Virgil Carter fue un innovador cuyo trabajo tiene, a la fecha, una huella inmensa en el funcionamiento de los 32 equipos de la liga
VIRGIL CARTER FUE algo más que un observador casual, sentado en la sala de su casa en Apple Valley, California, el 28 de enero pasado, mirando el Juego de Campeonato de la NFC. De hecho, podría decirse que el ex quarterback de 78 años de edad desempeñó un papel clave, especialmente cuando se trató de dos jugadas controversiales.
Cuando el head coach de los Detroit Lions, Dan Campbell, ignoró los convencionalismos en un par de llamadas en cuarta oportunidad en la segunda mitad, fracasando en convertir en lo profundo del territorio de los San Francisco 49ers, críticos culparon la adhesión de Campbell a la analítica como uno de los motivos por la derrota de los Lions por 34-31.
La respuesta de Carter: "No me culpen a mí".
Podría parecer extraño que alguien que jugó en la NFL por siete temporadas --con éxito modesto-- necesitaría desviar la responsabilidad 48 años después de su retiro, pero Carter es algo más que un ex quarterback.
Es considerado uno de los fundadores de la analítica moderna de NFL. Y, aunque la analítica ayuda a los coaches a tomar decisiones más informadas, no garantizan éxito. ESPN Analytics podría haber favorecido ligeramente las decisiones de Campbell, pero las ejecuciones se quedaron cortas, así que no hay que culpar a Carter.
En 1971, Carter y el profesor de Northwestern, Robert Machol, publicaron una pieza en tres partes llamada "Operations Research on Football". El estudio incluyó dos conceptos importantes: diferentes yardas y situaciones en el campo conllevaban diferentes valores en puntos esperados, y los equipos debían ser más agresivos en ciertas situaciones de cuarta oportunidad.
Pasaron un par de décadas, pero los resultados de Carter y Machol han tenido enorme impacto. El modelo de valor en puntos, que ahora es conocido como puntos añadidos esperados (EPA, por sus siglas en inglés), es empleado por coaches en todos los niveles para evaluar efectividad ofensiva. Todos los equipos de NFL tienen al menos un empleado de analítica, y programas colegiales emplean consultoras externas para evaluar ciertos aspectos, como por ejemplo, cuáles esquineros tienen mayor probabilidad de ser derrotados en una jugada dada de pase.
Y, sí, más equipos están dejando a la ofensiva sobre el campo en cuarta oportunidad.
"Mucho de lo que está en ese estudio es literalmente lo que se está haciendo ahora", dijo Michael Lopez, director senior de la NFL de data y analítica de fútbol americano. "Los números han cambiado porque el fútbol americano ha cambiado, pero solo la idea que eso existió tanto tiempo antes de que la gente se metiera en ello, pienso que es bastante genial".
CARTER FUE SELECCIONADO en la sexta ronda del Draft 1967 de la NFL por los Chicago Bears, pero no fue un novato típico.
Mientras la mayoría de los jugadores vivían cerca del complejo de entrenamiento del club, en Lake Forest, Carter vivía en el centro de Chicago. Luego de obtener un título en estadística gracias a una beca académica en BYU, Carter deseaba obtener una maestría en Northwestern, que ofrecía cursos en su campus del centro de la ciudad, cerca del Lago Michigan.
El propietario de los Bears, George Halas, quien estaba en su año final como head coach, no solamente lo alentó, de acuerdo a Carter, sino también le brindó un estipendio para hospedaje, para que el quarterback pudiera alojarse en la ciudad, pero también pudiera estudiar video y aprenderse el libro de jugadas.
Machol terminó siendo el profeso perfecto para el estudio de análisis cualitativo de Carter. Machol fue un graduado de Harvard que sirvió como vicecomandante en la Segunda Guerra Mundial. Llevó a sus estudiantes de Northwestern a partidos de los Chicago Cubs para estudiar cómo las decisiones afectaban los resultados y las probabilidades de victoria.
Y, tanto como Machol disfrutaba aplicar su trabajo a los deportes, Carter disfrutaba trabajar con números.
"Siempre he estado enamorado con poder trabajar hacia una conclusión de valor, y era obtener un acierto o error", dijo Carter a ESPN.
A ellos se les ocurrió la idea de medir el valor de la colocación del ovoide sobre el terreno de juego. En su trabajo, Carter y Machol notaron que no había estudios importantes que se hubieran hecho, aparte de una carta el editor de una publicación periódica, escrita por Charles Mottley en 1954.
Para esto, Carter requería información de cada jugada. Con la bendición de Halas, Carter contactó la oficina de relaciones públicas de cada equipo de la NFL, y recibió datos de todos los equipos, con excepción de los Oakland Raiders. Carter llenó ese hueco en la información de sus oponentes, y desmenuzó 56 encuentros de la primera mitad de la campaña del 1969.
