El recuento de los eventos que llevaron a San Francisco a depender, nuevamente, del quarterback al que se daba por descartado hace apenas seis meses
Más de seis meses después de decir adiós, aquí estaba, diciendo hola de nuevo. Ni siquiera habían pasado cinco cuartos de la temporada de la NFL, cuando el más improbable de los escenarios se había convertido en realidad en una empapada tarde en Santa Clara. El quarterback de los San Francisco 49ers para esta temporada debía ser quien fuera menos Jimmy Garoppolo, pero ahí estaba, Jimmy G en persona, metiendo la cabeza a la reunión previa a la jugada y dando órdenes.
No había modo de confundirlo. La sonrisa quebrada, los ojos que sugieren una pizca de travesura, el cabello que empieza a encanecer, al estilo Clooney, por los lados. Y la voz. "Tiene esa voz", dijo el guardia de segundo año, Aaron Banks. "Es una gran voz. Suena como un videojuego".
Tarde en el primer periodo del pasado domingo, el titular de los Niners, Trey Lance, se quedó con el ovoide en una jugada opcional y se dirigía campo abajo. Fue encontrado casi de inmediato y recibido de frente por el linebacker de los Seattle Seahawks, Cody Barton, quien acertó un duro golpe a Lance en movimiento, cayendo el quarterback de manera extraña y eventualmente siendo sacado del campo con una fractura en el tobillo derecho que terminó con su segunda temporada de NFL antes de que realmente comenzara.
Y así, después de aproximadamente 73 minutos de juego de la campaña regular, el raro camino de Garoppolo hacia la nada había concluido. Aquí estaba, abrochándose el protector de la barbilla al casco, mirando a través de la careta hacia los ojos de sus compañeros, nuevamente.
Todo lució y se sintió tan familiar. Los 49ers derrotaron a los Seahawks por 27-7 al más puro y metódico estilo Garoppolo, y ahí estaba después, atendiendo las costumbres de su oficio: intercambiando el casco por una gorra, trotando a través del campo después de otra victoria, abrazando al quarterback rival.
Es casi como si nunca se hubiera ido.
¿Cómo llegaron aquí los 49ers y Garoppolo? Las alfas y omegas de esta historia tienden a ser borrosas, pero comencemos desde el final, o lo que todos esperaban fuera el final. El 1° de febrero, unos días después de que los 49ers cayeran ante Los Angeles Rams en el Juego de Campeonato de la NFC, Garoppolo se despidió. Apareció en la plataforma del momento --Zoom-- y dijo, "Los voy a echar de menos. Les agradezco, de nuevo. Fieles, muchas gracias por todo. Ha sido loco, hombre. Remontadas en Levi's, remontadas de visita, altibajos, ha sido un gran paseo. Los amo chicos. Nos vemos".
Todo se sintió adecuado. El tono fue en carácter, sentido pero casual, y el mensaje fue claro en su finalidad. El tiempo se sintió perfecto, también; hacerlo rápido, acabar con eso, seguir adelante. Todos sabían, o al menos creían saber, que el 2021 sería la campaña final de Garoppolo con los 49ers, y la caída en el Juego de Campeonato de la NFC, su partido final. Era el equipo de Lance ahora; los 49ers habían pagado tres selecciones de primera ronda por el derecho de elegirlo tercero global en el 2021, y Garoppolo había sido el concienzudo cuidador que los cargó en el año de aprendizaje de Lance. Tener una fecha de expiración tan exacta es cosa rara en la NFL, pero Garoppolo dijo, "Me sacó el peso de los hombros. Ahora, vamos a jugar al fútbol americano y disfrutar este último año con los chicos".
Así, de pronto, tras cinco temporadas como el titular, una aparición de Super Bowl y dos Juegos de Campeonato de la NFC, Jimmy G estaba fuera. Compañeros dijeron adiós a Garoppolo y le desearon lo mejor. El gerente general John Lynch y el head coach Kyle Shanahan agradecieron al pasador por sus contribuciones y lo elogiaron por su profesionalismo.
