El anuncio de la mudanza de Lewis Hamilton de Mercedes a Ferrari para 2025 causó una conmoción mundial en la Fórmula 1, en particular, y en el deporte en general. El rimbombante pase del inglés generó mucho ruido, sin dudas, pero en los 74 años de historia de la categoría hubo otros fichajes rutilantes, en muchos casos con la Scuderia como protagonista, con más o menos éxito final en lo deportivo.
Juan Manuel Fangio, a Ferrari en 1956. Es cierto, eran otros tiempos. Se trataba de una joven Fórmula 1, pero un tricampeón deba el paso para mudarse a la Scuderia, los mismo que hará Hamilton en 2025, pero en un contexto absolutamente diferente. Mercedes-Benz era una de las marcas que dominaba en la época de los Grand Prix (la prehistoria de la F1) en la década del 30 del siglo pasado. Auto Union (hoy, Audi) era el gran rival por entonces. El camino hacia la conformación de un campeonato de Gran Prix avanzaba a paso firme, hasta que la Alemania de Adolf Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939 y así comenzó la Segunda Guerra Mundial. Finalizado el conflicto bélico, Mercedes se dedicó a la reconstrucción de su devastado país y no pudo estar en el bautismo de la Fórmula 1 de 1950. De hecho, la marca de la estrella recién logró sumarse en 1954, y arrasó. Formó el team con el Chueco y Stirling Moss y el argentino logró los títulos de 1954 y 1955. Pero ocurrió la Tragedia de Le Mans.
Mercedes ya había demostrado que tenía los autos más veloces del mundo al dominar la Fórmula 1, pero querían probar que también tenían los más resistentes. Por eso, se anotaron en las 24 Horas de Le Mans de 1955. En el circuito de la Sarthe, el francés Pierre Levegh, al volante de un Mercedes, fue protagonista de un accidente que le costó la vida a 83 espectadores, además de al piloto. Los Grandes Premios de Alemania, Suiza y España se suspendieron ese año por la tragedia. Los popes de la casa de Stuttgart decidieron retirarse de toda competencia deportiva al cierre de 1955. Así, el argentino, se quedó sin auto y recaló en el team de Maranello. Fangio fue campeón con Ferrari, pero su relación con Enzo Ferrari nunca fue buena (más bien muy tirante) y solo esa temporada de 1956. En 1957 se fue a Maserati.
Michael Schumacher, de Benetton a Ferrari. En 1995, la Rossa acumulaba 16 años sin celebrar títulos, desde la consagración de Jody Scheckter de 1979. Ni siquiera el dream team de 1990 con Alain Prost y Nigel Mansell logró cortar la sequía. En pleno tiempo de reconstrucción y cambio de Maranello, Jean Todt había asumido la dirección del Cavallino y fue por toda la armada de Benetton que había logrado el título de 1994: Michael Schumacher, Ross Brawn y Rory Byrne. En agosto de 1995 llegó la bomba: Schumi se iría a Ferrari para 1996. Antes de irse lograría el segundo título con Benetton y se mudó a la marca italiana. Debió esperar cuatro años, en los que hasta sufrió la fractura de la tibia derecha en la curva de Stowe de Silverstone durante el GP de Gran Bretaña de 1999, hasta que llegó la primera de sus cinco coronas con la Rossa, hilvanadas entre 2000 y 2004.
Alain Prost, de McLaren a Ferrari en 1990. Después de la batalla fratricida que vivió con Ayrton Senna en McLaren, con el recordado choque entre ambos en el GP de Japón de 1989, Alain Prost decidió embarcarse en el desafío de sacar campeón a Ferrari. El Profesor compartió su primera temporada en el Cavallino con Nigel Mansell y consiguió cinco triunfos, pero no pudo coronarse (el título quedó para el brasileño, quien seguía en Woking). En 1991, Prost batalló con una poco competitiva 643 y no estuvo ni cerca de la pelea: quedó quinto en el Mundial a 62 puntos de Senna, el campeón, en tiempos en los que el triunfo se premiaba con diez puntos. Finalizado el torneo 1991, el francés se tomó un año sabático y volvería para coronarse con Williams en 1993.
Ayrton Senna de McLaren a Williams en 1994. El brasileño tenía todo listo para llegar a la poderosa escuadra de Grove en 1993, pero apareció Alain Prost en el medio, quien tras su 1992 sabático, volvió para lograr su cuarto título en el equipo que dominaba por entonces. La única condición que puso el Profesor fue no compartir box con el paulista. Con ese panorama, Senna debió pasar un año más en McLaren, batallando con un auto inferior. Su mudanza al equipo inglés llegó finalmente en 1994, con el fin conocido: su muerte en el GP de San Marino.
Sebastian Vettel, de Red Bull a Ferrari en 2015. Después de enhebrar cuatro títulos en fila (2010-2013) con la escudería austríaca, y tras el 2014 sin éxitos en el cambio de motores a la era híbrida, el alemán se fue a la Rossa para tratar de lograr reverdecer los laureles que el team italiano no conseguía desde 2004 de la mano de otro alemán, Schumi. Fue dos veces subcampeón (2017 y 2018), pero su real chance de pelear fue en 2017, pero no pudo con el poderío de Mercedes y Hamilton. Desmotivado y lejos de la pelea con los poco competitivos autos italianos de 2019 y 2020, Seb se fue a Aston Martin.
Fernando Alonso, de Renault a McLaren en 2007. Al estilo Hamilton 2024, el español anunció su mudanza a la escudería de Woking cuando la temporada 2006 aún no había comenzado. Y no solo eso, fue después de conseguir su primer título del mundo con el Rombo. Nano tuvo en 2006 brillante, batalló contra Michael Schumacher y su Ferrari y se quedó con el bicampeonato. Con el 1 en el bolso se fue lleno de ilusiones a McLaren. Rápidamente todo se convirtió en pesadilla. Debió compartir equipo con el debutante Lewis Hamilton, quien llegaba a la F1 como campeón de GP2, integrante del programa de desarrollo de McLaren y, lo más importante, como protegido de Ron Dennis, el director de la estructura de Woking. La convivencia fue imposible, con capítulos de pelea que quedaron para la historia, como Hungría. Como si los chispazos (llamaradas en realidad) entre los pilotos no hubieran sido suficientes, saltó el escándalo de espionaje de McLaren a Ferrari, que terminó con el equipo inglés fuertemente multado y con la quita de los puntos del Mundial de Constructores. El resultado no podía ser peor: tanto Hamilton como Alonso llegaron a la cita de cierre en Brasil con chances de coronarse, pero el título fue de Kimi Räikkönen con la Scuderia. Para 2008, Alonso pegó la vuelta a Renault.