El neerlandés fue penalizado por el ente rector del automovilismo y deberá realizar servicios comunitarios.
“Cuando llegó la clasificación, el auto estaba jodido”. Así, Max Verstappen resumió su fin de semana de Azerbaiyán durante la conferencia de prensa previa al GP de Singapur. “Cuidado con el lenguaje”, le dijo el presentador. El tricampeón redobló la apuesta, volvió a tomar el micrófono y lanzó: “Seguiré diciendo palabrotas, aquí o en otro sitio. La gente usa malas palabras cuando está llena de adrenalina”. La historia no quedó ahí. Los comisarios deportivos citaron al neerlandés luego de la primera tanda de ensayos de Marina Bay, en la que fue cuarto.
Detrás del entuerto hay una decisión de Mohammed Ben Sulayem, el presidente de la FIA, quien quiere que el lenguaje de los pilotos no sea tan soez. Por eso, le pidió especialmente a la F1 que evite pasar los audios de radio de los corredores en los que se escuchen insultos, por más que tapen las malas palabras con el pitido típico. "Tenemos que diferenciar entre nuestro deporte, el motorsport, y el rap. No somos raperos. ¿Cuántas veces por minuto dicen la palabra con F (fuck)? Nosotros no somos eso", dijo el emiratí. “Somos nosotros los que hemos aprobado que se hable más por radio en la retransmisión televisiva. Pero tenemos normas, y las normas están para el beneficio del deporte, para ser vigiladas y también para ser respetadas", cerró.
Pocas horas después de la declaración de Sulayem, Verstsappen usó la palabra con F en plena conferencia de prensa. Tras su declaración de este viernes singapurense ante los comisarios, finalmente fue sancionado. La pena no fue deportiva: deberá realizar servicios comunitarios junto a la FIA. Es la segunda vez que Max recibe esta sanción, ya que también debió hacer esas tareas tras su incidente con Esteban Ocon en el GP de Brasil de 2018.