Todo pareció ir según un libreto, como una de las series de inicio de partido de Shanahan. En los meses que siguieron, no obstante, ese libreto se llenaría con anotaciones al margen. Uno de los quarterbacks más exitosos de las cuatro temporadas pasadas (de acuerdo a ganados y perdidos, al menos; tiene registro de 35-16 como titular en la campaña regular y playoffs) se convertiría en un hombre solo, derivando como humo en discusiones de canje y rumores. Como dijo una fuente cercana a Garoppolo, "Nada se acomodó en una caja porque había tantas partes en movimiento, tantas variables".
Algunas de las partes en movimiento, resultó, estaban en el hombro de lanzar de Garoppolo. Sufrió una lesión a la parte trasera de su hombro durante la victoria de postemporada el 16 de enero en contra de los Dallas Cowboys, y originalmente Garoppolo y sus representantes eligieron un camino conservador que evadió la cirugía en favor de terapia y descanso. Durante ese tiempo, Lynch tuvo discusiones con varios equipos durante el Combinado de Talento de la NFL en Indianapolis. Las pláticas fueron suficientemente fructíferas que Lynch volvió pensando que tendría un acuerdo pronto.
"Les puedo decir que hubo charlas realmente serias con probablemente dos, tres equipos", reportó Lynch a inicios de septiembre. "Sentí --tendrías que preguntar a ellos-- que iba a suceder".
De acuerdo a múltiples fuentes de la liga, los Niners creyeron que uno de esos equipos --los Washington Commanders-- estaban posicionados para convertirse en el siguiente equipo de Garoppolo en la NFL. Pero, ese plan quedó desarmado al poco tiempo; el hombro de Garoppolo no estaba sanando como él y su cuerpo médico deseaban. Después de más consultas con doctores, Garoppolo y sus representantes optaron por una cirugía que fijó el arranque del campamento de entrenamiento como fecha para una recuperación total. Para el 1° de marzo, el plan se convirtió en conocimiento público, y ocho días más tarde, los Commanders siguieron adelante, adquiriendo en canje a Carson Wentz de los Indianapolis Colts.
Repentinamente, el marcado por Garoppolo no solamente se enfrió. Se congeló.
La decisión de someterse a cirugía se hizo con un ojo puesto en la salud inmediata de Garoppolo, así como su panorama futuro, sea que se tratara de esta temporada o la siguiente. Los agentes de Garoppolo habían recibido licencia para buscar un canje, y deseaban evitar dar falsas esperanzas con la salud del quarterback. Pese a reportes en sentido contrario, una fuente de la NFL dijo a ESPN que el equipo fue informado de las intenciones de Garoppolo de someterse a la cirugía. El momento creó fricción entre Garoppolo y el club, con la fuente cercana al quarterback sugiriendo que la franquicia lógicamente vio la operación como una movida que reduciría --o incluso destruiría-- las esperanzas de los Niners de moverlo antes del draft.
Una por una, se tacharon las ya d por sí limitadas opciones. Los Colts adquirieron en canje a Matt Ryan. Los Pittsburgh Steelers, intentando reemplazar a Ben Roethlisberger, firmaron a Mitch Trubisky como puente a corto plazo para el recluta de primera ronda Kenny Pickett. La música siguió tocando, y Garoppolo seguía a la espera de un asiento.
A través de todo, Garoppolo resistió. No podía descansar ni marcharse. El campamento de entrenamiento arrancó el 26 de julio. Lanzaba en un campo lateral durante las prácticas, entrenaba a solas y se rehabilitaba del hombro separado del equipo, ausente en las reuniones. A lo mucho, era adyacente a los 49ers. No emitió declaraciones públicas, pero sí reconoció la presencia de reporteros con un saludo en su primer día de sesiones. Garoppolo declinó hacer comentario para esta pieza. Resistió a lo largo de la campaña de exhibición, semana tras semana, seguro de que algo surgiría. Quizás los Cleveland Browns, donde la suspensión de Deshaun Watson --originada en las acusaciones de más de dos docenas de mujeres respecto a conducta sexual inapropiada y acoso durante sesiones de masaje-- fue aumentada de seis a 11 partidos. Quizás Seattle, donde Pete Carroll estaba decidiendo entre Drew Lock y Geno Smith. Quizás, los Rams, que seguían de cerca el status del brazo de lanzar de Matthew Stafford.
