo 21 en los últimos 25 partidos, luego de ser castigados con 124 en los 90 encuentros iniciales.
En la primera parte, sus rivales batearon colectivamente para average de .260 contra ellos y les fabricaron 466 carreras, mientras que en el segundo tramo, el promedio de los contrarios es de apenas .227, con 75 anotaciones permitidas.
Pero, y siempre hay uno… Sin restarle mérito a lo que ha hecho la tropa de Mickey Callaway, quien en cierto momento de la campaña estuvo a punto de perder su empleo, hay que detenerse en los rivales que han enfrentado los Mets en estos 25 partidos y los que le vienen en camino.
Solamente dos de esos juegos fueron contra un equipo con récord positivo, los Minnesota Twins, aunque ganaron ambos de esa serie interligas.
Los otros 23 partidos han sido contra novenas con balance perdedor: siete ante los Miami Marlins, seis contra los Pittsburgh Pirates, cuatro con los San Francisco Giants y tres frente a los San Diego Padres y los Chicago White Sox.
Lo que viene desde este viernes pondrá a prueba si esa recuperación es real y si les dará la gasolina para salvar una campaña que parecía condenada a la mediocridad y de repente ha revivido para alegría de sus fanáticos.
Este viernes Nueva York empieza una serie de tres juegos contra los Washington Nationals, dueños momentáneos del primer comodín del viejo circuito.
El lunes las cosas serán como visitantes ante los Bravos, líderes divisionales, antes de iniciar un periplo por el centro del país con sendas series interligas ante los débiles Kansas City Royals y los renacidos Cleveland Indians, estos con grandes probabilidades de ir a los playoffs.
Y luego toca una seguidilla de 22 partidos, 16 en casa y seis en la carretera, contra novenas ganadoras, incluidos tres contra los devastadores Dodgers.
En esa racha habrán tres juegos con Atlanta, seis con los Filis, tres con Washington, otros tantos con los Chicago Cubs y cuatro con los Arizona Diamondbacks.
Luego vendrá un supuesto respiro de diez desafíos ante los Colorado Rockies (3), los Cincinnati Reds (3) y los Marlins (4), antes de cerrar el calendario regular con tres enfrentamientos con los Bravos.
En los primeros 25 juegos de la segunda parte han ganado el 76 por ciento de ellos. Para mantener ese paso en lo que resta, tendrían que llevarse al menos 33 victorias de los 47 juegos faltantes.
Si lo logran, podrían terminar con más-menos 92 triunfos y estarían soñando y sacando cuentas en la calculadora, pendientes de lo que hagan los otros aspirantes a los comodines.