El mayor hallazgo fue acerca de tener "un conocimiento aproximado del valor de tener el balón en un punto particular del campo", escribieron ellos en el estudio. Eso impactó todo, desde la selección de jugadas cerca de la línea de gol, hasta el concepto de la patada de despeje esquinada, que coloca el ovoide tan lejos como sea posible en territorio del rival, sin que entre el ovoide en las diagonales.
Un ejemplo puede extraerse del Juego de Campeonato de la NFC. San Francisco tenía 0.9 puntos esperados cuando contaba con primera oportunidad y 10 en su propia yarda 25. Más tarde en ese avance, los puntos esperados saltaron a 3.0 por un primero y 10 desde la yarda 34 de Detroit, de acuerdo al modelo de EPA de ESPN.
Las ideas y nociones fueron consideradas radicales en su momento. Y, por décadas, fueron ignoradas.
De acuerdo a Brian Burke, especialista senior de analítica para ESPN: "Fue literalmente, muy, muy adelantado a su tiempo".
PARA EL MOMENTO EN que se publicó el reporte, Carter ya no estaba en Chicago. Fue liberado al término de la campaña del 1969 y terminó con los Buffalo Bills por un breve periodo. Los Bills lo traspasaron a los Cincinnati Bengals por una selección de sexta ronda antes del inicio de la campaña del 1970. Allí fue cuando el trabajo de Carter obtuvo mayor tracción. No solamente estaba Paul Brown, head coach y fundador de los Bengals, interesado, sino también lo notó el coach de quarterbacks. Su nombre era Bill Walsh.
Mucho antes de que Walsh conquistara Super Bowls con los 49ers, estaba desarrollando los orígenes de su legendaria Ofensiva de Costa Oeste con Carter en Cincinnati. Por ejemplo, ellos evaluaron el riesgo de lanzar una ruta en escuadra hacia afuera cerca de la línea de gol y decidieron que era más seguro tirar el ovoide cerca de la marca de la línea de gol, en lugar de tratar de conectar con el receptor en movimiento. Carter también explicó a Walsh por qué las posibilidades de anotar un touchdown son mejores si un receptor obtiene un primer intento en la yarda 15, en lugar de un primer intento en la yarda 10.
"Pensó, 'Bueno, eso es interesante'", relató Carter. "Pero, entonces también está pensando, 'Bueno, ¿cómo le puedo explicar eso a Paul Brown? Porque si no anotamos, yo seré el tipo sobre la silla caliente'".
También trabajaron sobre un concepto que es el estándar para quarterbacks modernos: leer la defensiva y sacar rápidamente el balón. Cuando Walsh tomó las riendas como head coach de los 49ers en 1979, Carter, entonces retirado, llevó a su hijo al campamento de entrenamiento, donde fue de inmediato recibido por el quarterback Joe Montana.
Lo primero que le dijo Montana es que se había "cansado de verte realizar el retroceso de cinco pasos y lanzar a Bob Trumpy en un rizo por el medio" en las cintas de video, mientras Walsh instalaba la Ofensiva de Costa Oeste en San Francisco.
Después de quedarse prácticamente sin desarrollo, la métrica de EPA, junto a otros conceptos actuales, como los bloques sobre los cuales se construyen métricas como yardas terrestres sobre la expectativa, y Total QBR, fueron reintroducidos o expandidos en el libro de 1988, "The Hidden Game of Football", por Bob Carroll, Pete Palmer y John Thorn.
Esos trabajos referenciaron un principio fundamental: no todas las yardas se ganan equitativamente.
Por ejemplo, en la Semana 16 de la temporada pasada, el quarterback de los Green Bay Packers, Jordan Love, logró un pase completo de 8 yardas para obtener primer intento en tercera y 7, obteniendo un EPA para los Packers de 2.1. No obstante, en las 21 instancias en que un equipo obtuvo 8 yardas en tercera y 9 para quedarse cortos del primer intento, 19 de esas jugadas resultaron en un EPA negativo. Pero, cada jugada sigue siendo considerada una ganancia de 8 yardas en las estadísticas finales del encuentro.
No fue sino hasta el 2008, cuando Burke introdujo formalmente al EPA, que esos conceptos empezaron a ganar momento. Un piloto militar de carrera que laboró como contratista de defensa con aliados de los Estados Unidos, Burke trabajaba los números en largos vuelos internacionales. Tomó prestados los datos de jugada a jugada de la NFL y eventualmente construyó un modelo de puntos esperados para los cuatro intentos.
Eventualmente, la analítica pasó de información en sitios web en los límites de los deportes a ser aceptados y empleados por todas las franquicias de la NFL.
"Ahora, está en todos lados", explicó Burke. "Es como ver a tus hijos crecer y tener sus vidas propias, mudarse de case, casarse, y tener sus propios hijos".
SI ALGUNA VEZ se consideró una revolución, los números prueban que la batalla terminó.