El 12 de agosto, una oportunidad: el quarterback de los New York Jets, Zach Wilson, abandonó el juego de apertura de pretemporada con una lesión de rodilla. Las charlas en torno a Garoppolo para New York en redes sociales comenzaron de inmediato. Se conectaron los puntos. Había familiaridad: el coordinador ofensivo de los Jets, Mike LaFleur, había sido asistente en San Francisco; el head coach de los Jets, Robert Saleh, había sido el coordinado defensivo de los 49ers. La charla duró poco, no obstante. A Wilson se le diagnosticó con un desgarro en el menisco y una contusión ósea que no lo dejaría fuera de acción por tiempo suficiente como para considerar la adquisición de Garoppolo.
Así que, nada. Los equipos carentes de quarterback que se habían quejado después de la cirugía, ahora optaron por esperar, seguros de que los 49ers liberarían a Garoppolo, haciendo innecesario un canje. Una fuente cercana a Garoppolo dice que "absolutamente" se esperaba que Cleveland mostrara interés, al segundo de que Garoppolo fuera cortado. A lo largo del último fin de semana de la pretemporada, Garoppolo y sus agentes se ocuparon en el ejercicio más NFL de todos: esperar a ver si algún quarterback titular se lesionaba en partidos en los que rara vez participaban.
Pero, durante ese tiempo, sucedió algo extraño. But during that time a strange thing happened. "Esas semanas ayudaron a ambas partes sentir mayor comodidad con lo que eventualmente sucedió", relató la fuente cercana a Garoppolo. Cuando Lynch y Shanahan observaron a Garoppolo lanzar, al tiempo que se colapsaba el mercado de canjes e intentaban convencer a otros equipos de la NFL que el pasador les podía ayudar, un pensamiento siguió regresando a sus cabezas: Garoppolo podría ayudarlos a ellos.
Los 49ers son, posiblemente, el equipo con calibre de campeonato menos dependiente de un quarterback en la NFL. El fetiche a lo largo de la liga respecto a la posición de quarterback se visualiza un poco diferente en Santa Clara, donde la dirección de Shanahan es considerada como un factor mitigante, capaz de convertir a un pasador bueno pero no grandioso --como Garoppolo, por ejemplo-- en un ganador consistente.
Como dijo Shanahan durante una conferencia de prensa en la semana de la apertura de campaña, "Cuando se reduce a la posición de quarterback ... es difícil para la mayoría de equipos". Eso hizo más interesante, y quizás más inesperado, que incluso antes de la lesión a Lance, Shanahan y los 49ers se colocaron voluntariamente en el pasatiempo favorito de la NFL: la controversia de quarterback. Sin importar los nombres involucrados, el destino de todos los equipos de la NFL eventualmente regresa siempre al quarterback. Es injusto, y a menudo de plano estúpido, pero se ha hecho tan intrínseco al juego como la textura en la madera.
Por todas esas razones, es imposible separar la decisión de retener a Garoppolo de la decisión de elevar a Lance. Más allá de su muy bien documentada falta de experiencia colegial o en la NFL, Lance sufrió dos lesiones la temporada pasada en minutos de acción limitados. Y no jugó suficientemente bien en la pretemporada --ni en la derrota de apertura de campaña regular por 19-10 ante los Chicago Bears-- como para permitir a los 49ers proceder con la mayor confianza con Lance, respaldado por la dupla de probada de Nate Sudfeld y Brock Purdy. Un equipo con aspiraciones de Super Bowl --y un head coach que tiene registro de 8-29 en partidos sin Garoppolo como quarterback-- no podía estar a una lesión de entregar el equipo a Sudfeld o alguien igualmente verde. La lesión de tobillo que puso fin a la campaña de Lance --triste pero no sorpresivo-- reforzó la efímera naturaleza de un negocio brutal. "El que sigue", es un cliché sin corazón. También, es un pilar de la industria.
