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Checo Pérez mejora, Bird se va, pero Red Bull está en picada

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Checo Pérez: 'El viento perjudicó más a Red Bull que a McLaren' (0:51)

El mexicano analizó la carrera de Países Bajos en la que terminó sexto. (0:51)

De poco sirve que Checo Pérez haya tenido un fin de semana consistente, o que cambie de ingeniero, si el auto de Red Bull se cae respecto a McLaren e incluso Ferrari


Sergio Pérez volvió del receso de Verano con un enfoque renovado, pasó un viernes de mucho trabajo en Zandvoort y, cuando algunos presagiaban otra debacle, metió su Red Bull en la quinta posición de la Qualy, un lugar muy decente. Pero en carrera el RB20 es ‘otro animal’ y ni Checo ni Max Verstappen pudieron dar pelea a los McLaren.

El esfuerzo de Checo Pérez fue insuficiente, no sólo por la superioridad de Lando Norris en el Gran Premio de Países Bajos, sino porque además hasta Ferrari tuvo un paso superior al monoplaza de Red Bull.

Al equipo de Milton Keynes le urge que sus pilotos terminen por delante de los McLaren, pero el auto está lejos de darles esa oportunidad.

Checo Pérez debe, como mínimo, terminar los GP’s delante de Oscar Piastri, al menos, en la mitad de lo que resta de la temporada.

En Países Bajos, el sexto lugar, que sabe a muy poco, fue el mejor resultado de Checo Pérez desde el Gran Premio de Miami, donde había sido cuarto.

Las críticas sobre el desempeño del piloto tapatío de parte de la prensa europea están justificadas por su mal paso previo a Spa Francorchamps, pero cuando caen en el nivel de campaña son, obviamente, sesgadas y sin presentar todos los elementos.

Hasta ahora, no he leído o escuchado una crítica a Pérez donde se pondere la caída, paulatina, pero dramática en el rendimiento del coche de Red Bull.

Lo común es que se centren en argumentos como que Red Bull mantiene a Checo Pérez como piloto para no afectar el GP de México (que está totalmente vendido su boletaje, desde el primer día que salió a la venta) o el disparate de que la escudería vería compensada la pérdida del premio en metálico, correspondiente al Campeonato de Constructores, con una fuerte cantidad prometida por los patrocinadores del mexicano.

Este tipo de cosas se leen a diario en redes, blogs y, lo peor, es que son reproducidas o comentadas en sitios o streamings ‘serios’.

Las reacciones a la respuesta de Christian Horner a la pregunta de la presentadora Natalie Pinkham sobre por qué mantenía a Pérez como su piloto, cuando sólo habían pasado las Prácticas Libres del viernes en Zandvoort, se volvieron virales.

“¿Tú a quién pondrías?”, dijo Horner ante el cuestionamiento de la periodista británica.

Ese es el dilema. Desde que Max Verstappen tomó el liderazgo de Red Bull no ha habido un piloto que pueda estar consistentemente cerca de él en desempeño. Checo Pérez es el que ha podido cumplir con el trabajo de mejor manera y más tiempo, ya casi cuatro años.

Verstappen es tan bueno, que la más ligera de las comparaciones con su trabajo trituran a cualquier coequipero. Además, Max es mejor entre más tiempo pasa. Su talento enmascara el mal momento del equipo.

Lo peor, es que el reto Checo Pérez ya no sólo es estar pegadito en tiempos a Verstappen, sino que en el espacio que haya entre ambos no se metan los Ferrari, Mercedes y sobre todo algún McLaren, que ahora son favoritos para estar por delante de Max.

Zandvoort fue un primer buen paso. Meterse a Q3, a pesar de condiciones mixtas, instalarse en quinto puesto. Pero eso debe progresar hacia un verdadero tándem con Max que permita estrategias de ataque contra, al menos, un McLaren, y al mismo tiempo sin tener que preocuparse demasiado de los autos rojos y los negros.

La tarea es muy complicada y el 90 por ciento de ella recae en el equipo de ingeniería de Red Bull, departamento muy golpeado por las luchas internas y moralmente distraído (en el buen sentido de la palabra) por los anuncios de salida de dos pilares de la escudería: primero Adrian Newey y después Jonathan Wheatley.

Pero no sólo en la prensa europea hay concepciones aventuradas y superficiales. De este lado, no son pocos los que no dan a Checo Pérez su parte de responsabilidad en el ‘slump’, además que achacan todo el problema a su ingeniero de carrera, Hugh Bird.

Bird, quien se despidió temporalmente de la temporada debido a una licencia por paternidad, no es el único responsable de la puesta a punto del RB20 con el número 11. Ese trabajo empieza con él, pero pasa inmediamente por Pérez y por un equipo de trabajo, donde le sigue en jerarquía Richard Wood, el ingeniero de desempeño o performance.

‘Woody’, como se le conoce a Richard, tomó, bajo la suprevisión de Bird, las riendas del radio y del trabajo del garage de Pérez durante del Gran Premio de Países Bajos y, al parecer, lo hizo muy bien con una calificación ejecutada con buen juicio y una estrategia de carrera, cuya última decisión, que fue abortar un amago de segunda parada para montar llantas suaves, como respuesta a lo hecho por los Mercedes, trajo como consecuencia el sexto lugar, que por momentos parecía ser un séptimo.

Esto no quiere decir que sin Bird las cosas irán mucho mejor. Ojalá así fuera por el bien de Checo Pérez, pero hay que recordar que la data, su interpretación, las estrategias y la ejecución de las mismas también pasaban antes por los ojos de Wood, es decir, que ‘Woody’ era tanto parte del triunfo como del problema.

Lo que sí puede pasar es que la decisión final, la sensibilidad y inducción de Wood sean más exitosas que las de Bird. Incluso, algo que pudiera ser tan subjetivo como el tono de voz o la manera de comunicar, podrían caer mejor a Checo.

Pero que quede claro, sin un auto competitivo de inicio, que desde la fábrica traiga las respuestas en cada circuito, no hay comunicación o estrategia que valgan.

Es, prácticamente imposible, que el RB20 de Red Bull vuelva a producir los 1-2 que establecieron en el inicio de la campaña, porque ni siquiera el talento especial de Verstappen ya es capaz de producir victorias milagrosas.

El trabajo de Checo Pérez se torna cada vez más complicado y el objetivo debe ser ganar el Campeonato de Constructores y literalmente está en sus manos. Si lo logra, tal vez, los cuestionamientos se conviertan en reconocimiento, pero para eso falta todavía mucha temporada.