Existe un incremento del 33 por ciento en equipos que se la juegan en cuarta oportunidad y 1, de acuerdo a Lopez. También agregó que la mayoría de equipos tiene a un empleado de analítica comunicando en tiempo real las probabilidades durante los encuentros a los partidos vía las diademas de los coaches.
El incremento en el uso de analítica, de acuerdo a Burke, puede deberse a portales como su sitio web original --AdvancedFootballAnalytics.com-- que mostraban las ineficiencias de las métricas previas. Fanáticos y clubes quedaron expuestos a artículos y tablas de líderes que demostraban cuáles jugadores eran más eficientes. También, se facilitó para aquellos interesados en la analítica, obtener acceso a datos y modelos estadísticos.
Algunos de los equipos más exitosos a lo largo de los últimos años, como los 49ers, Baltimore Ravens, Philadelphia Eagles y Bills, han estado entre los equipos que más se recargan en la analítica.
Sam Francis es el analista de datos de fútbol americano para los Bengals, y lidera el equipo de analítica del club. Su oficina está en el mismo piso que las de los coaches en el complejo, y desde que comenzó a laborar en la NFL en el 2017, ha visto cómo los números avanzados se han vuelto más prevalentes.
"Entre más conversaciones tenemos, más proyectos hacemos, más estudios hacemos, ellos van a entender a lo que tengo acceso y cómo puede emplearse", manifestó Francis.
Cuando comenzó, estadísticas como EPA estaban enterrados al lado derecho de los reportes en hojas de cálculo. Ahora, EPA se ha mudado bastante hacia la izquierdo, con la gente valorándolo mucho más. Cuando los Bengals evaluaron ofensiva terrestre en este receso de temporada, EPA era la primera columna bajo la cual ordenaron a los equipos de la liga por concepto de carrera. El veterano coach de línea ofensiva Frank Pollack, un ex liniero de la NFL que no se traga nada, era el que explicaba los números al resto del grupo.
El proceso en Cincinnati y en otras partes de la liga muestran la importancia de integrar el departamento de analítica con los coaches, especialmente ahora que datos precisos de velocidad y rastreo están disponibles al instante.
"Las mejores organizaciones en este punto, tus analistas están totalmente integrados con tus coaches y tus scouts", complementó Lopez. "Vas a escuchar cosas que no se te hubieran ocurrido. Luego lo escuchas y piensas, 'Oh, vaya, podemos medir eso. Podemos revisar eso'".
Lo mismo puede decirse a nivel colegial. Championship Analytics patentó un libro de juego en 2016 que los coaches llevan en las laterales para medir si se arriesgan o no en cuarta oportunidad.
"Algunas personas en el pasado han sido necios, 'Ey, vamos a ejecutar esta jugada porque la hemos estado ejecutando por los últimos 20 años', o lo que sea", expresó el coordinador ofensivo de Baylor, Jake Spavital, cuyo abuelo dirigió a Virgil Carter por una temporada en la World Football League. "Y entonces lo estás mirando y simplemente no obtienes los resultados que obtienen las otras jugadas. Entonces, ¿por qué estamos ejecutando estas jugadas con tal frecuencia?".
ENTRE MÁS AVANZA LA tecnología, más evolucionará el fútbol americano y los números que le dan forma.
Una de las grandes interrogantes, según Burke, es cómo la inteligencia artificial será empleada para ayudar a interpretar todos los datos de rastreo avanzado de los jugadores que viene de los microchips en el balón y en las hombreras de los jugadores. Pero, como ocurre con todos los datos, comprenderla requiere comprender cómo se juega el deporte, también.
"Debí aprender el juego a un nivel más profundo", admitió Burke. "Y ahora los coaches deben aprender un poco de la analítica, y nos estamos encontrando en un feliz punto medio".
Carter y Machol, sin saber, modelaron esa dinámica hace más de 50 años. La sinergia y confianza que produjo su novedoso estudio son tan críticas ahora como lo eran entonces.
"No es su trabajo confiar en mí", reveló Francis. "Debo ganarme eso. Porque, al final del día, solo hay un número limitado de decisiones que hace un coach, y van a impactar cómo es visto en su trabajo y en su trayectoria".
Parte de la evolución de la analítica tiene que ver con lo fácil que es ahora recopilar y entregar los datos.
Cuando Carter comenzó su proyecto en 1970, el proceso enteró tomó más de 160 horas. Burke refinó y modernizó la EPA durante el verano del 2008. Ahora, Francis puede ajustar reportes el día después del partido en tan poco tiempo como 15 minutos.
Pero, aunque el tiempo de procesamiento se ha acortado, el objetivo se ha mantenido igual desde aquellos días en Northwestern.
"EPA, desde una comprensión general a lo largo de la liga ahora, probablemente solo ha estado --siendo generosos-- en los últimos 10 años", explicó Francis. "[Carter] estaba tratando de descubrir estas cosas hace 50 años".