Durante una conversación de inicios de agosto respecto a la construcción de plantilla, Lynch tocó con Shanahan el tema de la profundidad en la posición de quarterback. Hizo a su coach una pregunta que se aproximó a lo innombrable: ¿Y qué hay con Jimmy? Si pudieran lograr un recorte salarial significativo, razonó Lynch, podría funcionar para todos los involucrados.
Shanahan se opuso a la idea, no porque no le gustara, sino porque no creía que Garoppolo accedería a un recorte salarial, además de un rol de reserva. Pero, después de meditarlo, Shanahan se reunió con Lynch al día siguiente, diciéndole que valía la pena intentarlo. Acordó mencionarlo a Garoppolo, cuya reacción fue al mismo tiempo comprensible y esperada: sus representantes deseaban esperar a ver si se materializaba alguna oportunidad con otro club, antes de discutir un contrato reducido que lo mantuviera con los Niners.
Pero, Shanahan quedó alentado. Garoppolo no cerró la puerta por completo.
Mientras se aproximaba el día de recortes finales, 30 de agosto, Lynch no recibía llamadas significativas en torno a Garoppolo. "Por eso estábamos un poco desconcertados", explicó Lynch. "Porque puedes hablar con su doctor, puedes hablar con nuestro doctor, puedes hablar con muchas personas, y le estaba yendo bien". Era claro que los otros equipos estaban esperando los recortes finales, cuando parecía inevitable que el nombre de Garoppolo estaría en la lista, permitiendo la libertad de negociar con cualquier equipo que estuviera interesado.
El contrato de Garoppolo presentaba otra complicación. Los Niners no tenían ninguna intención de retenerlo bajo su entonces número contra el tope salarial de 26.9 millones de dólares, nada de lo cual estaba garantizado para el quarterback, lo que significaba que una reestructuración era parte obligatoria de cualquier negociación. Completamente conscientes de que estaba a la puerta de la agencia libre --la agencia libre que todos desde Santa Clara hasta Cleveland esperaban-- Garoppolo siguió lanzando en el campo lateral, recibiendo tratamiento del cuerpo médico del club, y monitoreando el panorama de quarterbacks alrededor de la liga. Se mantuvo callado, sin hacer olas y, en las palabras del corredor Jeff Wilson Jr., "Siguió siendo la clase de persona que es, con el tipo de carácter que tiene. Jimmy posee todas las cualidades. No posee un hueso malo en su cuerpo. He estado aquí por cinco años, y no creo que haya visto jamás a Jimmy enojado".
A lo largo del tiempo, con las opciones reduciéndose y los equipos esperando a su corte, los Niners se volvieron más atractivos. Después de que el último fin de semana de pretemporada no presentara ninguna nueva oportunidad, Lynch ofreció a Garoppolo un pacto por un año que contenía una cláusula de no canje, y una cláusula de no designación de jugador franquicia, garantizando efectivamente a Garoppolo control total al término de la campaña, y reduciendo su salario base a 6.5 millones de dólares con incentivos que lo podrían elevar hasta superar los 15 millones de dólares. Por cada partido de temporada regular como el del domingo, en que jugó en al menos el 25 por ciento de las oportunidades y los Niners ganan, se ganará 350,000 dólares en incentivos. Su rol sería diferente, explicó Lynch, pero casi todo lo demás era lo mismo: misma ciudad, mismos compañeros, misma ofensiva, mismas expectativas de Super Bowl. Al final, lo familiar se impuso.
"Estoy cómodo aquí", dijo Garoppolo después de liderar a los Niners sobre Seattle el domingo. "Los jugadores, el esquema, todas esas cosas; el vestidor. Es cómodo, y estoy familiarizado con ello".
Antes de que la noticia del regreso de Garoppolo se hiciera pública, Shanahan y Lynch intentaron sacarle adelantarse. Hicieron una lista de 15 veteranos alrededor de todos los grupos de posición --un comité de liderazgo específico-- y programaron una reunión en la oficina de Shanahan. La meta no era convertir la junta en votación; esas decisiones ya se habían tomado. Garoppolo había accedido a romper su acuerdo previo y firmar el nuevo. Se le informó a Lance que el hombre al que había suplido el año pasado ahora sería su suplente, y a Sudfeld se le dijo que sería cortado, quedando Purdy, el novato de Iowa State, abriendo la campaña como el tercero en el orden. Shanahan reunió a los jugadores que percibió como líderes para explicar la estrategia del equipo, antes de abrir el tema a discusión.
Shanahan y Lynch comprendieron que no era solamente una decisión de plantilla. Estaban lidiando con la posición de quarterback, que viene con su propio nivel de escrutinio forense, y estaban haciendo algo que bien podría ser sin precedentes. El equipo de comunicaciones de los 49ers ha buscado una situación donde un quarterback titular intercambió roles con su suplente al año siguiente, sin lesión u algún otro evento que precipitara el cambio. Sus esfuerzos, remontándose más de 40 años, han sido incapaces de arrojar algo comparable.
Shanahan presentó la situación en gran detalle. Incluso, dijo a los jugadores reunidos que Garoppolo estaría aceptando la reducción de sueldo que dejaría su salario por debajo de Lance. Les dijo que Sudfeld sería liberado y que Purdy era uno de sus nuevos compañeros. La reacción en la sala fue precisamente la que sintieron Shanahan y Lynch cuando confirmaron que Garoppolo se mantendría con los Niners: sorpresa.
"Me sorprendió que nadie fuera por este tipo", dijo el tackle izquierdo Trent Williams. "Eso me sorprendió más que nada... Esperaba que estuviera en algún sitio, el quarterback titular de alguien".
Una vez que los jugadores digirieron la noticia, Shanahan y Lynch abrieron el tema para preguntas. No hubo muchas, de acuerdo a jugadores que estuvieron presentes, pero resaltó una: ¿Qué sucede si --o más bien qué sucede cuándo-- Lance presente sus problemas?
La respuesta de Shanahan fue simple: estaba apostando a que esos 15 tipos en su oficina se cercioraran de que la camaradería que han construido era suficientemente fuerte como para soportar cualquier cosa que pudiera amenazar desde el exterior. Días antes de la lesión de Lance, uno de esos 15, el fullback Kyle Juszczyk, dijo, "Es la mejor póliza de garantía que podríamos tener... Así que, realmente puedes dormir bien por las noches por ello. Ellos recalcaron que no habrían sido capaces de lograr esto si no sintieran que contamos con un vestidor tan fuerte que pudiera lidiar con este tipo de cosas". Eso, tanto como la sólida relación entre Lance y Garoppolo, harían que funcionara esta extraña situación.
"Cuando Kyle [Shanahan] comenzó a hablar de ello, era loco que incluso fuera opción", admitió el linebacker Azeez Al-Shaair. "Me quedé como todos los demás; nadie pensaba que fuera posible. Cuando dijeron que podía suceder, pensamos, 'Mie---. Vamos con eso'".
Garoppolo llegó a la sala de quarterbacks al día siguiente de que sucediera todo, miró a Lance y Purdy, sonrió con la mueca de siempre, y apagó cualquier sentimiento de extrañeza diciendo, "Es bueno estar de vuelta. Vamos a ponernos a trabajar". Con eso, no era más un hombre solo, no más esa figura espectral lanzando pases a empleados de bajo nivel en el campo lateral. Era, una vez más, Jimmy G, quarterback (suplente) de los Niners.
Hubo un momento de incomodidad, no obstante, no solo porque recayó en el coach de quarterbacks de primer año, Brian Griese, pararse frente a ellos, ya en forma, y definir las responsabilidades para cada uno.
Dijo a Lance: "Trey, este es tu equipo. Tú los estás liderando". Dijo a Garoppolo: "Jimmy, eres el suplente. Si sucede cualquier cosa, obviamente te vamos a necesitar. Has liderado a este equipo antes, pero ahora las circunstancias son distintas", Finalizó hablando a los tres: "Los medios y la gente de afuera va a tratar de crear algo loco, pero todos sabemos que eso es una mie---. Así es como lo vamos a hacer, y así es como vamos a ganar".
Los tres quarterbacks en la sala lo sabían, pero también sabían que se necesitaba expresar. Esperaron a que Griese terminara, no hicieron preguntas, y se pusieron a trabajar en la preparación de la Semana 1 frente a Chicago.
"Estábamos esperando tener esa conversación, ¿verdad?", confesó Purdy. "Pero, cuando sucedió, fue", tomó un profundo respiro antes de continuar, "OK, ahora que sacamos eso del camino, vamos a jugar. El único momento incómodo en todo el proceso fue tener que decir lo que debía decirse".
La atención de inmediato giró hacia Lance. ¿Cómo lidiaría con esto? ¿Percibiría a Garoppolo como póliza de garantía o como amenaza? "Grandioso", manifestó Lance en sus primeros comentarios después del regreso de Garoppolo. "Es bueno tenerlo de vuelta. Bueno tenerlo de vuelta en el edifico, de vuelta en la sala de quarterbacks. Como he dicho, ha sido un hermano mayor para mí desde mi primer día en la liga. I know he's got my back. Le cuidaré la espalda".
Hubo momentos en el camino, no obstante, que simbolizaron la extrañeza de la situación. Por ejemplo: Jimmy G, quarterback de Super Bowl, titular por cuatro años, ejecutando al frente de la ofensiva de scouteo.
"Realmente no nos cayó hasta que vimos ese primer día", reconoció Banks, el guardia de segundo año de Notre Dame. "Fue como, 'Oh, mie---, ese es Jimmy G tomando repeticiones con el equipo de scouteo'".
Las circunstancias impidieron una celebración prolongada después de que Garoppolo regresó triunfal al campo por la tarde del domingo. El tackle derecho Mike McGlinchey describió la lesión de Lance como "terrorífica", y Garoppolo eligió las palabras menos iluminadoras, describiendo su retorno al puesto como un momento de "círculo completo", y diciendo que estar de regreso al frente de la ofensiva era como "montar la bicicleta".
Garoppolo jugó del modo que siempre parece jugar --13 de 21 completos para 154 yardas y un touchdown-- pero los detalles se perdieron en una cadena bizarra de eventos, comenzando el 1° de febrero, que lo llevaron a este momento. Era, por la mayor parte de los últimos seis meses, un hombre flotando en las afueras de todo, excepto rumor. Y después, por menos de cinco cuartos, un quarterback suplente, frecuentemente el hombre más popular en cualquier ciudad de NFL. Pero, ahora se halla de regreso a cargo, y bajo las duras luces de los reflectores. Por un breve momento, estaban posadas en otro lugar, pero ahora están enfocadas solo sobre él.
"No digo que sabía que esto iba a suceder", declaró Garoppolo. "Pero, estaba listo para el caso de que sucediera, y simplemente quería aprovechar la oportunidad".
Hay una moraleja allí en alguna parte, quizás algo profundo respecto a la lealtad y el profesionalismo, quizás algo banal respecto a la percepción del pasto más verde o el conteo de los polluelos que no han salido del cascarón. Garoppolo es una vez más --¿o sigue siendo?-- el quarterback de los San Francisco 49ers. Sucede que la oportunidad que buscaba era la misma que había jurado dejar atrás.